viernes, 2 de octubre de 2015

Gramsci, Ernst Bloch, las utopías, el orden y los bomberos de Lampedusa.

Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi. Mi sono spiegato?


Ernst Bloch

En 1977 el estudioso alemán Arno Münster, un discípulo, publica una selección sistematizada de entrevistas realizadas a su maestro Ernst Bloch entre los años 1965 y 1976. En 1984 fue traducida al italiano[1].
El autor de El principio esperanza decía en una de ellas: "La utopía no es un mito; sobre todo, tratándose de la utopía concreta […] representa un principio de lucha. Reenvía a cuanto de nuevo ha permanecido aun inexplorado […] es una fuerza social que juega su rol aun cuando no sea siempre reconocida como tal. La utopía de una vida distinta y mejor ha sido siempre revolucionaria".
"La esperanza no es fe. […] No se posee jamás la seguridad, pero cuando no se tiene ninguna esperanza, todo hacer es imposible". "Se trata de comprender como lo posible puede ser posible. […] la articulación de lo posible, latente en el presente".
Ni mito ni fe, indagar la posibilidad, lo inexplorado de lo posible, de lo nuevo. No el posibilismo de la imposibilidad de los hechos sólo posibles y seguros y el mito y la fe como fáciles coartadas que aparentan esperanzas donde no las hay.


Gramsci

Manuel Sacristán llamábase a sí mismo grande garabatero, siendo para él garabatos sus textos manuscritos. De éstos se conservó uno inédito hasta 1998. Escrito a finales de los sesenta lo había titulado El Orden y el Tiempo. Introducción a la obra de Antonio Gramsci (1891-1937) [2].
En los fragmentos que se conservaron, que por diversas razones Sacristán no quiso publicar como la introducción a su célebre Antología editada en México en 1970, éste sostiene que el "motivo rector del pensamiento y la práctica del fundador de L´Ordine Nuovo [es] el problema del orden de la vida de los hombres, el tema de la caducidad del orden viejo, y el de los tiempos con y en que puede aparecer el orden nuevo".
Recordaba Sacristán que dos años antes de aparecer L´Ordine Nuovo lo hace el ya legendario periódico, del que sólo se publicó un número, La Città Futura. El joven Gramsci escribió allí sobre las utopías y el orden. La intención, señala, era "educar a los jóvenes socialistas en la justificación de la tendencia a la utopía, aun sin caer en ella". Decía allí el sardo de algunas utopías que "no tenían base porque eran demasiado analíticas", "el defecto … consiste en creer que la previsión puede ser previsión de hechos" y "no es concebible una voluntad colectiva que no tenga un objetivo universal concreto".
En ese texto, titulado "Tres principios, tres órdenes", decía "La palabra orden tiene un poder taumatúrgico". Tiene que tener algo prodigioso, presentando el desorden reglado como orden humano, y evitar así la conciencia de la explotación. "Los socialistas no tienen que sustituir un orden por otro. Tienen que instaurar el orden en sí". Un orden humano que, como objetivo universal concreto, una voluntad colectiva que sustituya con él el viejo orden.


Laclau

"Cuando la gente se siente muy afectada por un proceso de desintegración social, finalmente lo que necesita es algún tipo de orden. Que orden prevalecerá es una consideración secundaria". Lo decía Ernesto Laclau en una entrevista de Tiempo Argentino el primero de octubre de 2011.
Poder taumatúrgico del orden. Prodigio de los hechos, cualesquiera que sean, inmediatamente posibles, que restauren el orden que restará tan desordenado como estaba. Pragmatismo del statu quo del orden impostado. Que sustituye la utopía por el mito y la esperanza por la fe. Impostación de cambio que ahoga cualquier  voluntad colectiva de un orden humano nuevo.
Conservación del desorden del que las crisis políticas y económicas no son más que el síntoma del desorden inhumano de la barbarie naturalizada del hambre, la desigualdad, a degradación, la violencia, la muerte. De humanos, del género llamado humanidad.


Giuseppe Tomasi

En 1963 Luchino Visconti hizo famosa la única novela de Giuseppe Tomasi, Príncipe de Lampedusa, escrita entre 1955 y 1956 y publicada en 1958, después de su muerte: Il gattopardo[3]. Un leopardo, cuya figura era el centro del escudo de armas de su familia. Y, de su familia, el bisabuelo es quien inspira el protagonista. En la ficción un Príncipe siciliano de la Casa de los Salina, nobleza decadente de aires aristocráticos, en la isla que era parte aun del Reino de las Dos Sicilias bajo los Borbones.
1860 es tiempo del Risorgimento, de la liberación y la unificación de Italia. La unificación va adelante en nombre de los Savoya, el Rey Vittorio Emanuele II.
Tiempo también de ascenso de la alta burguesía de la isla. Y la aristocracia busca componendas, no todas del agrado de nuestro a veces nostálgico Príncipe.  
Garibaldi desembarca en Marsala al frente de sus Mil voluntarios. Un sobrino del viejo noble, Tancredi, se alista en las tropas de camisas rojas.
El aristócrata ha visto el cuerpo destrozado de un soldado caído. Su sobrino está a punto de partir al frente.

El Príncipe tuvo una de sus acostumbradas visiones repentinas; una escena cruel de guerrillas, descargas de fusilería en el bosque, y su Tancredi por los suelos, con las tripas fuera como el desgraciado soldado.
- Estás loco, hijo mío. ¡Ir a mezclarte con esa gente! Son todos unos hampones y unos tramposos. Un Falconieri debe estar a nuestro lado, por el rey.
- Por el rey, es verdad, pero ¿porqué rey?...Si allí no estamos también nosotros-añadió- esos te endilgan la república. Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie. ¿Me explico? …Hasta pronto. Volveré con la tricolor.

Luego del triunfo de Garibaldi, el gobierno central envía al funcionario Chevalley  para ofrecer al Príncipe, escéptico en cuanto a posibilidades de modernizar Sicilia,  una senaduría que éste no acepta. Terminado el encuentro

Chevalley pensaba:
«Este estado de cosas no durará. Nuestra administración nueva, ágil y moderna cambiará todo.»
El príncipe estaba deprimido:
«Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre…Y luego será distinto pero peor. Nosotros fuimos los Gatopardos, los Leones. Quienes nos sustituyan será chacalitos y hienas, y todos, gatopardos, chacales y ovejas, continuaremos creyéndonos la sal de la tierra.»

Así es como nace, desde la única novela póstuma escrita por un ignoto literato amateur, una expresión que alcanza el rango de categoría política. Redondeada con otras reflexiones:

¿Y ahora que ocurrirá? Bah, tratativas salpicadas de escopetazos innocuos y, después, todo será lo mismo mientras todo estará cambiado.
Sucederían muchas  cosas, pero todo habría sido una comedia, una ruidosa y romántica comedia con alguna manchita de sangre sobre el bufonesco disfraz.
Para que todo quede como está. Como es en el fondo: solamente una imperceptible sustitución de grupos.

El viejo noble había descubierto una estrategia del orden del desorden: los bomberos disfrazados de incendiarios. Héroes de batallas libradas por otros. Para otro monarca.


Tsipras

En estos "tiempos comprimidos" en la expresión de David Harvey, algunos procesos políticos expresan en forma sintética y acelerada lo que hasta no hace mucho tiempo demandaba algunos años. No ya el largo proceso del Risorgimento, sino de algunos acaecidos por estos pagos, mejor conocidos por nosotros, cuyo sentido se evidencia después de algunos años.
Grecia parece ser, aunque con sus especificidades claro, una muestra de ese tiempo comprimido en nueve meses. Los hechos son conocidos. En dos de los países más pobres de Europa, castigados por crisis financieras, onerosos "rescates" y fuerte corrupción, surgen dos movimientos que hacen temblar las barbas de los que manejan el orden del desorden: Podemos y Syriza. Movimientos que se proclaman algo nuevo, irrumpen como un sismo de radicalidad. Los hechos son conocidos.

Gabriel Puricelli, vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas, ha analizado las recientes elecciones que confirman a Tsipras como Primer Ministro de Grecia[4].

"La única bandera que queda incuestionablemente  en pie del programa económico original de Tsipras es el reclamo de una quita de la deuda".
"…el mandato recibido en las elecciones de enero se había revelado de imposible cumplimiento: no era posible rechazar en sus términos principales el acuerdo con los acreedores y al mismo tiempo seguir en el euro".
"La mayoría [de Syriza] planteó mantenerse en el euro y realizar correcciones minimalistas al ajuste puesto como condición por el Eurogrupo".
"Una minoría … de los griegos, los suficientes como para darle la posibilidad de formar una mayoría parlamentaria, estuvo esta vez de acuerdo con Tsipras. Hizo de Syriza el nuevo eje de la izquierda griega, confirmando el reemplazo del Pasok en esa función".

(Pasok fue la socialdemocracia griega, otrora poderosa, que gobernó durante los ochenta y noventa. La función de Pasok con la deuda fue firmar el primer rescate que llevó a la actual crisis helena)

"El propio Tsipras no prioriza un reordenamiento sobre el eje izquierda/derecha: al elegir a Anel para alcanzar la mayoría".
"…busca un gobierno de «lo nuevo» en lugar de un gobierno incuestionablemente ubicado a la izquierda del centro".

(Anel es una formación conservadora, nacionalista y clerical. Panos Kamenos es su líder y será Ministro de Defensa. Con respecto a la inmigración ha dicho que "vive deliberadamente fuera del sistema" y que los que llegan a la frontera son "pobres y decrépitos". Hombre de la Iglesia Ortodoxa es defensor acérrimo de la enseñanza religiosa en las escuelas y del actual Estado confesional.) 

Por último sostiene Puricelli que Syriza debía responder a una pregunta:
"¿la izquierda debe llevar adelante un programa adelante como si fuera un experimento?...Tsipras se había decantado por decir…no".
El sociólogo sugiere que los candidatos son electos para gobernar, como sea, sin andar haciendo experimentos.

El "triunfo" de Tsipras en los números significa que la abstención llegó al 44%, cuando en enero había sido del 36%,  y que de los electores su caudal junto al xenófobo, antisemita  y clerical Anel suma menos del 20%.  
Cuatro millones de griegos no votaron cuando lo deben hacer obligatoriamente. De ellos 750.000 no volvieron a votar a Syriza.

Nada de experimento, sólo lo posible, Syriza reemplaza a Pasok para hacer lo mismo que éste. La incendiaria radicalidad ha venido a apagar el fuego desmovilizando, desarmando, al pueblo griego. Nada de voluntad colectiva.
Cualquier similitud…
Hay que ser de muy malas leches para generar una ilusión y matar la esperanza.

Orden humano, utopía concreta


Utopía concreta de un orden humano. El orden humano no es una esencia. La utopía de ese orden es concreta.
Orden humano quiere decir que la salud y la muerte no deberían cotizar en Bolsa. Que el delito de lesa humanidad de contaminar y degradar conscientemente el hogar común del género no se transformara en derecho a cambio de un precio.
Orden humano sería que, en la época de la producción inteligente y su potenciación social cooperativa, la creciente desigualdad no negara el acceso a miles de millones de congéneres a las condiciones mínimas de una vida humana. Que no fueran condenados al destierro y el confinamiento de los campos.
Esperanza no es espera. Esperanza es el rumbo de una construcción colectiva no resignada al desorden inhumano del capital.


Quid rides? Mutato nomine de te fabula narratur

Mucho de lo demás es el juego de la política chiquita que termina reduciendo la democracia y la "nueva forma de hacer política" al material de la urna, la longitud de la boleta o la aplicación de algún chisme electrónico.
Y la épica del mito incendiario acaba con la fe en la elección del menos malo. Con el desvaído disfraz maquillado de apuro con el toque de impostado maoísmo del ladero.



Edgardo Logiudice
Septiembre de 2015.



[1] BLOCH, Ernst. Marxismo e utopia. Roma 1984, Editori Riuiti.
[2] SACRISTÁN, Manuel. El Orden y el Tiempo. Madrid 1998, Trotta.
[3] En castellano G.TOMASI DI LAMPEDUSA, El gatopardo. Barcelona, 1988, Argos Vergara.
[4] PURICELLI, Gabriel. Misma ecuación política, otro Tsipras. Diario Página 12, Bs.As. 22/09/2015.

jueves, 1 de octubre de 2015

Volkswagen y las cámaras de gas.

Volkswagen fue pillada ocultando gases mortíferos.
El nombre suscita oscuras reminiscencias. Su origen se debe a Hitler, quien encargó el proyecto al fabricante de armas de la Alemania nazi Ferdinand Porsche, del que lleva su nombre el grupo económico que controla Volkswagen.

La mortífera camarita de gases no se halla ahora en ningún campo sino en once millones de automóviles dispersados por el planeta repartiendo oxido de nitrógeno. Una inocente centralita ubicada en el sistema de escape con un software que detecta si el vehículo se encuentra o no en el banco de rodillos del test de gases. Si lo está bloquea funciones que, andando normalmente, los produce.

Una más de las mentadas innovaciones que vuelve locos de contentos a los entusiastas de las nuevas tecnologías. Las ciencias y las técnicas, dicen, no tienen distinción de clases. Y es verdad, pero tienen dueños que disponen de ellas.

No se trata de un fraude, es parte del negocio. Se ahorran costos y se compite.
Es parte del perverso sistema de comprar el derecho de contaminación. Las empresas que están por debajo de los límites críticos de contaminación son premiadas con créditos por el simple hecho de cumplir el deber de no matar (Mateo 5, 21).
El crédito así reconocido se titulariza en bonos que tienen precio, el valor dinerario del Quinto Mandamiento.
Quienes exceden los mentados límites, por caso Volkswagen, pueden comprar ese derecho a matar y contaminar tranquilos.
Se  adquiere así patente de genocida como otrora se adquiría la patente de corso para matar y saquear.
Huele a nazi ¿verdad?

Pero comprar los bonos de libre contaminación aumenta los costos y merma la ganancia. No va ello de acuerdo con el Primer Mandamiento del capitalismo. Es pecado. Mortal.
Como lo es perder la patente. El Señor del mercado de valores lo castiga, las acciones pierden valor. El grupo Porsche, el patrón de los patrones, declama su ignorancia, es una víctima más. Acude a redimir el pecado ajeno, enrocando directivos y haciendo acto de contrición jura no volver a permitir el pecado de su vástago. Como un buen padre de familia.

El gobierno alemán muestra su preocupación por el honor -y el valor- del Made in Germany. Los medios europeos se lamentan. No conviene hacer demasiado ruido, después de todo junto a Porsche, 50% de los votos del directorio, conviven armónicamente la Iglesia Evangélica Alemana del Estado de Baja Sajonia con el Islam de la monarquía confesional de Qatar con un 20% más o menos cada una.  

Los vehículos seguirán en la calle. La empresa y las autoridades garantizan que se respetará el derecho de propiedad de los usuarios. No se retirarán de la circulación. El derecho a la vida es otra cosa, no está sobre la mesa.

Dentro de un tiempito se realizará la Cumbre del Cambio Climático. El cura Bergoglio ha dado sus consejos evangélicos. La cumbre hará sus conocidas "recomendaciones". Es una cuestión de Responsabilidad Social Empresarial.

Ningún gobierno ha condenado el hecho.


Edgardo Logiudice

Septiembre 2015.