La Resolución.
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la
Resolución 68/304, con el pomposo título de "Hacia el
establecimiento de un marco legal multilateral para los procesos de
reestructuración de deuda soberana".
El fin expresamente proclamado es muy claro: "aumentar la eficiencia, la estabilidad y la
previsibilidad del sistema financiero internacional".
Para ese fin resuelve
"elaborar y adoptar a través de un proceso de negociaciones
intergubernamentales, con carácter prioritario durante la 69º sesión un marco
legal multilateral para los procesos de reestructuración de deuda soberana".
Señala que "el esfuerzo de un Estado por
reestructurar su deuda soberana no debe ser frustrado o impedido por acreedores
comerciales, incluyendo fondos de
inversión especializados como los fondos de riesgo".
En suma, para lograr la eficiencia, la estabilidad y la previsibilidad
del sistema financiero internacional es necesaria alguna norma que evite que ningún
acreedor, inclusive un fondo financiero, impida pagar a los deudores de deuda
soberana.
Es decir, que los estados puedan quebrar y como cualquier quebrado puedan pagar
conforme a los principios mercantiles:
acordado el pago con la mayoría, la minoría no lo puede impedir.
El discurso de Timerman.
Luego de la aprobación de la Resolución el Ministro Timerman
pronunció un discurso parangonando esta patriada pagadora con el "Alegato
Ruda" de 1964 contra el colonialismo.
Dijo el Ministro que todos sabemos que los países endeudados
pueden quebrar. El problema de los fondos es cómo cobrar porque hay una laguna
legal, falta el marco que ahora se propone elaborar.
La ausencia de un marco legal para la
reestructuración de deudas soberanas "se ha transformado en un problema
grave para los fondos inversores".
"Todos sabemos…que un país quebrado no está en condiciones de devolver lo
prestado".
El problema consiste en que el quebrado pueda seguir
produciendo para pagar. Sabemos "que
las finanzas no son posibles sin la
producción".
Es necesaria una norma que establezca que si la mayoría de
los fondos acreedores acuerdan esa posibilidad la minoría no la pueda vetar. La mayoría de los fondos inversores "reconocen la
bondad de respetar el acuerdo con la mayoría de los acreedores".
Mientras esa norma no exista la situación queda
sometida al "uso y abuso que hacen los especuladores". "Miles de
millones de dólares van a los bolsillos de los dueños de los fondos buitre
gracias a este vacío legal".
Y la falta de un marco legal "tiene su
correlato con la pobreza, las enfermedades, el analfabetismo y la inseguridad
que sufren los países históricamente golpeados por la deuda externa".
Distingue, entonces el Ministro. Si hubiese un
marco legal, aunque golpeados por la deuda externa esos países no sufrirían
pobreza, enfermedades e inseguridad. Pagarían tranquilamente a la mayoría de
los fondos, produciendo. Con ellos no habría uso y abuso ni se llevarían miles
de millones de dólares que nos les corresponde. Es decir no habría fondos
buitres, que son los que compran bonos basura o bonos chatarra.
Por eso "Hemos decidido que ha
llegado el tiempo de darle al sistema financiero un marco legal para la
reestructuración de la deuda soberana, que
respete a la mayoría de los acreedores y que le permita a los países salir
de las crisis en forma sustentable".
"Es hora de comenzar a trazar
conjuntamente un camino ético,
político y jurídico capaz de ponerle frenos a la especulación desenfrenada".
Tendríamos entonces, según el Ministro, dos
clases de especulación: una especulación
ética y otra desenfrenada. La primera es la de la mayoría, que quiere y
merece cobrar.
Fondos financieros, ética y normas.
Los fondos abusivos, especuladores
desenfrenados, buitres al fin, aparecen como una anomalía del sistema financiero que, por falta de normas para
cobrar, genera hambre, miseria, enfermedades, inseguridad.
Propongo husmear un poco cómo funcionan fondos "sanos",
no anómalos, en sintonía con las políticas monetarias auspiciadas por bancos centrales de Estados Unidos, Japón, Gran
Bretaña, la Unión Europea y China.
QE
es la sigla de una herramienta de política monetaria denominada Quantitative Easing, algo así como
relajación o flexibilidad o expansión cuantitativa. El primero en utilizarla
fue Japón en 2001.
Solemos leer en los diarios que la Reserva
Federal de los Estados Unidos baja las tasas de interés con el objeto de
reactivar la economía. Simplificando, se desanima el ahorro para que el dinero
vaya al consumo y, de allí, a la producción. En realidad la reducción de las
tasas de interés tienen el fin de desalentar que los bancos privados mantengan
sus fondos depositados en los bancos centrales y los vuelquen al mercado. En
teoría la mayor oferta de dinero baja su costo, el interés, en suma, se abarata
el dinero que, al no producir renta iría al consumo.
Reducir las tasas de interés es un camino para
arrojar dinero al mercado, alentar el consumo y, con él, la producción.
Simplificando ése es el esquema.
El límite de la tasa podría ser cero y los
bancos privados no tendrían interés en mantener sus fondos en los bancos
centrales. Si ello no sucede por razones coyunturales del mercado, queda aun el
recurso de establecer tasas negativas, esto es de menos cero, por ejemplo -2%.
Esto significa que si un banco privado mantiene
sus depósitos en el central, éste le
cobra un interés, por caso el 2%. Este interés funciona como una multa para
expulsar dinero al mercado.
Se entiende que este sistema tiene algún límite
y que es posible que el dinero que arroje a la plaza no sea suficiente para
reactivar la economía. Es entonces cuando aparece esta herramienta QE.
Los bancos privados tienen entre sus activos
bonos de la deuda pública y otros títulos de crédito, por ejemplo,
hipotecarios. Pues bien, otra manera de hacer que los bancos se hagan de más dinero es transformar esos activos,
cuya iliquidez los hace inoperantes para las transacciones, en efectivo apto
para prestar. Los bancos centrales compran bonos o títulos pagando con dinero
que, en principio va a parar al mercado a través de los bancos vendedores.
Mario Draghi es actualmente el Presidente del
Banco Central Europeo. Fue vicepresidente y socio de Goldman Sachs, uno de los cuatro bancos de inversión más
importantes del mundo. Este grupo bajo su vicepresidencia "asesoró"
al gobierno griego en el año 2002 para maquillar la deuda griega para que
Grecia pudiera entrar en el euro.
De ello tuvo que responder luego ante el
Parlamento europeo.
Pues bien, este economista, en junio de este
año, llevó la tasa de interés del B.C.E.
a menos de cero y anuncia la compra de bonos de deuda soberana y cédulas
hipotecarias, a instancias del Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, Europa no termina, o no empieza, a
salir de la crisis. El consumo se recupera muy lentamente. El desempleo no
baja.
Las inversiones no van a la producción. El
dinero barato va a la financiación de la compra de ciertos activos que, de este
modo, disparan sus precios y "hacen más inestable el sistema
financiero", describe Larry Elliott del The Guardian. En realidad, dice, por la misma razón la QE no ha funcionado ni en Estados Unidos
ni en el Reino Unido.
En suma, los bancos centrales proporcionan a los
fondos financieros el combustible para inflamar las burbujas financieras que,
cuando explotan son socorridas por los Estados o, para precisar, por sus
poblaciones. Con ajustes y recortes en salud, educación, gasto social.
En este negocio derivado de las medidas del
Banco Central Europeo está metido el Bank of America Merrill Lynch. El Bank of
America compró Merrill Lynch en 2008 cuando ésta iba a ser arrastrada por la
crisis de las hipotecas subprime sin
poner al tanto a sus ahorristas de la situación. Fueron juzgados varios
directivos.
También el JPMorgan Chase que, también después
de aquella crisis, se benefició con el mayor "salvataje" de la
historia de la Reserva Federal para eliminar competidores.
Pues bien, esas dos angelitos son los que están
liderando en Europa el negocio de bonos "chatarra". Están
aprovechando simplemente que, dado que los bancos mantienen bajas tasas de
interés los inversionistas ponen la vista en activos más riesgosos que, naturalmente
pagan más intereses. El Bank of America y JPMorgan se encargan de ponerlos en
la plaza.
"Bancos griegos, constructoras españolas y
aserraderos alemanes insolventes están aprovechando el mercado". Es decir
esos bancos financieros colocan deudas de deudores insolventes que no consiguen
créditos bancarios y pagan altas tasas.
No solamente eso, sino que además, a través de
fusiones, absorciones y adquisiciones se generan firmas de compañías privadas
que se endeudan a esas tasas de riesgo para, con sus presuntos activos, lograr
más créditos, los que se llaman financiamientos "apalancados", para
adquirir otras empresas.
Lo que se denomina "arquitectura
financiera".
Todo esto es absolutamente legal y ético.
El temor es -dice Jenny Anderson del The New York Times- que cuando los
tenedores de los títulos de esas compañías corran a vender no encuentren
compradores.
Estos bancos son los que no sólo negocian sino
que, como vimos, generan a la sombra de los bancos centrales, los llamados
"bonos chatarra".
Fondos buitres ¿anómalos?
Ambos bancos no operan así solamente Europa,
con el mismo dinero barato lo hacen en Medio Oriente y África.
El caso de África subsahariana es bastante
elocuente respecto a la relación entre
los fondos sanos y los "anómalos".
Los sanos son anómalos o tal anomalía no es más
que el funcionamiento normal del capital financiero global.
Hamid Rashid, de Bangladesh, asesor económico del
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, es
discípulo de Joseph Stiglitz Premio Nobel de Economía 2001, con él escribió en
junio del año pasado "Los endeudados de riesgo del África
subsahariana" (Sub-Saharan Africa’s Subprime Borrowers).
Sostienen que, a partir de la emisión de bonos de Ghana en
2007, se "desencadenó una orgía de endeudamiento soberano en la
región". En 2013 ya diez países
habían emitido bonos a 11 años y al 6,2% promedios. Hasta ese entonces los
bonos eran a 30 años y al 1,6%.
Preguntan: "¿Y por qué los prestadores han considerado
de repente dignos de interés esos países?"
Responden: "Como la flexibilidad cuantitativa [la
famosa QE que describí] ha reducido
los tipos de interés a unos niveles mínimos sin precedentes…se trata de otra y más obscura manifestación
de la búsqueda de rendimiento de los inversores".
La espantosa insuficiencia de "préstamos en condiciones
favorables" para atender las necesidades de África para lograr niveles de
crecimiento sostenido necesarios para reducir la pobreza. Los préstamos en
condiciones favorables serían los de los organismos de crédito multilaterales,
es decir el Fondo Monetario Internacional y el conglomerado del Banco Mundial.
Pues bien, las condiciones -cuyas rigideces y consecuencias conocemos bien por
aquí- que estos organismos imponen no los hacen nada atractivos para los
africanos. Aparecen entonces los Bank of America, JPMorgan o similares con el
dinero adquirido gracias a la flexibilidad cuantitativa.
"No cabe duda -dicen- de que los riesgos aumentarán …lo
que podría tener consecuencia un endeudamiento excesivo".
"De hecho todo esos emisores subsaharianos de bonos
soberanos tiene calificaciones crediticias «especulativas»,
lo que sitúa sus emisiones en la categoría de «bonos basura»
e indica un riesgo importante de suspensión de pagos".
"La situación puede llegar a ser peor…los llamados
fondos «buitres» han aprendido a
provecharse al máximo de los países
con problemas."
Nada de lo descripto es ilegal. Ni siquiera atenta contra
valores cristianos. Según el Reporte Anual 2012 del I.O.R., es decir el Banco
del Vaticano, sus activos contaban con bonos de las deudas soberanas de
Portugal, Irlanda y Grecia. Todas quebradas. Posee también bonos de Holanda,
Canadá y Estados Unidos. Tiene inversiones en la deuda pública de España y,
naturalmente, de Italia.
Estas actividades no son ilegales, en realidad se hallan en
una zona de a-legalidad, la famosa
"laguna legal".
Pero esta "falta de marco legal" comprende toda la actividad de los fondos financieros,
no solamente la de reestructuración de las deudas.
En los Acuerdos de Basilea participan casi todos los
principales países europeos, el Reino Unidos y los Estados Unidos. El objetivo
es establecer normas de funcionamiento de los bancos que garanticen su
solvencia: capitales mínimos, carácter de los activos, normas de evaluación de
los mismos, entre otros. El "fracaso" de los Acuerdos después de
cuarenta años, para establecer algún estándar mínimo de evaluación para la
capitalización de los créditos como activos de los bancos, es la muestra de la
complicidad de los Estados y los organismos internacionales con el capital
financiero global.
Esto es así porque los propios Estados no están interesados
en regular la actividad financiera. Por lo que parece es, al contrario, que la
actividad de los grupos financieros "regula" la actividad de los
Estados, es decir de los gobiernos, de sus bancos centrales y del valor de la
moneda.
Así Soros forzó la devaluación de la libra esterlina en 1992
y en Malasia en 1997 especuló contra las monedas asiáticas logrando su
devaluación.
Soros apoya la Resolución de la Asamblea General. Soros es
ahora socio estratégico de YPF, cuarto mayor accionista. Capital financiero
sano, ético, legal y legítimo. Soros es parte de la mayoría que arregló y
quiere cobrar, el célebre y angelical 92,4%.
Estos son los acreedores que merecen cobrar. Dice el
Ministro.
La cena está servida, nadie quiere quedar afuera.
Para cenar es necesario que siga viviendo el que produce el
alimento de buitres y de palomas, el deudor.
Es todo lo que pretende la Resolución: "aumentar la eficiencia, la estabilidad y la
previsibilidad del sistema financiero internacional".
Edgardo Logiudice
Septiembre 2014