donde
los estados ejecutan las estrategias de los grandes grupos financieros que los
"asesoran". Cuando no son dirigidos directamente por sus mismos
directores ejecutivos o socios. Tal el caso de Mario
Draghi, actualmente el Presidente del
Banco Central Europeo. Fue vicepresidente y socio de Goldman Sachs, uno de los cuatro bancos de inversión más
importantes del mundo. Este grupo, bajo su vicepresidencia, "asesoró"
al gobierno griego en el año 2002 para maquillar la deuda a fin de que Grecia
pudiera entrar en el euro. Fue Director General del Tesoro italiano.
Uno de los
últimos informes del Directorio Ejecutivo del FMI[1],
suscitado particularmente por la situación actual de Argentina, analizó el
documento del personal "técnico" para el fortalecimiento del marco contractual para las
reestructuraciones.
El principal equipo "técnico"
puesto de relevancia por el Directorio del FMI es la Asociación Internacional de Mercados de
Capitales, que recientemente ha publicado un modelo de cláusulas
contractuales (Cláusulas ICMA). Entre sus miembros figuran nuestros propios Agentes Organizadores del Canje
designados en el 2005 por nuestro entonces Presidente: Barclays, Merrill Lynch
y UBS. Además de bancos de inversión americanos como Goldman Sachs, JP Morgan
y Morgan Stanley.
Las nuevas
reglas fueron formuladas por JP Morgan, Citibank, Merril Lynch, los principales
bancos comerciales y los Bancos Centrales de más de 50 países.
El informe no
hace referencia a la tan mentada Resolución de la Asamblea General de las
Naciones Unidas sobre la posibilidad de un marco
legal para las restructuraciones, recientemente dictada. Es decir, ignora
una decisión de lo que, en teoría, es el órgano internacional más importante de
los estados soberanos.
Sin embargo este
órgano, por el contrario, se guía por las recomendaciones del Fondo asesorado
por Goldman Sachs, JP Morgan y Merril Lynch. La Resolución reconoce
expresamente "la labor realizada por el Fondo Monetario Internacional…a
fin de formular una propuesta con respecto a un mecanismo de reestructuración
de la deuda soberana"[2].
Parece ser que es
acá donde se produce la basura. Los
mismos carroñeros producen la carroña. Entre los bancos, los gobernantes y
los fondos que dirigen el proceso.
QE es la sigla de
una herramienta de política monetaria denominada Quantitative Easing, algo así como relajación o flexibilidad o
expansión cuantitativa. El primero en utilizarla fue Japón en 2001.
Solemos leer en los diarios que la Reserva Federal de los
Estados Unidos baja las tasas de interés con el objeto de reactivar la
economía. Simplificando, se desanima el ahorro para que el dinero vaya al
consumo y, de allí, a la producción. En realidad la reducción de las tasas de
interés tienen el fin de desalentar que los bancos privados mantengan sus
fondos depositados en los bancos centrales y los vuelquen al mercado. En teoría
la mayor oferta de dinero baja su costo, el interés; en suma, se abarata el
dinero que, al no producir renta iría al consumo.
Pues bien, Mario Draghi, Presidente del B.C.E., llevó la tasa
de interés a menos de cero y anuncia la
compra de bonos de deuda soberana y cédulas hipotecarias, a instancias del
Fondo Monetario Internacional.
Menos de cero, tasa negativa, significa que si los bancos no
retiran sus depósitos pagan una multa. Comprar bonos de deuda soberana y
cédulas hipotecarios es aligerarles la mochila pagando por aquello de lo que no
se pueden desprender. La Reserva Federal compró títulos de las hipotecas subprime, con alto riesgo de impago. Los
bancos y los fondos, que los logran a bajo interés, tienen así liquidez, plata
fresca.
Sin embargo, Europa no termina, o no empieza, a salir de la
crisis. El consumo se recupera muy lentamente. El desempleo no baja. "Los
resultados en la zona euro son decepcionantes".[3]
Las inversiones no van a la producción. El dinero barato va a
la financiación de la compra de ciertos activos que, de este modo, disparan sus
precios y "hacen más inestable el sistema financiero", describe Larry
Elliott del The Guardian. En
realidad, dice, por la misma razón la QE
no ha funcionado ni en Estados Unidos ni en el Reino Unido.
En suma, el Central europeo, como otros centrales proporciona
dinero para la especulación.
En este negocio derivado de las medidas del Banco Central
Europeo está metido el Bank of America Merrill Lynch. El Bank of America compró
Merrill Lynch en 2008 cuando ésta iba a ser arrastrada por la crisis de las
hipotecas subprime sin poner al tanto
a sus ahorristas de la situación. Fueron juzgados varios directivos.
También el JPMorgan Chase que, también después de aquella
crisis, se benefició con el mayor "salvataje" de la historia de la
Reserva Federal para eliminar competidores.
Pues bien, esas dos angelitos son los que están liderando en
Europa el negocio de bonos "chatarra". Están aprovechando simplemente
que, dado que los bancos mantienen bajas tasas de interés, los inversionistas
ponen la vista en activos más riesgosos que, naturalmente pagan más intereses.
El Bank of America y JPMorgan se encargan de ponerlos en la plaza.
"Bancos griegos, constructoras españolas y aserraderos
alemanes insolventes están aprovechando el mercado" dice Elliott.
Es decir esos bancos financieros colocan deudas de deudores insolventes que no consiguen créditos
bancarios y pagan altas tasas.
Merril Lynch y JP
Morgan, como vimos están en la Asociación
Internacional de Mercados de Capitales, que asesora al FMI.
Ambos bancos no operan así solamente en Europa, con el mismo
dinero barato lo hacen en Medio Oriente y África.
Hamid Rashid, de Bangladesh, asesor económico del
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, es
discípulo de Joseph Stiglitz Premio Nobel de Economía 2001, con él escribió en
junio del año pasado "Los endeudados de riesgo del África
subsahariana" (Sub-Saharan Africa’s Subprime Borrowers).
Sostienen que, a partir de la emisión de bonos de Ghana en
2007, se "desencadenó una orgía de endeudamiento soberano en la
región".
"¿Por qué los
prestadores han considerado de repente dignos de interés esos países?" se
preguntan. "Como la flexibilidad cuantitativa [la famosa QE que describí] ha reducido los tipos
de interés a unos niveles mínimos sin precedentes…se trata de otra y más obscura manifestación de la búsqueda de
rendimiento de los inversores".
Atribuyen
el hecho de que los países africanos recurran a esa orgía de endeudamiento a
las
las condiciones -cuyas rigideces y consecuencias conocemos
bien por aquí- que estos organismos imponen no los hacen nada atractivos para
los africanos. La insuficiencia de "préstamos en condiciones
favorables" del Fondo Monetario y el Banco Mundial. Aparecen entonces los
Bank of America-Merril Lynch, JPMorgan o similares con el dinero adquirido
gracias a la flexibilidad cuantitativa. El FMI y los bancos centrales le prepararon
el camino.
"De hecho todo esos emisores subsaharianos de bonos
soberanos tiene calificaciones crediticias «especulativas»,
lo que sitúa sus emisiones en la categoría de «bonos basura»
e indica un riesgo importante de suspensión de pagos".
Si recordamos que el Morgan y el
Merril Lynch asesoran al Fondo se cierra el círculo productivo de la basura.
Pero aparece el miedo de no
cobrar, es decir de que se tengan que comer
su propia carroña.
El 8 de octubre el Fondo dio a
conocer un informe sobre la estabilidad financiera mundial.
Sostiene que pasados seis años
de la crisis financiera del 2008 la recuperación económica, si bien ha logrado
alguna mayor inversión productiva y cierto grado de consumo, es limitada y
desigual. Algo más alentador en Estados Unidos y Japón pero no en Europa y los
"mercados emergentes".
"Un período prolongado de bajas tasas de interés y
otras políticas de los bancos centrales ha
fomentado la acumulación de excesos
en la asunción de riesgos financieros"[4].
"Los riesgos para la estabilidad financiera se
están desplazando del sistema bancario a la banca
paralela, que está menos regulada. Por ejemplo, los fondos comunes de
inversión y los fondos cotizados en bolsa que se centran en actividades de
crédito…".
Puede haber una "marcada
caída de precios" . "Este escenario adverso sería perjudicial para la economía internacional
y podría llegar a poner en peligro la
estabilidad financiera mundial".
Insta, por
lo tanto, a las autoridades bancarias y a los fondos paralelos a autoregularse, a establecer políticas
prudentes en la asunción de riesgos. "Deben estar preparadas para
garantizar que gozan de la facultad legal
… para recurrir a los instrumentos macroprudenciales…y deben estar
dispuestas a actuar aun cuando las
medidas sean muy impopulares".
Responsabilidad
empresaria para no ahogar al deudor, con fuerza
de ley para tomar medidas desagradables para quienes creen que el dinero
produce dinero.
Parece que a esto se reducen todas estas jeremiadas
que se nos presentan como apoyos contra los fondos buitres. Todos quieren
cobrar.
La reestructuración soberana y el canon de Adam
Smith.
"…el mecanismo menos
deshonroso para el deudor y menos perjudicial para el acreedor”.
Anne O. Krueger, Subdirectora
del Fondo, recordaba en el 2002, el filosofema de Adam Smith: en caso de
quiebra el deudor con la honra y el acreedor con los pesos.
En vísperas de la navidad del
2001 Rodríguez Saá declaró la suspensión de pagos.
Por entonces ya Elliott
Associates, el conocido Paul Singer, había comprado bonos de la deuda de Perú y
había logrado, de la Corte de Apelaciones de Bélgica, un fallo similar al que
hoy nos tiene bloqueados.
Cinco
meses después y nueve antes de la quiebra anunciada por el puntano, el Fondo
alertaba que el éxito obtenido por Elliott, obligando a Perú a pagarle "podría
alentar a otros titulares de bonos a resistir las reestructuraciones futuras".
"Algunas instituciones privadas -a las que se
conoce como «buitres»- se especializan precisamente en esa táctica de bloqueo",
decía[5].
Aunque
consideraba auspiciosa para el desarrollo económico la participación de los
fondos, concluía diciendo "Las crisis financieras no van a
desaparecer".
Y no
desaparecieron.
Un año
después el Fondo recomendaba reestructurar las deudas soberanas con cláusulas
contractuales para evitar los casos de bloqueos.
El objetivo
sigue siendo el de Adam Smith que, traducido por Anne Krueger, olvida la honra
y se remite a la producción.
"Un
mecanismo que permita a los acreedores preservar
mejor el valor de sus créditos, y a los deudores reducir al mínimo la pérdida de producción durante el período de la
reestructuración es beneficioso tanto para los acreedores como para los
deudores".
Clarito,
clarito. Si no hay producción no hay pago. Para honrar la deuda hay que trabajar.
Lo cierto es
que la honra, una vez perdida, nunca se recupera íntegramente, alguna mácula
queda. Nótese que Adam Smith pretendía sólo atemperar la deshonra. Como la
costurerita de Carriego, que dio aquel mal paso para no volver.
Menem y
Cavallo habían dejado listos los decretos y las leyes para instrumentar el desendeudamiento. Con esas bases legales
se elaboró el canje. No fue necesario deshonrarse más para renunciar a la
soberanía. Las leyes menemistas ya habían preparado el camino del pago, Saá
cantó la tosca y Néstor vino a salvar la honra, a pagar bah!.
El artículo 3° del decreto 1735 de 2004, firmado por el
entonces Presidente de la Nación, autoriza "la prórroga de jurisdicción a favor de los tribunales
estaduales y federales ubicados en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de
América; los tribunales ubicados en la ciudad de Londres, Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda del Norte, y los tribunales ubicados en la ciudad de Tokio, Japón,
y la renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana…".
Una deshonra moderada, quizá.
Después de todo, soberana no es la nación sino la deuda.
Con la
reciente reforma del Código Civil la declinación de la soberanía queda
blanqueada.
La
posibilidad de renunciar a la jurisdicción es ley de fondo con carácter
permanente (Capítulo 29). Hasta es posible renunciar
al uso del idioma.
Los Agentes Organizadores del Canje irían a ser Barclays Capital Inc., Merrill Lynch,
Pierce, Fenner & Smith, Incorporated y UBS Securities LLC. Agente
de Canje, Fiduciario y
Agente de Pago The
Bank of New York.
El canje sería también el menos perjudicial para el acreedor.
En marzo del
año pasado el Centro de Estudios de la
situación y perspectivas de la Argentina de la Facultad de Ciencias
Económicas de la U.B.A. con la dirección del investigador Doctor Alberto
Müller, miembro del grupo Plan Fénix,
y consultor del Poder Ejecutivo, produjo un documento de trabajo: Default y reestructuración ¿Cuál fue la real
quita de la deuda pública argentina?.
Allí se
advierte que para abordar los complejos métodos de cálculo "se
presentaron …dificultades considerables, por la carencia de información suficiente (además de algunas aparentes
contradicciones) acerca de los prospectos de los bonos que ingresaron al default".
No obstante
se sostiene que "en relación al monto rescatado, la emisión de
nueva deuda representa una quita en
términos nominales de 46%". Y aclara "Estas evidencias no son sin
embargo suficientes como para aquilatar el efecto de las operaciones de canje,
por cuanto no consideran la carga efectiva de servicios emergentes. Por
ejemplo, una quita nominal elevada puede verse compensada con un compromiso de
servicios muy oneroso, en términos de los intereses cobrados". Para
rematar afirmando que "la quita obtenida mediante el canje de la deuda
externa declarada en moratoria en 2001 ha
sido moderada, y que se encuentra incluso por debajo de lo que habría
correspondido[de haberse aplicado otros criterios]".
En suma, lo logrado ha sido la conocida bicicleta. Onerosa,
con tasas de interés crecientes y con
una hipoteca descomunal hasta el año 2045, con fuertes concentraciones de
vencimientos entre el 2015 y 2019, con otro pico a partir de 2024.
El documento no descarta la probabilidad de una nueva
reestructuración. "De ser así, la cuestión de la deuda argentina volvería
a estar en el tapete. La paradoja será que el
alto costo que impone el sistema financiero internacional tendrá poca
correlación con lo moderado de la quita de la deuda y el cumplimiento de sus
servicios por parte de la Argentina".
Moderada la quita, en homenaje a Adam Smith.
Sobre lo que se presta y lo que
se cobra.
La carroña de ellos es el
trabajo nuestro.
Todos los discursos sobre estas
presuntas regulaciones sobre las reestructuraciones señalan la necesidad del
desarrollo productivo.
La producción es la excusa de la
inversión especulativa pero la necesidad real al tiempo de cobrar.
Lo
decía Anne Krueger, "Un
mecanismo que permita a los acreedores preservar
mejor el valor de sus créditos, y a los deudores reducir al mínimo la pérdida de producción durante el período de la
reestructuración es beneficioso tanto para los acreedores como para los
deudores". Lo dijo Timmerman, "Todos sabemos…que un país quebrado no está en condiciones
de devolver lo prestado… las finanzas no
son posibles sin la producción".
Pero lo cierto es que los que pusieron capital quieren
capital y los que pusieron dólares tendrán dólares de la misma especie.
Capital financiero. Si el dinero no es un árbol que dé
frutos, como puede aparecer a alguna visión más o menos fetichista, la de la
ideología jurídica, por ejemplo, cuando se afirma que los intereses con los
frutos civiles del dinero, entonces el capital ha de provenir de otra fuente.
Es probable que Marx tuviese razón y los intereses no sean
más que una parte de la ganancia del productor industrial, que no es sino una
forma de la apropiación del trabajo ajeno a través del salario, que es lo que
define el modo de producción capitalista industrial.
Si esto fuera así, entonces el capital financiero no sería
otra cosa que trabajo acumulado. Simplificando, claro.
Pues bien, los prestamistas de las deudas soberanas quieren
cobrar en la misma moneda que prestaron, trabajo acumulado, producción.
Y es posible que sea así, que Marx no se haya equivocado
tanrto, dado el interés en que el deudor siga produciendo. Y el miedo que
manifiesta el Fondo Monetario a una nueva crisis financiera (desestabilización,
dice) porque las economías productivas no crecen lo suficiente para soportar,
sustentar la carga de las deudas.
Lo que produce el capital financiero, todo el capital financiero, toda esa ingeniería de bancos, de banca
paralela, de bancos centrales, de organismos internacionales y de gobernantes
gestores de pago, ya lo vimos, es basura, chatarra.
Pagar la deuda, para los dominados, es pagar toda esa carroña
con trabajo.
En The New York Bank
o en el Nación de Rivadavia y 25 de
Mayo. Es una pena, está tan cerca de Balcarce 50.
Edgardo Logiudice
Octubre 2014