miércoles, 20 de marzo de 2013

Pancho I. ¿Flojo de papeles?


Un ballo in maschera.


Previa a la selección de un Papa se oficia la missa pro eligendo romano pontifice.
La Iglesia Católica es Romana y en Roma Pontifex maximus eran los Emperadores. 
La selección, pues, excede la investidura de un Sumo Sacerdote y de un Príncipe. Es un acto imperial.

Excede la elección endogámica en que los pontífices precedentes eligieron a los cardenales y éstos luego eligen al Príncipe. Excede la elección del Sumo sacerdote de una de las sectas judías milenarias entre más de un centenar de ancianos solteros en reunión secreta. Excede la elección del monarca de un Estado teocrático masculino, obra de Benito Mussolini. Elección entre varones voluntariamente eunucos en legítimo ejercicio de su libertad de género.

Como acto imperial excede el territorio de la Santa Sede y de la Ciudad-Estado. Reconociéndolo es que la Presidenta, de una nación soberana, con la celebración de la oposición, las corporaciones y los multimedios, puede pedirle que interceda ante otra nación soberana.
Será debido a esa majestad imperial, quizá, que la Presidenta le pide  al Papa autorización para tocarlo[1] y que el monarca admita que ante él se inclinen o arrodillen como siervos otros hombres y mujeres, para los cristianos, iguales ante su dios.

De acuerdo a lo dispuesto en el Concilio Vaticano I de 1870, el Romano Pontífice, gracias a la asistencia  divina, posee la infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia." De esta manera si alguno, no lo permita Dios, tiene la temeridad de contradecir esta nuestra definición: sea anatema".
Es probable que sea esa la razón por la cual se vio obligado a reparar en un artículo de un periodista en un diario de pequeño tiraje del fin del mundo, como él,  que apelaba a la memoria de un hecho, cuya existencia reconoció el mismo sospechado, actual Papa. La desmesura de la de la desmentida sin pruebas es por ella misma una confesión. No es la ira del inocente indefenso sino la furia del poderoso, intolerante al verse desnudo[2].
Temeridad, sea entonces anatema: campaña de anticlericales de izquierda. Como buen jesuita lo mandó decir, puesto que habiendo elegido el nombre de Francisco éste reglaba: "Y guárdense todos los hermanos, tanto los ministros y siervos como los otros, de turbarse o airarse por el pecado o mal del otro".

Tal es la importancia de Pancho.

Se anuncia como Papa de los pobres en la gesta de la Patria Grande de Bolívar y San Martín.
Gesticulando, se muestra en gestos.
No anda con la sotana desabrochada y sin corbata, no anda descolgando cuadros de los Santos ya vencidos que arengaron a las Cruzadas, no va a las misas intelectuales de Parque Lezama. Se dejó los botines y despreció la limusina. También puso locos a los seguretas.
Pero Clarín hace su hagiografía anticipada, para deleite de opositores y oficialistas, con los mismos términos de la Presidente después del almuerzo.

Y Horacio de la biblioteca se escandaliza, percibiendo que estaba compartiendo el bote con Guardia de Hierro. Cosa que parece no notar su amigo Foster, creyente de las mutaciones milagrosas por cambio de firma. Pobre poeta, González, hace poco charlando con su otro amigo Feinnman, remedando a Cornelio Tacito, nos decía que vivimos tiempos de rara felicidad. ¿Nos lamentamos ahora del doble discurso jesuita? Tarde para los amigos, me temo que si ahora se quieren desmarcar los van a dejar en orzay. Y si no se desmarcan seguirán jugando de aguateros.

¿Porqué lamentarse si Cristina y Pancho cantaron a dos voces la misma canción desde Malvinas a la Patria Grande?
Es la puntada final que le faltaba a la gesta.
Vale la pena entusiasmarse, Papa ecológico y social. Nos ayudará a poder dejar de expoliar la tierra y despojar a los pueblos originarios, los campesinos y pequeños productores, para pagar la deuda y seguir jugando a los commodities. Y, de paso hacer algún negocio. Porque a eso se refiere el documento del CELAM de Aparecida que Bergoglio le obsequió a Cristina, quien a todas vistas lo desconoce. Lo agradeció y dijo que lo utilizará para hacer algún insert en sus discursos. La estadista, Mocca.

Claro es que el documento no se propone más que mitigar los sufrimientos de los pobres. Ver sus rostros para acompañarlos, ejercer la misericordia y la caridad y hacerles reconocer a Jesús en la Iglesia. Tal la mentada preferencia por los pobres que desbancó a la teología de la liberación. Porque la pobreza es la mayor riqueza. Tal era efectivamente la doctrina de Francisco de Asís. Llamaba a los suyos a trabajar sin recibir pagos, vivir de la limosna. Para lo cual deberían existir los que la dieran, sin ricos no hay pobres. Esta es la trampita de Pancho.

Y éste es también el  cuento de la gesta. Por eso es la puntada que faltaba.
¿Porqué quejarse si dicen que Pancho es peronista?
A la gesta le faltaba la pata religiosa oficial, y ahí se prendieron todos, menos Mujica. Es lo que le faltaba a la Iglesia Romana. Completo el arco del gran cambio. El doble discurso apelando a lo sentido por las gentes para legitimar la dominación, la nueva dominación, no es sólo jesuita Horacio.

La Iglesia lo supo antes nadie y Bergoglio lo hizo escribir en el 2007. Por eso al alemán trasnochado lo mandaron a la vida contemplativa.
La Iglesia tiene al líder que la contra-revolución necesita y las máscaras le tendieron la alfombra, acomodando las cargas.
Ahora vengan a contarme que se abre un esperanzado camino. Recemos, los milagros existen.

Lo de Pancho no es falta de respeto a la investidura ni a los buenos cristianos, es que el Papa es del barrio y toma mate. Que se hace con la yerba que explotaron los misioneros jesuitas con mano de obra servil en el Paraguay. Criollazo el Papa Bergoglio. Lástima los papeles.


Edgardo Logiudice
marzo 2013.


[1] Prudente la Presidenta, debe haber tenido en cuenta el Capítulo XII de la Regla de la Orden debida al mismo Francisco de Asís: "Todos los hermanos, dondequiera que estén o que vayan, guárdense de las malas miradas y del trato con mujeres".  El mismo recelo que tenía Ignacio de Loyola: según parece  los jesuitas no tienen ninguna rama femenina, no hay monjas jesuitas.
[2] Prudente quizá, en el 2011 preparaba el camino con la beatificación de un asesinado por la dictadura. ¿De quién habrá aprendido a aprovecharse  de las víctimas? No sólo los barrabravas roban banderas. Las mejicaneadas (con perdón de los mexicanos) no son nuevas.

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