lunes, 29 de julio de 2013

La cruzada del Doctor Bergoglio

La muerte que él causa es un beneficio para Cristo y la que recibe de él es su dicha verdadera. Un cristiano se honra en la muerte de un pagano porque Cristo es glorificado en ella y la libertad del Rey de reyes se pone de manifiesto en la muerte de un soldado cristiano pues llama al soldado para ofrecerle su recompensa. Por esta razón, el justo se regocijará viendo la venganza consumada.
 Bernardo de Claraval (San Bernardo), Elogio de la nueva milicia, 1128.


En el 2011 Benedicto convocó al Año de la Fe entre el 2012 y el 2013. Quería terminar con ello su proyecto de emitir una Encíclica por cada una de las virtudes teologales. Ya lo había hecho con la Esperanza y la Caridad, faltaba la de la Fe. El 29 de junio fue dada en Roma por Francisco con el título Lumen fidei, la luz de la fe. Bergoglio completa así la trilogía.
En realidad, dice el nuevo Obispo de Roma en el mismo documento, que Ratzinger ya la tenía casi terminada y que él sólo le añadió al texto "algunas aportaciones".

En realidad también el documento de Aparecida de CELAM 2007 que, parece opinión unánime, fue redactado por Bergoglio, basa gran parte de sus planteos en palabras de Benedicto, tanto como Papa como prefecto de la Congregación de la Fe, antes Inquisición y Santo Oficio.

En la biografía oficial del Vaticano se dice que Bergoglio estuvo en Alemania en 1986 para terminar su tesis doctoral, no obstante no se menciona su título. Según parece versaría sobre la obra de Romano Guardini. Este fue un teólogo que, nacido en Verona, sin embargo es considerado alemán pues allí estudió y enseñó. Ratzinger no sólo fue discípulo suyo sino que declaró que siempre quiso continuar sus enseñanzas.

Romano Guardini era agustiniano, "creo para comprender".  Se ha dedicado a burlarse de Feuerbach.
El Capítulo Segundo de la Encíclica de Bergoglio se titula "si no creéis no comprenderéis",  palabras del Profeta Isaías a quien propone leer a la luz de San Agustín, para rematar que la comprensión de la verdad no es a través de la razón sino del corazón. "Se ha visto que la luz de la razón autónoma no logra iluminar suficientemente el futuro; al final, éste queda en la oscuridad, y deja al hombre con el miedo a lo desconocido". 


« Con el corazón se cree » y la fe es la verdad. Y allí cita a Guillermo de Saint Thierry para firmar que el amor es la fuente del conocimiento. 

Vale la pena recordarlo.
Todos conocemos la desgraciada historia de Abelardo y Eloísa. Pero Abelardo no fue sólo quién perdió sus genitales por amor. A punto estuvo de perder la vida en la hoguera por una alcahuetería de Guillermo.
Pedro Abelardo decía: "La primera clave de la sabiduría es la pregunta asidua y frecuente... Dudando es como llegamos a la búsqueda, buscando es como percibimos la verdad". La fe debía ser explicada.
En esas explicaciones halló Guillermo que una buena cantidad de proposiciones de Abelardo constituían tamañas herejías. Cosa que le comunicó de inmediato a Bernardo de Claraval, luego San Bernardo, hombre fuerte de la Iglesia con llegada al Papa Inocencio II, Gregorio dei Papareschi.
A Bernardo le fue encomendado arengar a la Segunda Cruzada contra los infieles. ¡Total exterminio a los Paganos o definitiva conversión! fue su consigna.
 Abreviando. Que Abelardo tuvo que quemar su obra con sus propias manos y le fue prohibido enseñar de por vida.

"Siguiendo las enseñanzas de Guillermo de San Thierry, al que podemos definir como cantor de la caridad, aprendamos a conocer a Dios amándolo" dijo Benedicto, en Audiencia General el 2 de diciembre de 2009. "También entró en contacto personal con Abelardo, el maestro que aplicaba la filosofía a la teología de manera tan original que creaba desconcierto y oposición. El propio Guillermo manifestó sus dudas, solicitando a su amigo Bernardo que tomara posición respecto a Abelardo". 

 "Junto con san Bernardo de Claraval, también nosotros debemos reconocer que el hombre busca mejor y encuentra más fácilmente a Dios con la oración que con la discusión". Había dicho en la audiencia del 21 de octubre de ese año. Nada dice sobre el Elogio de la nueva milicia ni sobre la arenga.

Entre ambas audiencias, el 4 de noviembre, dedicó otra que versa sobre "Confrontación entre dos modelos teológicos: Bernardo y Abelardo".
Dice allí: " mientras que san Bernardo, típico representante de la teología monástica, pone el acento en la primera parte de la definición, es decir, en la fides —la fe—, Abelardo, que es un escolástico, insiste en la segunda parte, es decir, en el intellectus, en la comprensión por medio de la razón".
Abelardo, dice, "era un orador brillante: verdaderas multitudes de estudiantes seguían sus lecciones. De espíritu religioso pero de personalidad inquieta, su vida fue rica en golpes de efecto: rebatió a sus maestros, tuvo un hijo con una mujer culta e inteligente, Eloísa. Entró a menudo en polémica con otros teólogos, incluso sufrió condenas eclesiásticas, aunque murió en plena comunión con la Iglesia, a cuya autoridad se sometió con espíritu de fe".

Demasiadas coincidencias en el anti-intelectualismo de Francisco y Benedicto.
Claro que evangelización de hoy no precisa milicias, basta con que los obispos bailen.

La primera salida de Roma de  Jorge fue a Lampedusa el 8 de julio. Su denuncia más fuerte respecto a la situación de los migrantes forzados, en su Homilía fue:  "Antes de llegar aquí han pasado por las manos de los traficantes, aquellos que se aprovechan de la pobreza de los otros, esas personas para las que la pobreza de los otros es una fuente de lucro. ¡Cuánto han sufrido! Y algunos no han conseguido llegar".
Estaba en Lampedusa:  "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi"). Il gattopardo.

Este es el Papa del que algunos intelectuales pretenden apropiarse.


Edgardo Logiudice
julio 2013



martes, 16 de julio de 2013

Las formas de la Fe.

Hace ya tiempo que las iglesias han perdido el monopolio de la fe.
La Católica Romana, en beneficio del Estado, al menos desde el Siglo XII, cuando Graciano tuvo la malhadada idea recopilar en el derecho canónico las normas sueltas que por ahí andaban en un acto de afirmación de la diferenciación de las normas religiosas de las jurídicas. El asunto había comenzado, entre otros lugares en Bologna, donde los teólogos se fueron travistiendo en jurisconsultos y notarios. Y los fieles en mercaderes, depositando la suya, su fe, en los contratos para ser administrados por la Ley.
Cuando, en el Siglo XIV con Bonifacio VIII, la Iglesia pierde el poder temporal los Príncipes de la Ciudad-Estado y los reyes ya se encargaban de predicar y hacer cumplir la nueva fe de la Ley, ya no mosaica sino pedestre.
Pero también el Estado ha hallado quien le desplace: la publicidad para el consumo, el marketing y el branding. El logo es más creíble que el notario. No hay notario que haga el milagro de hacer consumir lo inconsumible. Por el contrario la publicidad se fagocita y digiere al Estado y a la Iglesia. A curas, escribanos y abogados, poniéndolos a disposición de sus anunciantes.

Por allí anda hoy la violencia simbólica, diría Bourdieu.

Edgardo Logiudice