jueves, 17 de diciembre de 2015

La representación de los CEOs y la intelectualidad orgánica.

La política es el trabajo de dirigentes modernos que trabajan en equipo.
Ing° Makri, 10/12/15



La presencia de conocidos ejecutivos de empresa en el nuevo gabinete ha generado algunas consideraciones sobre las que quizá sea útil reflexionar.
El asunto tiene apariencia, y así es utilizado como argumento, de un quiebre radical de la orientación de políticas desde el estatismo al mercado.
Algunos títulos han estampado la frase "negocio atendido por sus dueños"  queriendo señalar con ello la falta de mediación en la dominación o, de otra manera, de la supresión de la representación.
Atendiendo a que algunos de ellos no registran algún paso por la política su presencia se atribuye a un logro de renovación política propiciada por el proceso kirchnerista.

Convendría quizá ubicar estas apreciaciones dentro de un proceso.
Quienes asumen lo hacen con un nuevo discurso. El Desarrollismo del Siglo XXI. Sin más apelación al pasado que una pinceladita tenue de Arturo Frondizi.
El Desarrollo con el que se combate la pobreza a través del crecimiento.
El crecimiento está condicionado a la integración global a través de las exportaciones y las inversiones.
El desarrollismo de hoy no es la industrialización ni la sustitución -dicen- sino la inserción en las cadenas globales de valor. El Frigerio actual es para el Interior. Para la producción un financiero del holding Grupo Roberts, y luego en el Grupo HSBC, de La Buenos Aires Seguros, de Docthos y del sector minorista del Banco.

La ex presidente de la nación fue clara: "les dejamos un país normal". El camino preparado.
Efectivamente, fuera de algunos vaivenes de la contradicción con el discurso del neodesarrollismo keynesiano y de las apelaciones al Tío y a Gelbart, el camino ha quedado preparado para el nuevo discurso. Con la apariencia de un quiebre radical.
Los ejecutivos tienen a su disposición las leyes de Cavallo para negociar las deudas sin la intervención superabundante del congreso; la libre disposición de los fondos de seguridad social tan privados como los de las AFJP, pues ya están en manos de sus acreedores en forma de bonos; el manejo de las retenciones a las exportaciones y la vigencia de un régimen fiscal absolutamente regresivo. Para no abundar, el mecanismo de los decretos de necesidad y urgencia. Y, además y por las dudas, disponen de una ley antiterrorista. Ejecutar.

El camino quedó preparado por los representantes que no representan cuando, sincerando su falsa representación, la delegaron formalmente en los gestores.
"Normalizando" el país, es decir, restaurando el Orden, después de contenida la rebelión y la participación, la llamada crisis de representación, se encausó deliberadamente por el lado de la gestión ejecutiva. No es para asombrarse que los verdaderos ejecutivos tomen el relevo.
Más se parece esto a un cambio por una plantilla más adecuada. Adecuada a las formas políticas no estatales que se valen de los aparatos del Estado en su actual función de gestores de deudas financieras, llamadas inversiones. Camino también preparado para las nuevas formas de las deudas, después de haber pagado, como pagadores seriales, a los organismos multilaterales de crédito superados ahora por los fondos privados no regulados.
Por eso Makri y sus patrones puede asimilar muchas más cosas de las que algunos entusiastas predecían. Finalizado el partido para la tribuna viene el tercer tiempo digiriendo los agravios con algunas cervezas compartidas en la cantina del Ministerio o el Congreso.
Ya hay varios que amarillearon. Y hay muchos pases en blanco.
La tentación sería afirmar que el makrismo es la etapa superior del kirchnerismo, si eso no ofendiera a nadie.
Y si esta nueva forma no respondiera a la inserción desembozada ahora en las cadenas de valor financiarizadas, con nuevas formas de inversión. Con el orden restaurado y muchos jóvenes agradeciendo la gracia recibida, que a eso se ha dado en llamar "empoderamiento". Sin necesidad de legitimarse más que en la presunta eficacia de los equipos de gestores reclutados en el CIPPEC. Para la inserción global", dicen.


La representación moderna parece originarse asociada a las quejas.
Quejas eran las de los Cahiers de doléances previos a la Revolución Francesa y quejas las de la Representación de los hacendados, previa a la de Mayo.
La representación electoral se ha despojado de la queja. Es una representación que no pone en acto, no actualiza, ninguna otra presencia más que la del propio representante.
De la re-presentación queda el nombre que la representa.
Con el arribo de los CEOs ya no parece necesario representar que se representa.
Jugando con Hegel, diría Marx que el proceso ha hallado su forma adecuada.
El curso electoral culminó en los fuegos de artificio de las exequias de la representación, más que como tragedia, como torneo de bufonadas sin gracia. Grotesco entre soberbia y cobardía. En la pelea por el ritual queda al desnudo eso, el rito de la representación electoral.

En la época de los decretos de necesidad y urgencia, del estado de excepción, la ejecución no requiere normas. La norma es la de la fuerza de la ley económica de la expectativa de la ganancia. De la acumulación como prosperidad. Del desarrollo y el crecimiento. La única legitimidad necesaria entonces es la de la eficacia y la eficiencia. O su símbolo marketinero.
El discurso representativo es apenas requerido para el día de renovación de los gestores, para motorizar las urnas.
Los CEOs re-presentan, ejecutando. Hacen presentes las estrategias y las políticas que están por encima del Estado. No necesitan de éste como ilusión de comunidad, sino como aparato, como organigrama vivo. Como departamento ejecutivo. Poner en marcha las decisiones supra-estatales. Hacerlas presentes, en acto.
Representación descarnada. El cinismo impúdico en lugar de la hipocresía de la simulación.
Representación genuina del poder. Mandaderos con el uniforme de la empresa, vienen a ejecutar sus órdenes sin simular ninguna queja. Ninguna demanda, diría el finado Laclau.

Esta parece ser la verdadera renovación de la política. El paso de la lógica discursiva del significante vacío a la lógica tecnócrata del significante pleno de dominación. Desnuda.
La vieja intelectualidad melló el arma de la crítica, ni supieron ni quisieron asumir la organicidad popular que proclamaron. De esos ni siquiera serán útiles los que se les opusieron desde el elitismo antipopulista de La Nación. Los Luis Alberto Romero, los Santiago Kovadloff.
Unos y otros han dejado el camino abierto a la verdadera nueva intelectualidad orgánica.
La de la lógica tecnócrata. Parece hasta simbólico el pasaje sin escalas del Ministro de Ciencia y Tecnología. El defensor de los agro-tóxicos de Monsanto. Camino también preparado para el makrismo. Como el swap de China.   
Para el discurso del Desarrollo y la legitimidad de la gestión eficaz, para la política como trabajo de dirigentes modernos en equipo, no hacen falta los discursos jauretchianos, patrioteros o dorreguistas. Porque no hace falta esconder a la Barrick  Gold, a Chevron, a Monsanto y al ISBC detrás suyo.
Para ese discurso son aptos los genuinos intelectuales orgánicos que pasan sin disimulo por las puertas giratorias de las empresas al estado. Ida y vuelta.
Los dirigentes modernos que trabajan en equipo son los nuevos intelectuales orgánicos del país normalizado que nos dejaron.

Fred Vargas es una escritora francesa de policial negra. Como suele acaecer el protagonista es un comisario fuera de serie acompañado de personajes secundarios no menos extraños. El de Vargas tiene un vecino español cuya manía es orinar en el jardín. Es manco, perdió el brazo en la guerra civil siendo niño. Es una metáfora de las cosas incompletas.
Al tiempo en que la esquirla lo mutilaba, Lucio se estaba rascando ese brazo que había sido picado por una araña. De vez en cuando rasca donde estaba porque, dice, no había terminado de  hacerlo.
Temo que si no nos ponemos un poco al día con las nuevas formas de dominación nos volveremos a quedar rascando en el vacío. Como les pasó a muchos de nuestros intelectuales, llamados así mismo orgánicos, rascándose en la picadura del Tío Cámpora y de Gelbart en la Vuelta de Obligado.

 Aun esquivando la tentación del guruísmo apocalíptico, creo que son previsibles las resistencias.
Si el asunto es así será cuestión de no caer en la trampa de los discursos sin horizonte.
Ni nuevos ni viejos. Porque ninguno de los dos es el nuestro.
Claro es que para rumbear para el horizonte no nos sirven los viejos reflejos.
Para ser anticapitalistas, si es lo que pretendemos, antes deberíamos arrimar, creo, a entender sus actuales procesos. Como para ser herejes antes hay que leer La Biblia.
No sirven las coartadas fáciles y perezosas.    



Edgardo Logiudice
Diciembre 11 de 2015.  



sábado, 21 de noviembre de 2015

La derrota. Algunas reflexiones.

Desde el punto de vista de los sectores más humildes y de quienes pretenden estar de su lado, de los militantes de verdad de los movimientos barriales, culturales, solidarios, se trata de una derrota agravada por la mucha sorpresa. Derrota en manos de una personalidad políticamente irrelevante en la provincia donde el candidato a Presidente gobernó ocho años. Y mucho más irrelevante frente a quien, para muchos de aquellos sectores, conducía un proceso presuntamente popular con ribetes de epopeya.

En realidad la culminación de una derrota.
En realidad una sorpresa inducida por el triunfalismo.
En realidad un proceso de derrota oculto por el gatopardismo de algunos, la complicidad de otros y la ignorancia de muchos.
El gatopardismo de los conductores, la complicidad de los arribistas, la comodidad de la ilusión de una victoria y la ignorancia compartida de los propios pretendidos intérpretes de los humildes. Es decir, de muchos de nosotros.

El proceso de derrota comienza con el desguarnecimiento o despojo ideológico de los movimientos sociales en cuyas luchas, realizaciones y anhelos  se apoyó, se empinó, este proceso político.

La maquinaria de los partidos políticos ya estaba agotada, no sólo como posible instrumento de emancipación sino siquiera de algún cambio o de algún conato de lucha.
La Alianza fue la expresión abierta de esa inopia ideológica, pero también lo fueron las elecciones de las que Duhalde fue el gran elector. De alguien a quién le ayudó también su propia irrelevancia. Que se vayan todos fue la expresión de ese estado. Y, por su irrelevancia el elegido pudo no aparecer en el todos. Los todos que volvieron de su mano, los todos de la Alianza, de Menem y de Cavallo.

El aparato de la burocracia sindical hacía mucho tiempo ya que no se distinguía por sus rasgos ideológicos, más que por un difuso peronismo simbólico y ornamental. Le bastaban algunos reajustes de caja necesarios. Salvo algún inerme sector estatal que no ambicionaba mucho más que su reconocimiento jurídico, sin alcanzar a trascender al ámbito de los movimientos sociales. Por decisión o impericia.

De la pobreza y hasta ingenuidad política de algunos movimientos sociales es muestra la presencia de Schoklender. El coraje cívico de muchos luchadores por sí sólo no garantizaba ninguna estrategia de cambio, lo que fue aprovechado por los impostores gatopardistas,  los arribistas y oportunistas. Sin perjuicio de la sinceridad y honestidad de quizá la mayoría de, sobre todo, los jóvenes militantes. Y hasta funcionarios de las segundas líneas.
Si la cooptación, como gustan decir algunos, fue posible lo fue sobre un terreno de endeblez ideológica. Pues la cooptación ideológica no es un pecado sino la herramienta política básica de la construcción de hegemonía. Otra cosa es la corrupción disfrazada.

Los partidos de izquierda no existieron. La Alianza Izquierda Unida no alcanzó el dos por ciento de los votos en las elecciones posteriores al que se vayan todos. No existieron, probablemente porque, como aun ahora, estaban derrotados ideológicamente desde hacía mucho tiempo. Y no por la caída del muro. Ella misma fue expresión de la gran derrota ideológica. Las ideas habían devenido doctrinas. Los instrumentos teóricos quedaron, por lo general, congelados en el tacticismo pragmático de la inmediatez,  infecundos para responder a los cambios profundos del capitalismo. Su modo de producir y su modo y forma de apropiación. Y, con ello, la morfología de la clase que vive de su trabajo; las nuevas subjetividades; las nuevas formas de control social, sobre todo-precisamente- ideológicas.

Del estado de orfandad ideológica, acá deberíamos decir orfandad teórica, de muchos intelectuales  es índice su papel anodino en este proceso.
Después del alfonsinismo los llamados intelectuales orgánicos habían casi desaparecido.
La Revista Unidos había desaparecido en 1991. El primer Secretario de Cultura en 2003 fue Torcuato Di Tella. Era más o menos lo que había. Al poco tiempo es reemplazado por Pepe Nun que, en momentos en que De La Rua declaraba el estado de sitio proponía entregar el Gobierno a una junta de notables. Con  él se incorporó Horacio Gonzalez a la Biblioteca Nacional. El Ministro de Educación fue Filmus que había sido asesor de Menem.
Los entusiastas no pasaban mucho más allá de Nicolás Casullo, José Pablo Feinmann,  Mario Wainfeld y el dorreguista Pacho .   
Sólo después de la 125 se agrupa un sector que, si al inicio, promete una actitud crítica, al poco tiempo se transforma en un núcleo de propaganda autoreferente, cuyos documentos cobraron celebridad por lo críptico de sus enunciados.
Muchos jóvenes universitarios para entonces ya estaban obligados por la trampa de los papers a destajo. Su pensamiento crítico no fue mucho más allá del Capítulo XXIV, la alienación y el fetichismo de la mercancía. O alguna variante de Vigilar y Castigar. Mientras el mundo hacía rato que andaba  por la economía capitalista de la inteligencia, las TIC, las cadenas globales de valor y la financiarización. Y otras formas de control y disciplinamiento, más sutiles e intangibles.
Las poquísimas publicaciones de izquierda son elocuentes todavía en cuanto a este desfasaje.

Una derrota en la derrota. Que no es la derrota del domingo 25 de octubre. Esta derrota culmina la derrota la del 25 de mayo de 2003, cuando el ahora derrotado entró como vice de quien el mismo día de asumir prometió un "profundo cambio cultural y moral" que incluía pagar la deuda y ofrecer seguridad jurídica: "Quiero una Argentina normal", "Sabemos que nuestra deuda es un problema central, no se trata de no cumplir, de no pagar".  
E impostó elípticamente  un pasado heroico: "Formo parte de una generación diezmada, castigada de dolorosas ausencias", dijo.  
Cumplieron. En orden y desendeudados con pagos soberanos. La derrota está allí, en haber aceptado ese derrotero como un profundo cambio cultural y moral. O, por algunos, al menos como un nuevo desarrollismo.
La derrota electoral es el triunfo de aquel proyecto y el índice de nuestra derrota, la verdadera.

De poco sirve decidir dramáticamente. Chantajeados. Por un discurso de retirada.
Peor aún, de abdicación. Yo les di todo esto, háganse cargo. Yo estoy hecha, no puedo pedir más.
La suerte está echada.


Mirado desde este punto de vista no creo que en esta coyuntura  se trate de una cuestión de principios frente al sistema de la democracia representativa. La representación es una trampa descubierta ya por Rousseau: el pueblo inglés cree que es libre porque sufraga y en el momento que lo hace se pone las cadenas.
Pero el ejercicio del voto como exteriorización de una decisión es la expresión democrática ineludible, para acordar o disentir. Hacer uso de él o no hacerlo, si realmente sostenemos que lo decisivo es el movimiento social, no formalmente institucional, es una cuestión de estrategia. Sólo que la estrategia para no quedar reducida a táctica pragmática y coyuntural requiere un rumbo. Y para intentar un derrotero es necesario saber en qué aguas se navega, qué corrientes, qué vientos y con qué nave. Conocer los mecanismos, las fuerzas sociales concretas, específicas, ubicadas en tiempo y espacio, el conjunto complejo de relaciones.
Una vaca puede ser alimento, instrumento de producción, o materia prima, u objeto de culto.

Por eso mismo creo que no sirven de mucho las homologías formales aunque se trate  equivalentes. Los fenómenos y las cosas son lo que son como resultado de procesos y en un proceso. Lo que no quiere decir que los diferentes o distintos sean opuestos y, mucho menos contradictorios. En esta coyuntura los candidatos no son homólogos pero son equivalentes, son diversos pero no opuestos. Durante la campaña dijimos, dado que ya no representan porque perdieron sus máscaras, porque son equivalentes son intercambiables.  
Que Macri asuma la YPF no fiscal, la AUH y, ahora hasta los derecho humanos, no dice otra cosa que todas esas cosas a medias pueden ser absorbidas por cualquier pragmatismo que se atenga a lo esencial de la gestión del actual capitalismo.

Por eso mismo creo que no es válido el argumento de que, en la coyuntura que enfrentamos, dado que los candidatos son similares se impone votar en blanco.
Son equivalentes en un proceso - el que traté de describir - en el que, en la relación de fuerzas actuales y sin un rumbo más o menos preciso (y esto, en mi opinión, es lo decisivo) poco podemos incidir, ni aprovechar su diversidad de gestación.
Esto último, de aquí al día de los comicios, sólo sería posible si, antes de ellos hubiera una muy fuerte reacción condicionante de los mejores sectores de peronistas. No lo veo probable ya que no es precisamente la movilización y la autonomía de criterio lo que ha propiciado el kirchnerismo ni lo que ha caracterizado al proceso, y menos aun desde que su dueña largó el cuzco a la deriva.

Pero ello no nos excusa para ignorar el problema, ni la coyuntura. El problema es indagar de qué proceso es esta coyuntura. Creo.

Por eso mismo creo que no es muy acertado pensar que, dado que parecen avecinarse fenómenos de la crisis, las luchas van a caer en bandeja para quienes la anuncien y los que lo hagan serán los beneficiarios. Tenemos bastante experiencia con aquello de cuánto peor, mejor. Porque no estamos en condiciones de garantizar lo mejor, y lo peor de lo peor puede ser peor.

Diré entonces que, en este caso, es tan legítimo votar o no votar, votar en blanco o hacerlo por el espectro de un proceso que, para grandes mayorías y, sobre todo, humildes mayorías, y también muchos convencidos luchadores, significó una gran esperanza. Pero sin la ilusión de que la abstención o el voto en blanco lleguen a significar políticamente una muestra de repudio colectiva, que es la que vale. Porque no tenemos - insisto - fuerza ni, sobre todo, rumbo.
Por eso no me sumo ni asumo ningún llamamiento. Sólo tomo mi decisión individual de no ir al acto electoral.
Sin por ello abjurar del derecho inalienable del sufragio, por el que los desposeídos pagaron buenos precios.

Algunos pueden pensar, y algunos lo dicen, que no nos podemos lavar las manos. Tienen razón. Los que con reducidos medios criticamos la gran mentira de ocultar la derrota con pequeñas verdades no nos las lavamos. Quien ya se las lavó es quien acaba de abandonar el barco salvando sus  medallas. Y dejándonos la tarea de levantar el muerto, cualquiera de ellos sea, que ella misma coronó. 

En cualquiera de los casos creo que hay que barajar y dar de nuevo, investigando un poco más que hay en el mazo. Mientras tanto habrá que resistir, con la solidaridad de los huérfanos.  Sin desánimo ni desilusión. No se desilusiona el que no se ilusionó.


Hoy, 3 de Noviembre 2015


Edgardo Logiudice

* Estas breves reflexiones sobre la coyuntura electoral se fundan al menos en dos presupuestos. Uno vinculado a la derrota ideológica o teórica y el otro respecto al papel objetivo, en este caso del llamado kirchnerismo, en relación a las estrategias del proceso capitalista global. Ambos están ligados ya que la derrota cultural lo es, precisamente, respecto a la tardía asunción de esos nuevos fenómenos. 
En el primer asunto la derrota se vincula a la falta de asunción general de los nuevos modos de producir y del modo y formas de apropiación por la izquierda política y las organizaciones de la clase obrera.
Un proceso que emerge en las décadas de los setenta/ochenta orientando al capitalismo hacia nuevas estrategias con creciente preeminencia de su sector financiero. Una revolución científico-técnica, sin precedentes en cuanto a su magnitud, en un momento de una colosal acumulación de capitales, fundamentalmente derivados de los petrodólares.     
En ese contexto el papel de los nuevos procesos productivos fueron quedando subordinados a nuevos modos y formas de apropiación y acumulación, apareciendo así los mecanismos de lo que se dio en llamar capital y ganancia ficticia. Mecanismos montados sobre productos financieros siempre vinculados a deudas, sean soberanas o privadas; estas últimas fundadas en un preponderante papel del consumo, favorecido por las propias técnicas de información y comunicación.
Estas transformaciones comenzaron a ser detectadas e indagadas en la década del noventa de manera confusa y recién en la primera década de este siglo aparecen ligadas al modo y forma de apropiación y acumulación. Despertando antes las ilusiones liberadoras del general intellect del Marx de los Borradores, en una especie de cultura hacker entre liberal y libertaria. La expresión "capitalismo cognitivo" para vincular los fenómenos de la producción de contenido de conocimiento al modo de apropiación capitalista aparece recién con el cambio de siglo.
Pasaría bastante tiempo para que se comenzara a hablar de la economía de la deuda y vinculada, sobre todo, a las deudas soberanas no a las del consumo. Desconectado así este último de las TIC como herramientas subordinadas a las finanzas. Así el consumismo sólo fue visto como fenómeno anómalo, moralmente criticable.
Muchas de estas cuestiones no pasan aun hoy de las investigaciones y publicaciones especializadas.

Pero es en ese contexto no asumido, o no asumido críticamente, en el que se desarrolla el proceso de endeudamiento y crisis de la deuda latinoamericana y del Caribe del que, aquí, el kirchnerismo es parte.
La que se llamó la cuarta crisis de la deuda de América Latina no estaba desvinculada del rol financiero que jugaba ya la producción primaria como producto financiero. Commoditie, base de futuros y derivados ya en ese momento a raíz de la demanda de alimentos, petróleo y materias primas desde el Sudeste Asiático y, luego, China.
Por eso, creo, que el proceso kirchnerista no puede desvincularse, como trató de hacerse, del menemista.
El colosal endeudamiento de Menem no está desvinculado del papel de su Secretario de Agricultura, introductor del glifosato, ni el Secretario de Planeamiento, en las relaciones con China, para vender soja.
Pues bien, en 2003 los acreedores querían cobrar y América Latina y el Caribe aumentaron sus exportaciones de productos primarios con poquísima elaboración. Las deudas se reestructuraron y pagaron con ellos. Con vehemencia de pagadores seriales. Lula primero, Kirchner después.

Creo que estos presupuestos son los de la derrota ideológica y el papel objetivo del proceso kirchnerista.
Que, por supuesto, no son los únicos.  

viernes, 2 de octubre de 2015

Gramsci, Ernst Bloch, las utopías, el orden y los bomberos de Lampedusa.

Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi. Mi sono spiegato?


Ernst Bloch

En 1977 el estudioso alemán Arno Münster, un discípulo, publica una selección sistematizada de entrevistas realizadas a su maestro Ernst Bloch entre los años 1965 y 1976. En 1984 fue traducida al italiano[1].
El autor de El principio esperanza decía en una de ellas: "La utopía no es un mito; sobre todo, tratándose de la utopía concreta […] representa un principio de lucha. Reenvía a cuanto de nuevo ha permanecido aun inexplorado […] es una fuerza social que juega su rol aun cuando no sea siempre reconocida como tal. La utopía de una vida distinta y mejor ha sido siempre revolucionaria".
"La esperanza no es fe. […] No se posee jamás la seguridad, pero cuando no se tiene ninguna esperanza, todo hacer es imposible". "Se trata de comprender como lo posible puede ser posible. […] la articulación de lo posible, latente en el presente".
Ni mito ni fe, indagar la posibilidad, lo inexplorado de lo posible, de lo nuevo. No el posibilismo de la imposibilidad de los hechos sólo posibles y seguros y el mito y la fe como fáciles coartadas que aparentan esperanzas donde no las hay.


Gramsci

Manuel Sacristán llamábase a sí mismo grande garabatero, siendo para él garabatos sus textos manuscritos. De éstos se conservó uno inédito hasta 1998. Escrito a finales de los sesenta lo había titulado El Orden y el Tiempo. Introducción a la obra de Antonio Gramsci (1891-1937) [2].
En los fragmentos que se conservaron, que por diversas razones Sacristán no quiso publicar como la introducción a su célebre Antología editada en México en 1970, éste sostiene que el "motivo rector del pensamiento y la práctica del fundador de L´Ordine Nuovo [es] el problema del orden de la vida de los hombres, el tema de la caducidad del orden viejo, y el de los tiempos con y en que puede aparecer el orden nuevo".
Recordaba Sacristán que dos años antes de aparecer L´Ordine Nuovo lo hace el ya legendario periódico, del que sólo se publicó un número, La Città Futura. El joven Gramsci escribió allí sobre las utopías y el orden. La intención, señala, era "educar a los jóvenes socialistas en la justificación de la tendencia a la utopía, aun sin caer en ella". Decía allí el sardo de algunas utopías que "no tenían base porque eran demasiado analíticas", "el defecto … consiste en creer que la previsión puede ser previsión de hechos" y "no es concebible una voluntad colectiva que no tenga un objetivo universal concreto".
En ese texto, titulado "Tres principios, tres órdenes", decía "La palabra orden tiene un poder taumatúrgico". Tiene que tener algo prodigioso, presentando el desorden reglado como orden humano, y evitar así la conciencia de la explotación. "Los socialistas no tienen que sustituir un orden por otro. Tienen que instaurar el orden en sí". Un orden humano que, como objetivo universal concreto, una voluntad colectiva que sustituya con él el viejo orden.


Laclau

"Cuando la gente se siente muy afectada por un proceso de desintegración social, finalmente lo que necesita es algún tipo de orden. Que orden prevalecerá es una consideración secundaria". Lo decía Ernesto Laclau en una entrevista de Tiempo Argentino el primero de octubre de 2011.
Poder taumatúrgico del orden. Prodigio de los hechos, cualesquiera que sean, inmediatamente posibles, que restauren el orden que restará tan desordenado como estaba. Pragmatismo del statu quo del orden impostado. Que sustituye la utopía por el mito y la esperanza por la fe. Impostación de cambio que ahoga cualquier  voluntad colectiva de un orden humano nuevo.
Conservación del desorden del que las crisis políticas y económicas no son más que el síntoma del desorden inhumano de la barbarie naturalizada del hambre, la desigualdad, a degradación, la violencia, la muerte. De humanos, del género llamado humanidad.


Giuseppe Tomasi

En 1963 Luchino Visconti hizo famosa la única novela de Giuseppe Tomasi, Príncipe de Lampedusa, escrita entre 1955 y 1956 y publicada en 1958, después de su muerte: Il gattopardo[3]. Un leopardo, cuya figura era el centro del escudo de armas de su familia. Y, de su familia, el bisabuelo es quien inspira el protagonista. En la ficción un Príncipe siciliano de la Casa de los Salina, nobleza decadente de aires aristocráticos, en la isla que era parte aun del Reino de las Dos Sicilias bajo los Borbones.
1860 es tiempo del Risorgimento, de la liberación y la unificación de Italia. La unificación va adelante en nombre de los Savoya, el Rey Vittorio Emanuele II.
Tiempo también de ascenso de la alta burguesía de la isla. Y la aristocracia busca componendas, no todas del agrado de nuestro a veces nostálgico Príncipe.  
Garibaldi desembarca en Marsala al frente de sus Mil voluntarios. Un sobrino del viejo noble, Tancredi, se alista en las tropas de camisas rojas.
El aristócrata ha visto el cuerpo destrozado de un soldado caído. Su sobrino está a punto de partir al frente.

El Príncipe tuvo una de sus acostumbradas visiones repentinas; una escena cruel de guerrillas, descargas de fusilería en el bosque, y su Tancredi por los suelos, con las tripas fuera como el desgraciado soldado.
- Estás loco, hijo mío. ¡Ir a mezclarte con esa gente! Son todos unos hampones y unos tramposos. Un Falconieri debe estar a nuestro lado, por el rey.
- Por el rey, es verdad, pero ¿porqué rey?...Si allí no estamos también nosotros-añadió- esos te endilgan la república. Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie. ¿Me explico? …Hasta pronto. Volveré con la tricolor.

Luego del triunfo de Garibaldi, el gobierno central envía al funcionario Chevalley  para ofrecer al Príncipe, escéptico en cuanto a posibilidades de modernizar Sicilia,  una senaduría que éste no acepta. Terminado el encuentro

Chevalley pensaba:
«Este estado de cosas no durará. Nuestra administración nueva, ágil y moderna cambiará todo.»
El príncipe estaba deprimido:
«Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre…Y luego será distinto pero peor. Nosotros fuimos los Gatopardos, los Leones. Quienes nos sustituyan será chacalitos y hienas, y todos, gatopardos, chacales y ovejas, continuaremos creyéndonos la sal de la tierra.»

Así es como nace, desde la única novela póstuma escrita por un ignoto literato amateur, una expresión que alcanza el rango de categoría política. Redondeada con otras reflexiones:

¿Y ahora que ocurrirá? Bah, tratativas salpicadas de escopetazos innocuos y, después, todo será lo mismo mientras todo estará cambiado.
Sucederían muchas  cosas, pero todo habría sido una comedia, una ruidosa y romántica comedia con alguna manchita de sangre sobre el bufonesco disfraz.
Para que todo quede como está. Como es en el fondo: solamente una imperceptible sustitución de grupos.

El viejo noble había descubierto una estrategia del orden del desorden: los bomberos disfrazados de incendiarios. Héroes de batallas libradas por otros. Para otro monarca.


Tsipras

En estos "tiempos comprimidos" en la expresión de David Harvey, algunos procesos políticos expresan en forma sintética y acelerada lo que hasta no hace mucho tiempo demandaba algunos años. No ya el largo proceso del Risorgimento, sino de algunos acaecidos por estos pagos, mejor conocidos por nosotros, cuyo sentido se evidencia después de algunos años.
Grecia parece ser, aunque con sus especificidades claro, una muestra de ese tiempo comprimido en nueve meses. Los hechos son conocidos. En dos de los países más pobres de Europa, castigados por crisis financieras, onerosos "rescates" y fuerte corrupción, surgen dos movimientos que hacen temblar las barbas de los que manejan el orden del desorden: Podemos y Syriza. Movimientos que se proclaman algo nuevo, irrumpen como un sismo de radicalidad. Los hechos son conocidos.

Gabriel Puricelli, vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas, ha analizado las recientes elecciones que confirman a Tsipras como Primer Ministro de Grecia[4].

"La única bandera que queda incuestionablemente  en pie del programa económico original de Tsipras es el reclamo de una quita de la deuda".
"…el mandato recibido en las elecciones de enero se había revelado de imposible cumplimiento: no era posible rechazar en sus términos principales el acuerdo con los acreedores y al mismo tiempo seguir en el euro".
"La mayoría [de Syriza] planteó mantenerse en el euro y realizar correcciones minimalistas al ajuste puesto como condición por el Eurogrupo".
"Una minoría … de los griegos, los suficientes como para darle la posibilidad de formar una mayoría parlamentaria, estuvo esta vez de acuerdo con Tsipras. Hizo de Syriza el nuevo eje de la izquierda griega, confirmando el reemplazo del Pasok en esa función".

(Pasok fue la socialdemocracia griega, otrora poderosa, que gobernó durante los ochenta y noventa. La función de Pasok con la deuda fue firmar el primer rescate que llevó a la actual crisis helena)

"El propio Tsipras no prioriza un reordenamiento sobre el eje izquierda/derecha: al elegir a Anel para alcanzar la mayoría".
"…busca un gobierno de «lo nuevo» en lugar de un gobierno incuestionablemente ubicado a la izquierda del centro".

(Anel es una formación conservadora, nacionalista y clerical. Panos Kamenos es su líder y será Ministro de Defensa. Con respecto a la inmigración ha dicho que "vive deliberadamente fuera del sistema" y que los que llegan a la frontera son "pobres y decrépitos". Hombre de la Iglesia Ortodoxa es defensor acérrimo de la enseñanza religiosa en las escuelas y del actual Estado confesional.) 

Por último sostiene Puricelli que Syriza debía responder a una pregunta:
"¿la izquierda debe llevar adelante un programa adelante como si fuera un experimento?...Tsipras se había decantado por decir…no".
El sociólogo sugiere que los candidatos son electos para gobernar, como sea, sin andar haciendo experimentos.

El "triunfo" de Tsipras en los números significa que la abstención llegó al 44%, cuando en enero había sido del 36%,  y que de los electores su caudal junto al xenófobo, antisemita  y clerical Anel suma menos del 20%.  
Cuatro millones de griegos no votaron cuando lo deben hacer obligatoriamente. De ellos 750.000 no volvieron a votar a Syriza.

Nada de experimento, sólo lo posible, Syriza reemplaza a Pasok para hacer lo mismo que éste. La incendiaria radicalidad ha venido a apagar el fuego desmovilizando, desarmando, al pueblo griego. Nada de voluntad colectiva.
Cualquier similitud…
Hay que ser de muy malas leches para generar una ilusión y matar la esperanza.

Orden humano, utopía concreta


Utopía concreta de un orden humano. El orden humano no es una esencia. La utopía de ese orden es concreta.
Orden humano quiere decir que la salud y la muerte no deberían cotizar en Bolsa. Que el delito de lesa humanidad de contaminar y degradar conscientemente el hogar común del género no se transformara en derecho a cambio de un precio.
Orden humano sería que, en la época de la producción inteligente y su potenciación social cooperativa, la creciente desigualdad no negara el acceso a miles de millones de congéneres a las condiciones mínimas de una vida humana. Que no fueran condenados al destierro y el confinamiento de los campos.
Esperanza no es espera. Esperanza es el rumbo de una construcción colectiva no resignada al desorden inhumano del capital.


Quid rides? Mutato nomine de te fabula narratur

Mucho de lo demás es el juego de la política chiquita que termina reduciendo la democracia y la "nueva forma de hacer política" al material de la urna, la longitud de la boleta o la aplicación de algún chisme electrónico.
Y la épica del mito incendiario acaba con la fe en la elección del menos malo. Con el desvaído disfraz maquillado de apuro con el toque de impostado maoísmo del ladero.



Edgardo Logiudice
Septiembre de 2015.



[1] BLOCH, Ernst. Marxismo e utopia. Roma 1984, Editori Riuiti.
[2] SACRISTÁN, Manuel. El Orden y el Tiempo. Madrid 1998, Trotta.
[3] En castellano G.TOMASI DI LAMPEDUSA, El gatopardo. Barcelona, 1988, Argos Vergara.
[4] PURICELLI, Gabriel. Misma ecuación política, otro Tsipras. Diario Página 12, Bs.As. 22/09/2015.

jueves, 1 de octubre de 2015

Volkswagen y las cámaras de gas.

Volkswagen fue pillada ocultando gases mortíferos.
El nombre suscita oscuras reminiscencias. Su origen se debe a Hitler, quien encargó el proyecto al fabricante de armas de la Alemania nazi Ferdinand Porsche, del que lleva su nombre el grupo económico que controla Volkswagen.

La mortífera camarita de gases no se halla ahora en ningún campo sino en once millones de automóviles dispersados por el planeta repartiendo oxido de nitrógeno. Una inocente centralita ubicada en el sistema de escape con un software que detecta si el vehículo se encuentra o no en el banco de rodillos del test de gases. Si lo está bloquea funciones que, andando normalmente, los produce.

Una más de las mentadas innovaciones que vuelve locos de contentos a los entusiastas de las nuevas tecnologías. Las ciencias y las técnicas, dicen, no tienen distinción de clases. Y es verdad, pero tienen dueños que disponen de ellas.

No se trata de un fraude, es parte del negocio. Se ahorran costos y se compite.
Es parte del perverso sistema de comprar el derecho de contaminación. Las empresas que están por debajo de los límites críticos de contaminación son premiadas con créditos por el simple hecho de cumplir el deber de no matar (Mateo 5, 21).
El crédito así reconocido se titulariza en bonos que tienen precio, el valor dinerario del Quinto Mandamiento.
Quienes exceden los mentados límites, por caso Volkswagen, pueden comprar ese derecho a matar y contaminar tranquilos.
Se  adquiere así patente de genocida como otrora se adquiría la patente de corso para matar y saquear.
Huele a nazi ¿verdad?

Pero comprar los bonos de libre contaminación aumenta los costos y merma la ganancia. No va ello de acuerdo con el Primer Mandamiento del capitalismo. Es pecado. Mortal.
Como lo es perder la patente. El Señor del mercado de valores lo castiga, las acciones pierden valor. El grupo Porsche, el patrón de los patrones, declama su ignorancia, es una víctima más. Acude a redimir el pecado ajeno, enrocando directivos y haciendo acto de contrición jura no volver a permitir el pecado de su vástago. Como un buen padre de familia.

El gobierno alemán muestra su preocupación por el honor -y el valor- del Made in Germany. Los medios europeos se lamentan. No conviene hacer demasiado ruido, después de todo junto a Porsche, 50% de los votos del directorio, conviven armónicamente la Iglesia Evangélica Alemana del Estado de Baja Sajonia con el Islam de la monarquía confesional de Qatar con un 20% más o menos cada una.  

Los vehículos seguirán en la calle. La empresa y las autoridades garantizan que se respetará el derecho de propiedad de los usuarios. No se retirarán de la circulación. El derecho a la vida es otra cosa, no está sobre la mesa.

Dentro de un tiempito se realizará la Cumbre del Cambio Climático. El cura Bergoglio ha dado sus consejos evangélicos. La cumbre hará sus conocidas "recomendaciones". Es una cuestión de Responsabilidad Social Empresarial.

Ningún gobierno ha condenado el hecho.


Edgardo Logiudice

Septiembre 2015.

jueves, 17 de septiembre de 2015

La otra cara del salario. Apuntes y conjeturas sobre las nuevas formas de apropiación del trabajo.

Un ejército de seres obedientes e industriosos que se retiraba durante unas horas y que al día siguiente realizaría el trayecto en sentido contrario. Tan cansados y aburridos por las mañana como por las noches: los hombres epsilon de 2011 que habían hallado la felicidad en las compras a plazos.

HILL, Toni. Los buenos suicidas, Bs.As. Grijalbo, 2014.


I.

Intento acerarme a algunos caracteres específicos o determinaciones ideales o formales de la apropiación capitalista del trabajo ajeno.
Lo hago a partir de su forma básica, el salario. Me apoyo inicialmente en textos de Marx. En particular los Borradores de 1857/58 y el Capítulo VI Inédito de 1863/66.

La contracara del salario como precio y pago de la capacidad laboral o fuerza de trabajo es el consumo de los medios de subsistencia y condiciones de vida.
La emergencia del consumo en magnitudes inhabituales hasta no hace muchas décadas, son tales que  han dado lugar a la noción de nuevas clases medias dentro del fenómeno llamado consumismo.
Tal universo induce a orientar las reflexiones hacia esa otra cara del salario.

La aproximación más divulgada, como precio y pago de la fuerza de trabajo hace referencia al carácter contractual, al contrato de trabajo individual o colectivo según las épocas. Es decir a la forma mercantil de la relación social cuya forma ideal es el contrato.
El carácter material de esa relación social, su determinación material en términos de Marx, no es perceptible si no atendemos al destino del dinero que representa el precio y el pago de la capacidad laboral.
El destino de ese dinero que lo expresa, no el destino de cualquier dinero. El dinero de la economía mercantil es el medio de circulación de cualquiera y todas las mercancías; es el equivalente general de todas ellas por medio del cual se realiza el intercambio. El destino del dinero del salario es restringido necesariamente a los medios de subsistencia y condiciones de vida que el asalariado debe proveerse a través de la compra mercantil.

Los medios de subsistencia y condiciones de vida en general son históricamente determinados. Bienes que fueron medios de subsistencia dejan de serlo, no se producen más y son sustituidos por otros más aptos o no. Pero la sustitución significa por lo general la no producción de los sustituidos. Pero, además, la innovación genera como medios de subsistencia necesarios otros antes inexistentes.
El periódico para el obrero urbano inglés en la época de Marx, el teléfono móvil en nuestros días.

En el modo de producción y de apropiación capitalista la circulación de los bienes y el intercambio se asientan sobre la base de la economía mercantil. El intercambio se realiza por medio de compraventas. El asalariado se provee de los bienes de subsistencia comprándolos. La compra mercantil completa la relación social salarial.
En la economía mercantil la compra es la forma de adquisición de la posesión de los bienes como propiedad. El asalariado adquiere formalmente la propiedad mercantil de los medios de subsistencia y condiciones de vida. Idealmente el asalariado es propietario de esos bienes. La compra de los medios de subsistencia lo constituye en propietario.
También del periódico y el celular. Antes, de un automóvil.


II.

La propiedad privada mercantil del asalariado es una propiedad ideal generada en el ámbito formal de la producción capitalista industrial, la circulación.
Así como el dinero del salario tiene un destino restringido, los bienes que éste representa también.
Son bienes destinados al consumo, producidos así desde el inicio, no se trata por lo general de bienes para circular indefinidamente sino para ser consumidos o usados de forma inmediata. Bienes terminados, acabados, decía Marx. El uso de algunos bienes que forman parte de las condiciones de vida son expulsados de la circulación aunque no lo sean sino cuando se desgastan. El uso es un consumo diferido en el tiempo.
El consumo agota la cosa, agota la forma de la mercancía, tanto su valor de cambio como su valor de uso. De modo que con ello desaparece su posesión y su propiedad.
Es la propiedad del humo. Para el asalariado es una titularidad a lo sumo efímera, sin contenido material. La ilusión de propiedad, una propiedad imaginaria. Pero esa imagen de propietario es una forma necesaria tanto para que el asalariado pueda consumir y, por lo tanto subsistir, como para la clase capitalista como totalidad, para realizar el valor de sus mercancías al transformarlas en dinero cuando las vende. Para los capitalistas en su conjunto es necesaria esa transformación para que el dinero abandone su forma de medio de circulación para volver a la producción en forma de dinero-capital. La propiedad capitalista industrial.

El consumo aparece como la finalidad de la producción. La producción de los medios de subsistencia básicos, los alimentos para alimentar a la población. La finalidad ideal de la producción de la industria alimentaria, por ejemplo.
Esta finalidad corresponde por cierto a la forma de producción mercantil simple o no desarrollada. El intercambio con vistas a los valores de uso entre productores individuales independientes destinado al consumo que se desarrolla en los bordes o en los intersticios de economías pre-capitalistas.  La propiedad que se trasmite difiere de la propiedad mercantil, ésta propiedad se adquiere con vistas al valor de cambio. Comprar para vender es la tarea del mercader, comprar lo más barato posible y vender lo más caro posible. Ganancia resultante de la diferencia de precio entre compra y venta. Este movimiento da como resultado la propiedad privada mercantil, la de los mercaderes.
La propiedad generada por el intercambio en vista a los valores de uso, el uso o el consumo, es la propiedad privada personal. Anterior y distinta de la mercantil.

Pero la propiedad privada mercantil, la de los mercaderes, mantiene el carácter ideal de la propiedad personal asentada, fundada en el trabajo. El mercader piensa que lo que tiene lo obtuvo trabajando, su habilidad para mercar es un trabajo. También algunos economistas pensaban que la riqueza se generaba en la circulación.
El salario es generado en el intercambio como propiedad mercantil con el carácter ideal de la producción personal. Porque el asalariado sólo puede obtener los bienes comprándolos y los puede comprar si trabaja para obtener el medio de intercambio vendiendo su capacidad laboral.
Mi conjetura es que esta yuxtaposición o solapamiento de determinaciones de formas ideales en determinaciones materiales desacopladas temporalmente también ocurre en todo el transcurso de las transformaciones del capitalismo industrial. Conforme a distintas épocas (para algunos fases) del modo de producción y de apropiación. A grandes rasgos, el sistema taylorista, el fordista, el robótico o de la inteligencia artificial.

El salario mismo, como esa relación social de la conjunción de la venta y las compras, sufre transformaciones en sus formas y concomitantemente en su apariencia ideológica.
Si esto es así, entonces no sería legítimo discurrir sobre la alienación en general ni sobre el fetichismo en general, ambos conjuntos fenoménicos tendrían determinaciones históricas específicas, aunque ninguna desapareciera del todo.
Ello implica estudiar los nuevos fenómenos concretos como síntesis de múltiples determinaciones, diría Marx. No reducirlos a un fenómeno originario y excluyente.


III.

Si partimos de las compras, no ya de los asalariados sino de los capitalistas industriales, éstas aparecen como las de cualquier mercancía, un intercambio de valores equivalentes. Cosa que en el ámbito de la circulación es efectivamente así. El capitalista paga el valor, en principio íntegro, de lo que cuesta reponer las energías de una jornada de trabajo, es decir el valor de los medios de subsistencia necesarios que se mide como en cualquier mercancía por el tiempo de trabajo necesario que ellos insumen.
La apariencia, la determinación formal, es la del intercambio mercantil, que da lugar a la propiedad privada mercantil. No obstante, lo conocemos, el valor de uso de esa mercancía fuerza de trabajo, el trabajo vivo, no sólo reproduce, es decir conserva su valor, sino que en el curso de la jornada de trabajo que cobró, es capaz de crear más valor que el que cuesta.
El acrecentamiento del valor resultante, el plusvalor, aparece en la circulación como el de la ganancia mercantil, cuando en realidad el valor acrece en la producción.

Si solamente tomamos en cuenta la diferencia entre el costo y el resultante que incluye el mayor valor es evidente que no hay intercambio en el que los valores son equivalentes. Sin embargo esta demostración cuantitativa de la plusvalía, bastante frecuente y que evidencia la des-posesión resultante, no es completa sino no se pone el acento en que no hay ningún intercambio. No sólo en que éste no es de equivalentes.
Por un lado es necesario insistir en la diferencia entre el valor de cambio y el valor de uso. Pero siendo este valor de uso el trabajo vivo, en acto, lo que realmente sucede es que el capital paga una cosa y compra otra. Pagó una cosa y se apropió de otra. El  capital paga la capacidad laboral, pero ella sola no sirve para nada si no es poniéndola en acto como trabajo vivo, como actividad en contacto con los medios de producción.

El capital compra la capacidad laboral como producto acabado[1], como cualquier mercancía destinada al consumo. La energía, habilidades y conocimientos que consume en la producción, como si consumiera carbón. Sólo que éste transfiere su valor pero no lo crea.

Pero el asalariado como producto acabado no es producto de sí mismo como individuo sino como resultado también de un proceso de producción. Lo produce el capital por medio de los medios de subsistencia, los nutrientes y la materia orgánica, que están representados en el fondo para salarios, el capital variable. Pero el capital no vende obreros, los consume.
Y los vuelve a reproducir, renovar, otra vez como producto acabado, después de alimentarlos. Con los medios de subsistencia que los mismos asalariados producen pero de los que no disponen, no son sus propietarios.

La capacidad laboral es tiempo elaborado, trabajo objetivado, producto. Como tal se requiere y se ofrece. Todos los días en los avisos. Edad, experiencia, conocimientos.  Exámenes pre-ocupacionales. Para trabajadores en relación de dependencia o autónomos.
Requisitos también para pequeños emprendedores y franquiciados.


IV.           

El dinero como medio de circulación equivale a cualquier clase de bienes. Como supuesto, el capitalista dispone del dinero destinado a la producción en proporciones equivalentes a los medios que intervienen. Entre ellos a "fondo de salarios", el destinado a adquirir la capacidad laboral que, dijimos, como tal, como trabajo objetivado, no ingresa a la producción. Lo que ingresa es su uso, que conserva el valor de los demás medios y lo acrecienta. El fondo de salarios, capital variable tampoco. Transita por fuera de la producción conservando y renovando la capacidad laboral, proveyendo a su portador de los medios de subsistencia en la forma de dinero.
Esta forma dinero, supliendo a las mercancías medios de subsistencia, hace circular su título de propietario de ellas para pasarlo al asalariado.
Dice Marx: "Lo que el dinero hace circular no son las mercancías sino los títulos de propiedad sobre ellas"[2].
Pero, vimos también, que esa propiedad desaparece con el consumo. Sin embargo el dinero volvió, acrecentado para quien lo puso, cuando el asalariado lo gastó. Ese dinero no entró en la producción y sigue su curso para retornar a la producción con un plus. Ese plus significa una renovación acrecentada, como el agregado de un nuevo capital. Como tal está representando también medios de subsistencia que ahora ya no son los del fondo de salarios del capitalista sino el plus-trabajo de que fue desposeído el asalariado.
Con la repetición de los ciclos acrecentados la parte que originariamente constituía el fondo del capitalista se aminora proporcionalmente hasta desaparecer. Todo el capital es plusvalía y el capital variable, los medios de subsistencia, también.

En el conjunto renovado del ciclo de la producción en general el obrero jamás es propietario más que idealmente. Los medios de subsistencia que produce son siempre propiedad del capital, bajo distintas formas. Su valor vuelve siempre a la clase capitalista.
"El capital paga, por ejemplo, semanalmente el salario; el obrero lleva ese salario al almacenero, éste lo deposita directa o indirectamente en su banco; y a la semana siguiente [a través de un medio de pago] el fabricante lo retoma del banquero para repartirlo de nuevo entre los mismos trabajadores, etc., y así sucesivamente […] Aquí el dinero se presenta como mero medio de circulación"[3]. Es decir, el dinero sólo circula por las manos del obrero. Si puede ahorrar algo, sin embargo -como recordaba Marx -, es decir postergando o suprimiendo algún medio de subsistencia (el obrero urbano inglés que no compraba el diario), se puede imaginar atesorador. Y otras cosas.


   
V.

"La premisa es que el obrero trabaja como no-propietario y que las condiciones de su trabajo se le enfrentan como propiedad ajena. Que el capitalista n° I sea poseedor del dinero y le compre al capitalista n° II, poseedor de los medios de producción esos mismos medios, mientras que el obrero con el dinero recibido del  capitalista n° I compra medios de subsistencia al capitalista n° III, no altera absolutamente en nada el hecho de que los capitalistas n° I, II y III con en su conjunto los poseedores exclusivos del dinero, los medios de producción y los medios de subsistencia"[4].

La premisa es el obrero desnudo, despojado. Para repetir el ciclo, la premisa tiene que devenir resultado, debe salir desnudo. Como vimos así sucede ya que su propiedad se agota con el consumo.
La apariencia, la determinación ideal, de la propiedad de la fuerza de trabajo y de los medios de subsistencia, resulta de la percepción de los actos aislados de compras y venta y no en su unidad, por un lado. Y, por el otro, de percibir el salario solamente en el ámbito formal de la circulación, mediado por el dinero como medio de intercambio. Dinero que, vimos, hace circular títulos de propiedad. La propiedad, como apropiación efectiva de la posesión y disposición pertenece a la clase capitalista en su conjunto. Es la propiedad capitalista industrial.

La clase capitalista en su conjunto es la totalidad de los sectores del capital. Totalidad abierta ya que siempre está en transformación.  

Esta totalidad en Marx es una construcción abstracta, un resultado del análisis de las múltiples conexiones del sistema puestas en relación.
Sin embargo algún fenómeno de transición al capitalismo industrial o, quizá de desarrollo no ajustado al modelo que Marx consideró puro por ser el más desarrollado, aparece como  "prefiguración" de esa totalidad.
Otro fenómeno no aparece ya como prefiguración sino como resultado actual de la que algunos consideran una nueva fase del capitalismo industrial subordinado a la lógica del capitalismo financiero.

El caso bien conocido de La Forestal es elocuente.
Miniatura que, en su forma simple, poco desarrollada, muestra la posesión exclusiva del dinero, los medios de producción y los medios de subsistencia del capital. Posesión exclusiva significa propiedad.
Un aviador, el que proveía los avíos, "los sábados adelanta plata a los obreros, pero la plata consiste en unas ruedas de lata que se supone que valen un peso; el que gana va a la proveeduría a convertirlas; pero le dicen que las latas no son dinero y que no se convierten sino en mercaderías", decía en Informe Bialet Massé en 1904[5].

Una lata, una especie de moneda de bronce con la que pagaba La Forestal a los obrajeros de Villa Guillermina, tenía inscripto " Vale por1 kilo carne",  otras " por mercaderías" sin distinción. Y alguna, muy elocuente, "Vale por un día de trabajo". Se trata de equivalencias de signos de valor: vale.   
La medida temporal de trabajo equivale a mercaderías, un kilo, cinco o diez de carne. Forma rústica, embrionaria del salario. Forma de trueque simbólico, porque "las latas no son dinero". No hay venta de la fuerza de trabajo, ni intercambio, sino una rudimentaria apariencia.
Quien "adelanta la plata a los obreros" era el mismo que proveía los avíos. Un empleado de La Forestal, ésta adelantaba los avíos, los medios de subsistencia a los obreros, y los medios de subsistencia  estaban en la proveeduría de la misma empresa.
No hay venta de la capacidad laboral. Sólo una rústica forma de lata, que no es dinero, aparenta mediar entre el trabajo y el capital. Tosca apariencia de intercambio.
Otras veces se proveía a través de la libreta del "fiado" mensual con el membrete de La Forestal. Es decir, un préstamo para el consumo. El obrajero consumía endeudado, enfeudando su trabajo futuro.
Se trata de una noria en la que la empresa adelanta los medios de subsistencia para que los trabajadores reproduzcan su fuerza de trabajo que la empresa consume en la producción, apenas interrumpida fugazmente por una latita.

Lejanas en el tiempo tenemos hoy las Cadenas de Valor Global (CVG).
Se trata de empresas trasnacionales. Su actividad va desde los proyectos, la investigación, el diseño, la manufactura, hasta la logística y el transporte, la distribución, el arribo al consumidor y, en muchos casos, la financiación del consumo.

En relación a los productos cuyo destino es el consumo inmediato, que se agotan con él o en un término más o menos breve, como la indumentaria o los electrodomésticos, se hallan las grandes cadenas de retail. Pero, sobre todo, las de la industria alimentaria y, vinculado a ella, todo lo relacionado a los llamados agronegocios, los  biocombustibles y las variadas aplicaciones industriales (la tinta de imprenta a base de soja). A ellos se enlazan también las cadenas de los fármacos y toda la biotecnología. Vale decir, todo aquello que conforma el universo de los medios de subsistencia básicos .  

No parecen responder a un único modelo de organización, pues ésta, así como las figuras contractuales  con que se realiza el entramado de las actividades, debe responder a las características a veces de muy diversas actividades. "Aguas arriba" y "aguas abajo" pueden participar empresas o individuos con autonomía jurídica en actividades de provisión de bienes o en tercerización de servicios y tareas. Esto se visualiza como una gran fragmentación y subcontratación.

Sin embargo no parece muy arriesgado afirmar que cualquier trabajador de la CVG, cualquiera sea su vínculo jurídico con ella, se halla como ante una encarnación empírica de toda la clase capitalista. Poseedora exclusiva de los medios de producción, de subsistencia y del dinero.
En poco difiere su situación de la del obrajero, salvo - y esto es lo que quiero señalar - en su rasgos ideológicos. Porque son otras los modos de apropiación y las formas de propiedad capitalistas.
La tarjeta de plástico, con que dispone de lo que acreditan en un banco por su trabajo, parece diferir sólo en que no es un "vale" por mercancías o el equivalente de sus horas de trabajo. Pero un trabajador de Wal-Mart, Carrefour, Tesco, bien podría abastecerse casi íntegramente en la misma empresa. Que hasta puede "venderle al fiado" con la tarjeta del propio grupo.
Los actos materiales de comprar y vender devendrían también puramente simbólicos o ideales, hoy diríamos virtuales. Se paga desde el celular o la compu. Ni latita ni papel moneda circula ya por sus manos. La forma salarial se diluye en la virtualidad.
Sin embargo su trabajo futuro también está enfeudado.


VI.

En las CVG parece encarnarse o manifestarse también el funcionamiento global del capitalismo bajo la hegemonía del capital financiero. Si ello es así, y parece evidente frente a lo que algunos denominan ya economía de la deuda (endeudamiento de hogares y endeudamientos estatales[6]), entonces nos hallaríamos frente a otra forma de propiedad, la propiedad capitalista financiera.
La propiedad no en general, lo vimos, sino históricamente determinada, como forma ideal de un modo específico de apropiación. Ahora a través de la deuda, las deudas.
En esta nueva forma los propietarios efectivos, disponiendo a través de los créditos, lo son en su carácter de acreedores.
Los propietarios y no-propietarios del capitalismo industrial descripto por Marx son ahora los acreedores y deudores en que parecen divididas las poblaciones.  Y quien hace circular esos títulos es también el dinero, aunque virtual, que repartía los títulos de propiedad. Esas formas ideales aparecen también en el ámbito de la circulación, es decir la forma del modo de apropiación.
                            
Chesnais[7] no duda en afirmar que nos hallamos frente a una fase histórica específica del capitalismo.

La especificidad del proceso consiste en una "acumulación financiera propiamente dicha", que "se desarrolla mediante el juego de apropiación y crecimiento endógeno que le son propios". Así "El capital financiero constituye un bloque diferenciado. Está compuesto por los llamados «grupos industriales» (producción manufacturera, servicios, agroindustria y minas), los inmensos grupos de distribución (Wal-Mart, Carrefour, Tesco) y las sociedades financieras -grandes bancos, aseguradoras, fondos de pensiones y hedge funds- cuyo «trabajo» consiste en valorizar el dinero que se ha convertido en capital a causa de la centralización en sus manos y, también, a «fabricarlo» mediante mecanismos crediticios que las finanzas han puesto a su disposición".

Claude Serfati[8], con algún matiz, coincide con esta concepción. Dice: "El          capital financiero asume una dimensión doble.  Es un sector institucional, hecho de empresas cuyo negocio se basa en la actividad financiera (la industria  financiera  como distinta  a la industria  automotriz  o eléctrica).  Sin embargo, tambn es un proceso funcional mediante el cual el dinero se convierte en capital (eso es, una cantidad de dinero generando más dinero que el monto original) para su propietario gracias a sus avances como derechos de propiedad (acciones y préstamos bonos, crédito…) en el capitalismo           contemponeo, esta oportunidad  funcional  no se restringe  a las instituciones bancarias y no bancarias (fondos mutuos, de inversión, etc.). También se ofrece a los grupos industriales mediante la tenencia de activos financieros u otros activos que generan rentas, que en cuanto a esta oportunidad pueden ser considerados como componentes del capital financiero".
Se trataría, en este caso de   "centros financieros con actividades industriales", o como "una modalidad organizativa del capital financiero.
En suma el capital industrial subordinado a la hegemonía del capital financiero. Al interior de las CVG y en el capital en su conjunto.
El capitalismo financiero como nuevo modo y formas de apropiación del trabajo ajeno. De lo que resulta una nueva forma de propiedad, la propiedad financiera que adecua y subordina las formas de propiedad industrial y mercantil.

Pues bien, ha mutado el modo de apropiación, con él su forma, la propiedad, y ha mutado también la forma ideal de la relación del trabajador con el contenido material del salario, los medios de subsistencia y condiciones de vida[9]. Ese contenido material es trabajo objetivado, de modo que cuando nos referimos a los caracteres concretos del trabajo, no a su generalidad, no podemos eludir su determinación ideal, el salario. En sus dos caras.
Quizá no baste referirse a su doble carácter en la venta.  


VII.

Antunes incita a estudiar lo que llama nueva morfología del trabajo[10].
En el mismo sentido en que concibe la clase trabajadora y expresa en el sintagma "clase-que-vive-del trabajo" creo que el universo propuesto puede ampliarse sin distorsiones.
Estimo que pueden contemplarse dos aspectos de esa morfología.
Respecto a la determinación de los actores me parece necesario atender a los sectores afectados al campo tecnológico.
Respecto a las relaciones capital-trabajo creo que pueden atenderse los temas de estas propias reflexiones, esto es, los nuevos modos de apropiación y sus formas ideales.

Obviamente ambos aspectos están entrelazados pero parece conveniente distinguirlos analíticamente.
Para seguir en lo posible el curso de estas notas insistiré primero con la cuestión del préstamo para el consumo porque, en su forma masiva está vinculada originariamente al capitalismo industrial, aunque sea hoy herramienta del "nuevo bloque diferenciado" del capital financiero.
En efecto. El consumo es una barrera para la circulación del dinero, barrera para que el dinero abandone su forma de medio de circulación, cuando está en manos del asalariado o del comerciante, y retorne a su forma de capital.
En épocas de Marx el anticipo de dinero para facilitar las compras y realizar las mercancías tenía lugar casi exclusivamente en el campo del comercio internacional. Inglaterra prestaba a sus colonias para que le compraran su producción.
"Los ingleses -decía- se ven forzados a prestar a naciones extranjeras para convertirlas en sus clientes". "Todo el sistema crediticio, y con él el comercio especulativo, desenfrenado, [comprar más de lo que es posible vender o pagar] se funda en la necesidad de ampliar y saltar por encima de las barreras para la circulación y para la esfera del intercambio"[11].



No otra cosa hizo Henry Ford.
Ford no pagaba con latitas sino con la "lata confiable", el modelo T[12]. A pagar en cuotas.
Rompía así la barrera a la circulación fabricando clientes para su producción. Al mismo tiempo que garantizaba su continuidad manteniendo la mano de obra encadenada a la deuda. El trabajo futuro enfeudado.

Así en el seno del propio capitalismo industrial en su apogeo se generaban nuevos fenómenos. El salario, en su contenido material, expresa su verdadero carácter de anticipo de condiciones de vida, ampliadas[13]. Nuevos medios de subsistencia históricamente determinados.
La forma de préstamo para el consumo pierde su histórico carácter usurario condenado por el cristianismo, no se trata ya del préstamo al caído en desgracia. Es el préstamo para el consumo de bienes otrora considerados de lujo para el asalariado.
El crédito es ahora una función más del capital industrial o, lo que es lo mismo, en el capital industrial comienza a diferenciarse una función financiera. Un embrión de la propiedad capitalista financiera.
Pero esta nueva especificidad del salario expresado en bienes tangibles que no se agotan inmediatamente con su consumo -dije que el uso es un consumo diferido- refuerza el carácter de propietario ideal del asalariado. Ahora ideal no solamente como resultado de la circulación (el dinero que hace circular títulos de propiedad) sino ideal porque su propiedad es una forma aparente de una deuda. Deuda que obliga a entregar nuevamente el uso de su capacidad laboral. Porque el asalariado, aunque tenedor de un automóvil, ha devenido tan desnudo como desnuda su "propiedad". Es tanto o más deudor que propietario. El propietario efectivo es el acreedor.

Nos encaminamos así al universo de acreedores y deudores, la determinación actual de los propietarios y no-propietarios, de la que había partido el salario.
La clase-que-vive del-trabajo es la clase de los deudores, con o sin forma asalariada.
Este es un rasgo actual de las denominadas clases medias con el creciente endeudamiento de hogares. Este es el rasgo por el cual estas clases al ser tenedoras de bienes no se contabilizan como pobres. Y este es el rasgo por el que economistas y sociólogos señalan como una paradoja que desciendan los índices de pobreza y asciendan de modo alarmante los de desigualdad. Como si la desigualdad no fuera índice de pobreza.     
Parece que la tenencia de bienes con hogares endeudados, es decir aparentes propietarios deudores reales, en la disyuntiva de trabajar o comerse la tablet o el automóvil,  hace desaparecer la pobreza.



VIII.

Parece existir gran acuerdo en señalar los fines de la década del setenta y la del ochenta como el inicio de grandes transformaciones. En el ámbito de la producción con la robótica y la dislocación del modelo fordista, la especialización y su consecuente aumento de la división del trabajo y la fragmentación de los procesos productivos. Un mayor peso del contenido inteligente en los procesos de trabajo y por lo tanto en la formación del valor. Lo que algunos denominan capital tecnológico, con aceleración de los procedimientos de innovación. 
El crecimiento del sector servicios concomitante con el de las grandes ciudades, el de las comunicaciones y logística merced a la informática. La incidencia de estas últimas en los intercambios y circulación conectada a la actividad bancaria y financiera y el dinero plástico en el préstamo para el consumo. Los fenómenos de concentración de capital  a través de fondos de inversión y las fusiones y absorciones de empresas y la arquitectura financiera a través de los futuros y derivados.

En este marco, creo, se establece esta nueva morfología del trabajo en la clase-que-vive-del trabajo. Con la precarización, la flexibilización, las sub-contrataciones , la tercerización.
Vinculados a ellos, se hallan otros que son resultado del peso de la intangibilidad del contenido inteligente en la producción y los productos, que hacen posible otras formas de trabajo y de "intercambio" entre el capital y el trabajo.
Formas que oscurecen aun más el carácter de no-propietario de los productores.
Cuando,  a raíz de ciertas subcontrataciones, "se desvanece la representación del patrono"[14],  y "la nota de ajenidad no se halla presente"[15], el trabajador aparece como independiente, autónomo. Allí "a diferencia de lo que ocurre en el trabajo dependiente -en el que el empleador se apropia de antemano de los frutos del trabajo llevado a cabo por el prestador de tareas- el trabajador autónomo es el dueño de los frutos, de los que se apropia, generados por su actividad; y, por tanto, es quien asume los riesgos económicos de la ocupación que despliega"[16].
Esto sucede en ciertas formas de producción de diseño e innovación de aplicaciones y programas en lo que llaman la "producción en la nube" (cloud computing). Producción que representa hoy una muy buena parte del P.B.I. de muchos países[17].

Pero, aun por fuera de este sector de la producción menos tradicional, el sector de los servicios también es propicio para esta presunta autonomía. Y a ella se agrega y se refuerza la imagen de propiedad. Aunque no sólo ya la de la propiedad mercantil sino la de la propia propiedad capitalista industrial. La propiedad de un capital que produce valor. Se trata de la figura del emprendedor, cada vez más difundida.
Junto a ella aparece la forma de la franquicia. La bibliografía habla del "sujeto emprendedor" al que se le atribuyen virtuosas cualidades que benefician tanto a él mismo como a la sociedad[18]. La precarización se transforma en "una capacidad de aprovechar las situaciones de crisis para generar nuevas posibilidades"[19]. Esa capacidad para aprovechar su precarización se materializa en " un dispositivo moral que otorga sentido a las prácticas económicas individuales en términos de «una aventura», «de la asunción del riesgo» y «la preeminencia del placer sobre el estoicismo del trabajador fordista»".
A esos atributos se añade un capitalito, producto de algún atesoramiento  o una indemnización por despido, cuando no algún préstamo[20], a veces del mismo franquiciador. Lo que lo convierte en deudor efectivo, capitalista aparente, comercial o industrial.
Su no-propiedad se reviste entonces de la ideología de la propiedad capitalista industrial. Cuando ya el capitalismo industrial se halla subordinado al financiero.

Podría decirse, quizá, que las clases dominadas "heredan" las formas ideales de las dominantes cuando a éstas ya no le son útiles o funcionales. Pero no necesariamente.
La herencia se puede rechazar, repudiar, siempre que se conozca de que se trata.  


¿Qué serían…que serán de tus progresos
cuando pierdan toda fe tus sementales?

¡Meditad! Pedro B. Palacios, Almafuerte.


Edgardo Logiudice
Julio 2015




[1] Como tiempo consumido, tiempo elaborado, como producto, como trabajo objetivado, decía Marx. MARX, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857-1858. Siglo XXI, Bs. As. 1972, T.2. Pág.195.
[2]  MARX, K. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857-1858. Siglo XXI, Bs. As. 1971, T.1. Pág. 128

[3] MARX, Karl. Elementos…1972, T.2, Pág.195.
[4] MARX, Karl. El Capital. Libro I, Capítulo VI inédito. Buenos Aires, 1971, Siglo XXI, Pág. 35.
[5] BIALET MASSÉ, Juan.  Informe sobre el Estado de las Clases Obreras Argentinas I. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985. Pág. 125.

[6] El endeudamiento de hogares es la proporción de la deuda en relación a los ingresos. En Inglaterra alcanza al 159%. El endeudamiento público es la proporción de la deuda en relación al PBI. En Japón llega al 245%, Grecia 179%, Estados Unidos 108%. 
[7]  CHESNAIS, François. Notas sobre el momento actual del capitalismo (primera parte). Revista Herramienta Web, n° 16, febrero 2015. http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-16/notas-sobre-el-momento-actual-del-capitalismo-primera-parte
[8]  SERFATI, Claude. Dimensiones Financieras de la Empresa Transnacional: Cadena Global de Valor e Innovación Tecnológica. Ola Financiera, Unam, N° 4, Sept-dic 2009, pág.111. http://www.olafinanciera.unam.mx/new_web/04/pdfs/Serfati-OlaFin-4.pdf
[9]  No puedo tratar acá del efecto de exclusión o de la nueva pobreza, que ya no puede esconderse más bajo la alfombra del "ejército industrial de reserva". No obstante parece indudable que se vincula a esta especie de autosuficiencia o autonomía relativa del sector financiero con la producción, de lo que sería un índice el crecimiento exponencial de las finanzas respecto a lo que algunos denominan economía real. Como si las finanzas no lo fueran. En ello consisten algunas discusiones sobre el capital y las ganancias "ficticias". Claro es que, en la cuestión de la exclusión, habrán de tenerse en cuenta las transformaciones en el propio campo de la producción.
[10] Entrevista a Ricardo Antunes por Ricardo Machado. HERRAMIENTA Web n° 17, julio 2015. http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-17/entrevista-ricardo-antunes-el-trabajo-que-estructura-al-capital-desestructura-la-
[11] MARX, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857-1858. Siglo XXI, Bs. As. 1971, T.1. Pág. 369.
[12] El modelo T. de Ford fue llamado "The Tin Lizzie.", la lata confiable.
[13] En realidad, desde el ángulo del capitalista, el capital siempre adelanta el salario. Porque mientras la producción está en acto las mercancías no están terminadas y, por lo tanto, no realizadas, no vendidas. Lo hace con el producido de la venta de otras, que pueden haber sido ejecutadas en otro ciclo de la producción en el que pudo haber participado el mismo obrero u otro, pero siempre el obrero colectivo. Desde el ángulo del obrero es éste el que adelanta su trabajo: cobra al final de la jornada. "En la pequeña circulación [del capital variable o fondo de salarios] el capital adelanta el salario al  obrero". MARX, K. Elementos…T.II, pág.223. Op.cit. 
[14]  HERNÁNDEZ, Carmen Añez. Subcontratacion y triangulación laboral: relaciones encubiertas.  Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2012, Vol. XVIII, No. 2 (jul-dic), pp. 163-177. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=36426153003
[15] CAPARRÓS, Fernando Javier.  Ámbito personal del derecho del trabajo nuevas fronteras entre el trabajo autónomo y el trabajo dependiente en la argentina. I Congreso Regional “El Estado de la Ciencia del Derecho en América Latina”, 2013. Facultad de Derecho UBA.
http://www.derecho.uba.ar/institucional/programasinternacionales/fernando-javier-caparros-uba-ambito-personal-del-derecho-del-trabajo.pdf
[16] CAPARRÓS, Fernando Javier. Íd.ant.
[17] Las innovaciones juegan un doble papel. Por un lado son un mecanismo de renovación de consumo cautivo renovador de endeudamiento; por otro generan expectativa de ganancia sobre la que se construyen productos financieros. Comprende también innovaciones financieras, propiamente dichas.
[18] PEREYRA, Diego. Notas para una sociología de la cultura emprendedora. En Creatividad e innovación aplicadas al desarrollo emprendedor: experiencias de la Red Latinoamericana de Buenas Prácticas de Cooperación Universidad Empresa /Simón González y Eduardo Matozo - 1a ed. - Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral,2013. E-Book.
https://www.google.com.ar/?gws_rd=ssl#q=Creatividad+e+innovaci%C3%B3n+aplicadas+al+desarrollo+emprendedor:+experiencias+de+la+Red+Latinoamericana+de+Buenas+Pr%C3%A1cticas+de+Cooperaci%C3%B3n+Universidad+Empresa
[19] Creatividad e innovación aplicadas al desarrollo emprendedor: experiencias de la Red Latinoamericana de Buenas Prácticas de Cooperación Universidad Empresa. Introducción, pág.9.
[20] "Capital semilla", en la jerga de los emprendedores. Muchas veces provisto por inversores "ángeles": inversiones de alto riesgo a cambio de participación, sospechosos para algunos de lavado de dinero. 

Anexo        


Pp PERSONAL
Pp MERCANTIL
Pp CAPITALISTA INDUSTRIAL
Pp CAPITALISTA FINANCIERA
DINERO como

Medio circulación TITULOS
SALARIOS
PRÉSTAMO
FINALIDAD APARENTE
CONSUMO INIDIVIDUAL VALOR USO
INTERCAMBIO

VALOR CAMBIO
INTERCAMBIO CONSUMO
PRODUCCIÓN
FINALIDAD EFECTIVA
CONSUMO INDIVIDUAL VALOR USO
GANANCIA COMERCIAL
PLUSVALOR
RENTA FINANCIERA
LEGITIMACIÓN
TRABAJO PERSONAL
TRABAJO GENERAL
INTERCAMBIO CAPITAL / TRABAJO
CRECIMIENTO PRODUCCIÓN
AGENTES
PRODUCTORES INDEPENDIENTES
COMERCIANTES
ASALARIADOS
DEUDORES
IDEOLOGÍA ASALARIADOS

Pp PERSONAL
Pp MERCANTIL
Pp CAPITALISTA INDUSTRIAL