jueves, 6 de abril de 2017

La olla del hambre cero huele a podrido. La carne de Brasil.

Parece bastante claro que la clase de los capitalistas que dispone de hecho de todos los medios de subsistencia, además de los de producción, nos da de comer. A quien quiere porque le sirve, cuanto quiere porque le convenga, y qué cosa habrá de comer.
Parece bastante claro también que los famosos commodities ya no son el mejor negocio para los capitalistas de las grandes finanzas. Entre otras cosas los chinos se acordaron que tienen una muralla más antigua que el muro de Trump.
Será por eso, quizá, que se descubre ahora que estábamos comiendo carne podrida, eufemísticamente “débil”. Hamburguesas débiles.

En Junio de 2016 el Ministro Buryaile, según La Nación, minimizó el impacto de la importación de carne de cerdo frente a la protesta de los productores y “rechazó el pedido de algunos sectores de poner barreras sanitarias a las importaciones”. El ministro dialogó por teléfono con su par brasileño, Blairo Maggi. Éste acaba de declarar que “El comercio es así. No hay buenitos en el comercio. A veces hay que hacerlo a codazos”.

Hambre cero (Fome zero)  es una expresión que se hizo famosa por Lula.
Eslogan que copió primero la FAO, y luego toda la ONU a través de las declaraciones inopias del Programa de Desarrollo (PUND) hasta la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, con el apoyo del Banco Mundial, el FMI y todos los organismos intergubernamentales de crédito. Lo terminó por mal copiar el Presidente Macri con fines electorales.
En los primeros años del 2000 era la época de los commodities, también para las vacas, los cerdos y los pollos. Lula ya en el gobierno, con Duhalde en el Mercosur y Kirchner en la Presidencia, acuerdan el comercio y las inversiones entre Brasil y Argentina. Y allí aparecen, aprovechando la bolada JBS y BRF apoyados por créditos del BNDS, el Banco de Desarrollo de Brasil y, con ello, las grandes inversiones de esas firmas en nuestro país. Se compran todo y nos venden todo (el “nos” que uso es figurado, claro, salvo para pagar). BRF es dueña de Sadia y Perdigao, tiene ocho plantas, compró las marcas de Vienísima, Avex, Bocatti, Campo Austral y Tres Cruces. JBS ESTÁ EN Swift y Cabaña Las Lilas, una de las más importantes en reproductores vacunos.

Pero los commodities se vinieron abajo, mejor dicho se hicieron riesgosos. Demasiado.
Parece que la cosa estaba podrida, y no solamente en Dinamarca, de donde también se importan chanchos. 
El juego de los commodiities no es un juego de los productores sino de la especulación de su precio a futuro, una de las grandes bolsas está en China que, como se sabe ha cambiado su política de comercio exterior. Ahora la cosa viene por las innovaciones en la Alta Tecnología (los grandes jugadores son Google, Amazon, Alibaba, etc.) y las infraestructuras.
Entonces, como en el caso Odebrech aparece los arrepentidos oficiando de fiscales acusadores. O los que, en su momento, no consiguieron entrar en el negocio.
Tal parece ser el caso de Bernardo Cané. Funcionario de María Julia Alsogaray, Fernando de la Rua y Presidente del Senasa con Kirchner, renunciante después de un escándalo precisamente con las cuotas Hilton –enfrentado a Felipe Solá-, con una cuenta en Suiza y participación en una turbia empresa vinculada a la sanidad animal. En 2009 fue Subsecretario de Recursos Naturales con Cristina Kirchner. Este “técnico” con pase libre para cualquier camiseta algo debe conocer del asunto. Clarín toma sus declaraciones: “De acuerdo con Bernardo Cané, ex titular del Senasa, se corrió la cortina de un modus operandi por parte de empresas que crecieron demasiado rápido y con plata barata prestada por el BNDS, el banco de desarrollo brasilero”; “Fue una dinámica tan acelerada que los llevó a este descontrol”. Es muy probable que este señor hable con conocimiento de causa, aunque el descontrol tenga otro nombre menos elegante.  

Lo cierto es que la “carne débil” es exportada a 150 países del mundo y uno de los principales consumidores es Mc Donald´s.
Argentina importa 6.000 Tn. de cerdo.
El actual Director del Senasa es Jorge Dillon, otro técnico con pase libre. Fue Subsecretario de Ganadería del gobierno anterior y participó en la campaña a favor de Aníbal Fernández. “El último febrero ingresaron 63 toneladas de carne de cerdo del frigorífico Larissa, una de las 22 plantas involucradas en la investigación en Brasil. Dillon aseguró: «No detectamos ninguna anormalidad»”.
Nos quedamos tranquilos. El 21 de marzo de 2016 La Capital de Rosario publicó: “Trade Winds es una prestigiosa publicación internacional de la actividad naviera comercial. En su pasada edición de febrero aseguró que buques de diferentes banderas debía pagar coimas para recalar en puertos argentinos.  Más específicamente, la revista con sede en Oslo, apuntó al  Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), a cargo del veterinario Jorge Dillon -funcionario sobreviviente del kirchnerismo-“.

Yh…la carne es débil, que le vamos a hacer. Los negocios son negocios. Y el hambre cero podrá esperar veinte años más, cuando todos los hambrientos estén muertos, si no es por el hambre será por la carne podrida.

Esto es con lo que nos alimentan las Cadenas de Valor Global fusionadas con los fondos financieros de inversión de riesgo. La “miseria planificada”, de que hablara Rodolfo Walsh en su célebre carta y que recordara Naomi Klein hace una década, ahora con los ejecutores en el poder. 
Claro que la salud de los consumidores no es la preocupación del gobierno ni de los exportadores. Oscilan entre el miedo a que la economía de Brasil se venga abajo del todo y la esperanza de ganar los mercados que los brasileros pierdan.
Mientras tanto habrá que mandar al laboratorio los choripanes de Fraga.


Edgardo Logiudice

Marzo 2017

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