lunes, 15 de junio de 2015

La FAO, la pobreza alemana y el premio a la soja. Lecturas indigentes y patas transgénicas.

FAO, Argentina: Índice de pobreza 4,7%
Presidenta Fernández de Kirchner: índice de pobreza 5%





La subalimentación en broma.

La distinción de la FAO ha sido tomada livianamente.
Por el gobierno como el resultado de una gestión exitosa, por el arco político ha sido ignorada. El periodismo, tanto oficialista como opositor, no pasó más allá de transcribir algunos párrafos del comunicado de prensa del organismo internacional.
Sólo el discurso de la Presidente en Roma, invitada a hablar por el titular de la FAO, despertó las voces, por un lado, del Jefe de Gabinete, que no se tomó la molestia de informarse sobre los métodos de medición de la pobreza, por el otro, de protesta por el índice de pobreza aludido por aquélla.
La exhibición de ignorancia irresponsable del abogado Fernández fue objeto, por parte del periodismo opositor y de pre-candidatos políticos, alguno a Presidente de la Nación, de chistes baratos que sólo podrían provocar una sonrisa en una revista de humor político para leer un fin de semana. Preparando un asadito nutritivo.
Los dichos de la abogada Fernández recurriendo a los datos del Indec, beneficiario ahora de una moratoria del FMI hasta el 2016, fueron respondidos con un unánime "la presidenta mintió", tanto por el radical-pro Senador Sanz como por el ideológicamente radicalizado Diputado Pitrola. Legisladores ambos.  
Ni unos ni otros parecen haber reparado en los propósitos, explícitos e implícitos, del Informe del que resulta la distinción. Que no son precisamente ni para algarabía ni para bromas. Se trata del Panorama de la Inseguridad alimentaria, no del Cuerno de la Abundancia. Es decir, sin eufemismos, estado del hambre en el planeta.
La Presidenta de la Nación no mintió. Tuvo la audacia de enmendar el error de la FAO: la pobreza en nuestro país es del 0,3% más de lo que dice el organismo de expertos internacionales. Tampoco dijo la verdad.

El Informe ha sido emitido en ocasión de haberse cumplido con algunos objetivos de programas alimentarios y, en especial, nada menos que de la subalimentación.
Subalimentación. Bastaba darle una ojeadita a la página web del organismo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.  El Informe destaca el cumplimiento de las metas, bastante humildes para los humildes, por los países de la región de América Latina y el Caribe (ALC), distinguiendo en particular a Argentina y Barbados.
El subtítulo de la versión del Informe en español parece una ironía: La región alcanza las metas internacionales del hambre.
Es justificado que la burocracia de los "organismos especializados" celebren, como éxito de sus recomendaciones, algunos números resultante de las estrategias económicas que han apoyado desde la década de los noventa: la introducción de los transgénicos.
No me parece justificada tanta ignorancia y tanto jolgorio frente al drama de la subalimentación. Ni una cosa ni la otra dan para comparaciones imbéciles ni bromas del mismo estilo.


La FAO, el FMI y la FIFA.

Quizá convenga comentar brevemente algunos procederes de la FAO para calibrar el carácter y la medida de la distinción tan celebrada.
El rol del organismo es tanto o más importante que la del FMI y el Banco Mundial, pues su materia es nada menos de la alimentación del género humano. Sin embargo su imagen es menos notoria que la de esas otras dos instituciones. Bien conocidas por nosotros y no precisamente por los méritos, aciertos y beneficios de su proceder. Ello no obstante los festejos a que dio lugar la aprobación del FMI de los nuevos métodos de cálculo del Índice de Precios al Consumidor urbano (IPC Nu) por parte del Ministerio de Economía, que demuestra que vamos haciendo bien los deberes. Según el Fondo.
Pero quizá no sea demasiado osado comparar una aprobación del FMI con un reconocimiento de la FIFA, dados los antecedentes del organismo. La imagen de la FAO no parece tan clara, salvo para muchos movimientos campesinos que denuncian desde hace largos años su accionar, auspiciando las políticas de grandes transnacionales como Cargill, Dupont y Monsanto. Sin embargo la distinción de la FAO también se parece bastante si tenemos en cuenta quiénes son sus expertos asesores.


Asesores de la FAO.

Durante el gobierno de Carlos Menem se creó al Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA).  Su entonces Secretario de Agricultura, Felipe Solá, autorizó la introducción de la soja transgénica. Entrevistado por Horacio Verbitsky en mayo de 2009 afirmó que el expediente de la CONABIA se sustentó en los informes de Monsanto, 108 de las 136 fojas le pertenecen. Están escritas en inglés[1]. La aprobación de la nueva versión de la semilla en 2012 fue otorgada con el mismo procedimiento.
Una buena obra de la "soberanía alimentaria" que mentó la abogada Cristina Fernández.

 En noviembre de 2014 El Subsecretario de Agregado de Valor y Nuevas Tecnologías destacó la mención de la CONABIA como Órgano de Referencia Internacional sobre Organismos Genéticamente Modificados otorgada por la FAO[2]. Los órganos de referencia son los asesores para las políticas del organismo.
La Comisión "analiza y evalúa las solicitudes presentadas para desarrollar OGM (organismos genéticamente modificados). En base a información científico técnica y a datos cuantitativos respecto de la bioseguridad del OGM emite un dictamen".
CONABIA tiene 47 integrantes "expertos", más de la mitad, 27 de ellos pertenecen a empresas o tienen vinculación con las mismas firmas que deben evaluar para aprobar la introducción de nuevos OGM.
El periodista especializado Darío Aranda realizó un análisis pormenorizado de todas esas vinculaciones que fue publicado por el periódico de la CTA[3]: Transgénicos, un negocio atendido por sus dueños
El miembro de la Comisión "Miguel Alvarez Arancedo es ingeniero agrónomo recibido en la UBA. Participa en la Conabia como parte de Casafe (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes). Su lugar de trabajo real es Maipú 120, la oficina de Monsanto Argentina. Arancedo es desde 2004 el director de Asuntos Regulatorios de la principal multinacional transgénica del mundo […] En marzo de 2012 Arancedo celebró que la nueva soja de Monsanto (Intacta RR2 Pro) comenzaría a sembrarse en breve y se refirió al sistema de liberación del transgénico:«Tenemos la aprobación de Conabia, así que venimos muy bien con los tiempos…»".
De este modo no sólo Monsanto, sino Syngenta, Bioceres, Pionner, Dow, Bayer, Dupont, son quienes asesoran a la FAO con el aval oficial del Ministerio de Agricultura.
Creo que no sería muy desacertado afirmar que la distinción tan celebrada ha sido otorgada por Monsanto y las demás transgénicas, beneficiarias privilegiadas de la lucha por "erradicar el hambre", principal objetivo del organismo encargado de la agricultura y la alimentación.


El Informe de los "expertos".

Y esto está claro en el propio informe.
Es indudable, y no caben chicanas, que los índices de pobreza, indigencia y subalimentación han descendido en la región, desde la década del noventa en que la FAO comenzó a recoger estadísticas.
No es éste el lugar para comentar la metodología con que se elaboran los índices. Lo cierto es que parecen muchas y serias las críticas de algunos especialistas, al punto que el mismo organismo hace explícita su defensa.
Como vimos, el Informe se refiere al estado de la región respecto a la subalimentación. Entre las causas que coadyuvan a su descenso se hallan los ingresos. Su monto es uno de los índices de medición de la pobreza y parece indudable que éstos, aunque en forma despareja, han crecido en la región. Superan los 4 dólares diarios.

Existen diferencias en las formas de medir entre el Banco Mundial y la Cepal, siendo ésta última algo más exigente en los requisitos para establecer las fronteras de la pobreza. Los cuadros estadísticos de la FAO toman como fuente sus datos.
No obstante si, para la región, los datos del Banco Mundial son de 24,3% para la pobreza calculando un ingreso de u$s 4.- por día y de 11,5% para la pobreza extrema a razón de u$s 2,50 diarios, para la FAO son de 28% y 12% respectivamente, con las mediciones más estrictas de la Cepal. Vale decir que el cálculo de ingresos ronda los mismos valores: con poco más de cuatro dólares diarios nos alejamos de la pobreza, ciento veinte dólares al mes, cualquiera sea el color del billete.

Esto nos da una idea de lo que estamos festejando. De la miserable distinción y de lo miserable de los datos tan grandilocuentes.


Las medidas del hambre.

De esto último es un ejemplo el conteo de los subalimentados de Brasil, después del hambre cero de Lula.
El hambre tiene distintos nombres pero en casi todos los casos está vinculado a la pobreza.
Desnutrición y subalimentación son los más comunes y están ligados a la extrema pobreza.
La FAO, entre los riesgos de la Seguridad Alimentaria, da cuenta de un índice de la prevalencia de subalimentación.

Subalimentación significa hambre por carencia de alimentos que, cuando en un país se producen suficientemente, se debe fundamentalmente a la falta de ingresos, salvo que se exporten o no se destinen a consumo humano (por ejemplo a consumo animal o industriales -biocombustibles, etc.-). Hambre significa insuficiente ingesta alimentaria de calorías y micronutrientes.
La subalimentación por falta de ingresos nos ubica en la pobreza extrema.             
La prevalencia de subalimentación es la resultante de un cálculo de probabilidad. Simplificando, lo probabilidad que surge de confrontar la disponibilidad de alimentos con la posibilidad a su acceso económico, de la que resulta, tomando en cuenta los datos de población, un valor que estima el grupo afectado por los subalimentados.  
La FAO no sólo establece ese valor, que para la meta actual es de menos cinco (<5), sino el números de personas que representa[4].

Para Brasil, como para Argentina y otros países de la región, la meta resulta cumplida. Pero en los cuadros que avalan el Informe el número de afectados aparece como n/s, es decir no significativo.
Comentando este mismo informe la Ministro de Desarrollo Social y Lucha contra el Hambre de Brasil, Tereza Campello, dijo "Entre los más populosos, el País también es el que presenta la menor cantidad de personas subalimentadas. Sólo 3,4 millones en Brasil…"[5].

Casi tres millones y medio de seres humanos subalimentados en el país que es el tercer gran exportador de alimentos elaborados es, para la FAO un valor no significativo.  
La ministra de Dilma se ufana de ello. "Poco menos -dice- del 10% de la cantidad total de América Latina, 34,3 millones". Esta es la cifra que contabiliza la FAO. Equivale a la suma de la población de Perú y Uruguay.
     

Argentina en el Informe.

La FAO es la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (Food and Agriculture Organization of the United Nations).
Sus estudios respecto a la alimentación y la pobreza se enmarcan en el vínculo con el desarrollo agrícola.
Lo que celebra el organismo respecto a la región y, en particular, a nuestro país es el éxito de la producción agrícola desde la década del noventa en su "lucha" por la erradicación del hambre. Allí la producción agrícola argentina tiene el lugar más destacado, el descenso de las tasas de pobreza es para la FAO la consecuencia directa.

El crecimiento gigantesco de la producción de alimentos en América Latina y en particular en nuestro país ha coincidido con la introducción de los organismos genéticamente modificados. Y en ese rubro nuestro país es pionero. De modo que la deducción es sencilla. Y así lo festeja, en este caso justificadamente, el vocero de Monsanto y los OGM, Ingeniero Huergo en el diario del monopolio: "El premio de la FAO es a la Segunda Revolución de las Pampas". Es decir: OGM, siembra directa y glifosato. Cada vez más herbicidas porque las malezas testarudas lo resisten.

Durante años la Organización Mundial de la Salud negó los efectos perjudiciales para la salud de ese producto estrella de Monsanto. Recientemente la Agencia Internacional para la Investigación sobre el cáncer (IARC), que depende de la misma OMS, informó que “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin). También causa daño en el ADN y en los cromosomas de las células humanas”.
El Informe de la FAO no hace mención a ello.
Argentina es primer exportador mundial de harina de soja, superando a Brasil y EE.UU.
Primer exportador mundial de aceite de soja, superando a Brasil. Segundo productor mundial de biodiesel a base de soja, tercer productor mundial de poroto de soja…Figuran también otros honrosos puestos en el medallero de maíz, girasol…
El Informativo Semanal de la Bolsa de Cereales de Rosario del 5 de diciembre pasado publica estos datos bajo el rubro Commodities, evita así la hipocresía de computarlo como alimentos[6]
Estamos en el contexto de los agronegocios, no en el de la erradicación del hambre.

Pero el Informe tan celebrado debe reconocer que " 167 millones de personas se encuentran en condición de pobreza. Lo más preocupante de esta situación es que la indigencia creció levemente en los últimos dos años, hasta alcanzar el 12% de la población, un aumento desde 66 millones de personas en 2012 a 71 millones de personas en 2014".
Esto significa para nuestro país, conforme al mismo Informe, y teniendo en cuenta la aclaración que hace en el sentido de que las cifras corresponden solamente a las zonas urbanas, casi 700.000 compatriotas indigentes.
Festejar el Informe significa aceptar también que la desnutrición crónica en menores de 5 años ha aumentado del 7,1% al 8,2%. Y esto a pesar de que la población rural, generalmente la que más la sufre ha descendido en más de 700.000 personas.
Eso sí, "Argentina es exportador neto en materia agroalimentaria".


Miseria política.

Frente a estos pocos datos, los homenajes y las chacotas, quizá podría establecerse un cálculo de desnutrición crónica de la clase política argentina.
Todos muy cachondos y jaraneros frente al crimen que significa muertos de hambre en medio de la abundancia de alimentos en aras de los derivados y futuros financieros basados en el destierro de campesinos, la degradación de la tierra y la salud del género humano.
Desde este punto de vista resulta doloroso, muy doloroso, que la izquierda, ni la vieja ni la nueva, sobre todo la más joven, se haga cargo de esto seriamente.
Simplemente creo que la política excede en algo a twitter, facebook y alguna consignita electoralera, entrando en el juego propuesto por hipócritas e ignorantes. Que conduce a miserabilidades tan pequeñas como pelearse por ser cabeza de ratón, para peor imaginario.

Estamos hablando del papel del país donde vivimos, de la región, de la "patria grande", en la salud, la vida del género humano. ¿Saben qué? - como dice la presidenta- De mi nieto.


Edgardo Logiudice
junio 2015.     




[1] http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-124649-2009-05-10.html
[2] http://www.minagri.gob.ar/site/agregado_de_valor/biotecnologia/index.php?edit_accion=noticia&id_info
[3] Periódico CTA N° 107, noviembre-diciembre 2014, Págs. 10/11.
[4] https://coin.fao.org/coin-static/cms/media/21/14283272174920/boletin_san_01-2015_fao_mxico_.pdf
[5] http://www.brasil.gov.br/cidadania-e-justica/2015/05/fome-cai-82-no-brasil-destaca-relatorio-da-onu
[6] http://www.bcr.com.ar/Pages/Publicaciones/infoboletinsemanal.aspx?IdArticulo=1136