Un ballo in maschera.
Previa a la selección de un Papa se oficia la missa pro eligendo romano pontifice.
La Iglesia Católica es Romana y en Roma Pontifex maximus eran los Emperadores.
La selección, pues, excede la investidura de un Sumo
Sacerdote y de un Príncipe. Es un acto imperial.
Excede la elección endogámica en que los pontífices
precedentes eligieron a los cardenales y éstos luego eligen al Príncipe. Excede
la elección del Sumo sacerdote de una de las sectas judías milenarias entre más
de un centenar de ancianos solteros en reunión secreta. Excede la elección del
monarca de un Estado teocrático masculino, obra de Benito Mussolini. Elección
entre varones voluntariamente eunucos en legítimo ejercicio de su libertad de
género.
Como acto imperial excede el territorio de la Santa Sede y
de la Ciudad-Estado. Reconociéndolo es que la Presidenta, de una nación
soberana, con la celebración de la oposición, las corporaciones y los
multimedios, puede pedirle que interceda ante otra nación soberana.
Será debido a esa majestad imperial, quizá, que la
Presidenta le pide al Papa autorización
para tocarlo[1]
y que el monarca admita que ante él se inclinen o arrodillen como siervos otros
hombres y mujeres, para los cristianos, iguales ante su dios.
De acuerdo a lo dispuesto en el Concilio Vaticano I de 1870,
el Romano Pontífice, gracias a la asistencia divina, posee la infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia." De esta manera si alguno, no lo permita Dios, tiene la temeridad de
contradecir esta nuestra definición: sea anatema".
Es probable que sea esa la razón por la cual
se vio obligado a reparar en un artículo de un periodista en un diario de
pequeño tiraje del fin del mundo, como él, que apelaba a la memoria de un hecho, cuya
existencia reconoció el mismo sospechado, actual Papa. La desmesura de la de la
desmentida sin pruebas es por ella misma una confesión. No es la ira del
inocente indefenso sino la furia del poderoso, intolerante al verse desnudo[2].
Temeridad, sea entonces anatema: campaña de
anticlericales de izquierda. Como buen jesuita lo mandó decir, puesto que
habiendo elegido el nombre de Francisco éste reglaba: "Y guárdense todos los hermanos, tanto los ministros y
siervos como los otros, de turbarse o airarse por el pecado o mal del otro".
Tal es la importancia de Pancho.
Se anuncia como Papa de los pobres en la gesta de la Patria
Grande de Bolívar y San Martín.
Gesticulando, se muestra en gestos.
No anda con la sotana desabrochada y sin corbata, no anda
descolgando cuadros de los Santos ya vencidos que arengaron a las Cruzadas, no
va a las misas intelectuales de Parque Lezama. Se dejó los botines y despreció
la limusina. También puso locos a los seguretas.
Pero Clarín hace su hagiografía anticipada, para deleite de
opositores y oficialistas, con los mismos términos de la Presidente después del
almuerzo.
Y Horacio de la biblioteca se escandaliza, percibiendo que
estaba compartiendo el bote con Guardia de Hierro. Cosa que parece no notar su
amigo Foster, creyente de las mutaciones milagrosas por cambio de firma. Pobre
poeta, González, hace poco charlando con su otro amigo Feinnman, remedando a
Cornelio Tacito, nos decía que vivimos tiempos de rara felicidad. ¿Nos lamentamos
ahora del doble discurso jesuita? Tarde para los amigos, me temo que si ahora
se quieren desmarcar los van a dejar en orzay. Y si no se desmarcan seguirán
jugando de aguateros.
¿Porqué lamentarse si Cristina y Pancho cantaron a dos voces
la misma canción desde Malvinas a la Patria Grande?
Es la puntada final que le faltaba a la gesta.
Vale la pena entusiasmarse, Papa ecológico y social. Nos
ayudará a poder dejar de expoliar la tierra y despojar a los pueblos
originarios, los campesinos y pequeños productores, para pagar la deuda y
seguir jugando a los commodities. Y,
de paso hacer algún negocio. Porque a eso se refiere el documento del CELAM de
Aparecida que Bergoglio le obsequió a Cristina, quien a todas vistas lo
desconoce. Lo agradeció y dijo que lo utilizará para hacer algún insert en sus discursos. La estadista,
Mocca.
Claro es que el documento no se propone más que mitigar los
sufrimientos de los pobres. Ver sus rostros para acompañarlos, ejercer la
misericordia y la caridad y hacerles reconocer a Jesús en la Iglesia. Tal la
mentada preferencia por los pobres que desbancó a la teología de la liberación.
Porque la pobreza es la mayor riqueza. Tal era efectivamente la doctrina de
Francisco de Asís. Llamaba a los suyos a trabajar sin recibir pagos, vivir de
la limosna. Para lo cual deberían existir los que la dieran, sin ricos no hay
pobres. Esta es la trampita de Pancho.
Y éste es también el cuento
de la gesta. Por eso es la puntada que faltaba.
¿Porqué quejarse si dicen que Pancho es peronista?
A la gesta le faltaba la pata religiosa oficial, y ahí se
prendieron todos, menos Mujica. Es lo que le faltaba a la Iglesia Romana.
Completo el arco del gran cambio. El doble discurso apelando a lo sentido por
las gentes para legitimar la dominación, la nueva dominación, no es sólo
jesuita Horacio.
La Iglesia lo supo antes nadie y Bergoglio lo hizo escribir
en el 2007. Por eso al alemán trasnochado lo mandaron a la vida contemplativa.
La Iglesia tiene al líder que la contra-revolución necesita
y las máscaras le tendieron la alfombra, acomodando las cargas.
Ahora vengan a contarme que se abre un esperanzado camino.
Recemos, los milagros existen.
Lo de Pancho no es falta de respeto a la investidura ni a
los buenos cristianos, es que el Papa es del barrio y toma mate. Que se hace
con la yerba que explotaron los misioneros jesuitas con mano de obra servil en
el Paraguay. Criollazo el Papa Bergoglio. Lástima los papeles.
Edgardo Logiudice
marzo 2013.
[1]
Prudente la Presidenta, debe haber tenido en cuenta el Capítulo XII de la Regla
de la Orden debida al mismo Francisco de Asís: "Todos
los hermanos, dondequiera que estén o que vayan, guárdense de las malas miradas
y del trato con mujeres". El mismo
recelo que tenía Ignacio de Loyola: según parece los jesuitas no tienen ninguna rama femenina,
no hay monjas jesuitas.
[2]
Prudente quizá, en el 2011 preparaba el camino con la beatificación de un
asesinado por la dictadura. ¿De quién habrá aprendido a aprovecharse de las víctimas? No sólo los barrabravas
roban banderas. Las mejicaneadas (con perdón de los mexicanos) no son nuevas.
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