"Estoy en
paz conmigo mismo porque he testimoniado". Primo Levi.
“Quién asume la
carga de testimoniar sabe que tiene que dar testimonio de la imposibilidad de testimoniar”.
Agamben.
Es lo que Agamben llama la aporía de Levi.
El grupo de Carta Abierta, en el que hay filósofos, ha decidido Dar testimonio. De su fidelidad al que fue el gobierno de Néstor y
Cristina Kirchner, de su repudio al nuevo gobierno y de excepcionalidad de
algunos actos de presunta corrupción.
Como otros grupos o personajes suman a la operación Despegar.
Es su
derecho y es también un deber para los muchos honestos adherentes a tantas
expresiones declarativas de lo que llamamos kirchnerismo.
Es un derecho y un deber evitar la confusión cuando la
campaña de sospecha de corrupción alcanza a cualquier simple simpatizante de aquéllas.
Es un derecho y un deber repudiar las políticas
expresadas e implementadas por lo que denominamos macrismo.
La campaña desatada tiende a ocultar tanto las crueles
intenciones como los negocios sucios de muchos de los nuevos gobernantes. Pero
el manto de corrupción sobre el proceso K también oculta la realidad, la
naturaleza -por decirlo así- del mismo. Y la discusión sobre la excepcionalidad
o generalidad del Señor López, es un artificio útil para ambas distracciones.
Carta Abierta parece haber abierto una de las
puertitas del Señor López no tanto para negar la cruda realidad del macrismo
como para fantasear sobre la imagen del kirchnerismo que ayudó a generar. Del
proceso difícil de testimoniar.
Hay razones hasta para dudar del “vergonzoso caso
López”.
Como se sabe la Virgen de Fátima, a la que está
consagrado el convento lapidado, se originó en una de las tantas apariciones de
María. Lo de José López puede haber aparecido, a las monjitas de claustro, como
un milagro. Las contemplativas, fuera del mundo secular, imaginaron la
multiplicación de los bolsos. Como obra de la Providencia: “Creyendo que eran
bolsos de comestible, le dije «déjelos en la cocina», dijo Sor Inés”.
Podrían dar testimonio del milagro. El Episcopado no
cree en él, prefiere despegar.
Milagro no fue, vaya a saber qué mano de servicio armó
la escena de la historieta. De la inteligencia servicial que no fue
desmantelada.
O, el señor López, desvelado decidió, a maitines,
hacer limosna para ganar algunas indulgencias en el Jubileo de la Misericordia.
Lo cierto es que, como dice el testimonio de Carta,
“la fuerte evidencia visual obligó al
kirchnerismo a escribir cartas de repudio y a preguntarse sobre los alcances de
la pegajosa palabra en juego: corrupción”. Pero “López está muy lejos de ser el
arquetipo del kirchnerismo, ni tampoco su campanazo lúgubre y definitivo”.
Filosóficamente “El vituperable caso de López y todos
los que se les parezcan, son graves ante los ojos del presente - dice el
testimonio- pero si la historia común mueve sus motores hacia la justicia y la
renovación de las instituciones, será un asterisco doloroso que servirá de
advertencia para todos los movimientos sociales y democráticos”.
Demasiadas palabras para relativizar un acto, o más de
uno -por las dudas -, sosteniendo que la pegajosa palabra de hoy será un
asterisco del mañana.
No son necesarias, porque la verdad es que los bolsos
revoleados no son más que chirolas. Calderilla de una gran defraudación, un
vuelto por la vía libre a los grandes negocios de verdad, de la que la
corrupción no es más que un lubricante. Las llaves de San Pedro abren las
puertas del cielo, dicen, pero hay que engrasarlas. Las llaves de San Pedro
fueron el pago de la deuda, cuyo último acto quedó preparado desde la
re-estructuración. Que Carta insiste en mostrar como desendeudamiento y acto de
soberanía.
Pese a tantas frustraciones todavía se puede entender
aquella estrategia de pelear desde adentro. Pero, a veces, no hace falta más
que leer y escribir para darse por enterado de algunas cosas. Pichetto fue
Presidente del bloque de Senadores del FPV durante todo el período K. Fue muy
claro respecto al pago a los buitres: “Hay que leer sus discursos [los de
Néstor] de 2005 o cuando le pagó al FMI en 2006”. “Néstor pagaría, el
desendeudamiento fue su meta desde el primer día. Además también pagamos al
Club de París, a YPF, al Ciadi, a todo el mundo, este ciclo hay que completarlo, no entiendo como no se pone todo
eso en defensa del gobierno anterior”. Y se completó.
Carta nació a la luz de la 125. Lo de López son centavos
al lado de los Grobo con la soja financiera de Monsanto a quienes el
kirchnerismo abrió las puertas del cielo
en el que ahora son recibidos. Todo
preparadito. En 2007, plena expansión de los commodities, los Grobo se asocian
al Grupo de Inversiones brasileño PCP para financiar planes de crecimiento. En
2013, cuando había pasado el boom sojero
Gustavo Grobocopatel se reúne con Cristina para anunciar juntos que se dedicará a los agroquímicos. En 2014
dijo en Córdoba “necesitamos 20 Monsantos”. La sociedad controlante de Los Grobo
Agropecuaria es la financiera de inversión Grupo Los Grobo.
Este año, con Macri anuncian juntos el debut de los Grobo
en las APPs. Frontex, una Asociación
Público Privada, que es el lugar donde van ahora a refugiarse los grandes
grupos de inversión para remediar su hiperliquidez y volatilidad después de la
caída de las materias primas. Inversión extranjera directa en infraestructuras
con membrete estatal: apropiación capitalista de lo público. Antecedidas por
Chevron-YPF.
Calderilla lo de López. Al lado del negocio de los
bancos, y a su sombra, al lado del subsidio al capitalismo prebendario al que
ni siquiera se le exigió la mínima inversión y se le garantizaron sus
ganancias. A lado de los negocios bursátiles desgravados, parte de una política
fiscal regresiva que castiga con el IVA a las clases populares.
De estos grandes negocios no se quiere despegar nadie.
Nadie quiere testimoniar. Gustavo Grobocopatel no anda revoleando verdes de
noche. Hizo el dinero con la tierra de los agricultores. Fue distinguido con la
mención de honor por el Senado de la Nación durante el gobierno de Néstor
Kirchner.
No se puede negar que hay una revolución tecnológica
en la agricultura, pero sembrar (literalmente) enfermedades, degradar la tierra
que es patrimonio humano, llenar de
malezas las praderas, agotar los recursos hídricos, en aras de un buen negocio,
no puede ser, me parece, ocultado por intelectuales. Que, además ahora acuden a
la clase obrera y a la unidad frentista. ¿Con Moyano? ¿Con Gioja?
Despegar, en el contexto de Carta Abierta, quiere
decir aceptar como bueno todo eso.
Y aceptarlo con el aire místico, casi mesiánico, del
testimonio. Tan serio como el que se pueden dar de las apariciones de los
ángeles. Gratuitas complicidades que no alcanzan a ser justificadas por la
barbarie macrista. Sofisma que espeja el de los tecnócratas marketineros.
Pretendidamente oculto por una proclamada “autocrítica madura” cuyo contenido
también es un misterio no revelado.
La apología en ausencia de objeto ha devenido como el
culto al Santo Prepucio una vez desaparecida la reliquia.
Cabe preguntarse si es desde ese lugar de la falsa
memoria desde donde se podrá enfrentar la barbarie cavernícola que acompaña las
nuevas estrategias de dominación.
La Santa Alianza Público Privada que hace innecesaria
la mediación política y la retórica vacía de bibliotecarios y filosóficos estrategas
del pensamiento nacional.
Y me temo que no. Que no habrá luchas si estas no son
escoltadas de pensamiento crítico. De crítica al poder, a los poderes.
Al menos después de los estudios de Giorgio Agamben
sobre Primo Levi los filósofos, que en Carta los hay, deberían saber de las dificultades
del testimonio. Son testigos los sobrevivientes a un hecho o a un proceso. Hay
quienes sobreviven sólo para dar testimonio, pero no lo pueden dar precisamente
porque sobrevivieron: no llegaron al final de la experiencia. Porque el proceso
no lo pudieron completar. Fue dicho: este ciclo hay que completarlo.
Y los que cumplieron su ciclo son testimonio de que no pueden testimoniar. Demasiada
carga para tan poca cosa. El testimonio crítico no tiene atajos, ni puertitas
del Señor López.
Edgardo Logiudice
Julio 2016