martes, 4 de septiembre de 2012

La propiedad privada y el salario son la misma cosa.


El salario es la forma dinero de los medios de subsistencia y condiciones de vida del obrero.
Físicamente el dinero puede estar en la caja o en el banco. En la contabilidad es una parte del capital circulante, la destinada al pago de los salarios. “[…] desde el punto de vista capitalista los medios de consumo  de la fuerza de trabajo [son] la forma natural de su capital variable”[1].
De modo que la forma natural de los medios de vida del obrero es una parte del capital, propiedad privada del capitalista.
La vida del obrero tiene dos formas: en sus manos, la forma salario; en manos del capitalista la forma de propiedad privada. En ambos casos son los medios de vida del obrero.
Pero los medios de vida, en la sociedad industrial capitalista, no es el Paraíso en que el único fruto que no se podía comer era el del árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2:17). Desde que se lo comieron hay que trabajar (Génesis 3:19). Para tener los frutos hay que labrar la tierra (Génesis 3:23). Los alimentos son productos del trabajo.
Y desde que Dios, siempre inconforme, quiso separar al hombre, no sólo del Paraíso, sino también de la naturaleza, los alimentos se compran en el mercado. Con el salario, que es la forma dinero del trabajo. Los medios de subsistencia son trabajo que se paga con trabajo.
El producto del trabajo del obrero (de la clase obrera) es propiedad privada del capitalista, como lo es el de los medios de subsistencia de la clase de los que trabajan. Todo ello es su capital, el capital de la clase de los capitalistas, con distintas formas: todas las formas de todos los productos. Dado que todos los productos son productos del trabajo que se paga con la forma salario, todo el capital (la propiedad privada) tiene en algún momento la forma salario del trabajo. Y todo salario tiene en algún momento la forma de propiedad privada.
“[…] el salario y la propiedad privada son idénticos […]”[2].
Su distinción deriva de que la actividad del obrero aparece vendida (enajenada) como una cosa separada de él, de su vida, en el contrato de salario. Trabaja para vender, como el comerciante compra para vender. Trabaja para enajenar su trabajo.
Son idénticos “porque el salario –en el que el producto, el objeto de trabajo, remunera el trabajo mismo- no es más que una consecuencia necesaria de la alienación del trabajo, y en el salario el trabajo aparece […] como el sirviente del salario”[3].

Edgardo Logiudice
Julio 2012



[1] MARX, Carlos. El Capital. Crítica de la Economía Política. Buenos Aires, Carrtago,1956. T. II, Pág. 395.

[2] MARX, Carlos. Manuscritos de 1844. Economía política y filosofía. Buenos Aires, 1968, Editorial Arandú, pág. 122.

[3] Íd. Ant.