“Frente al
capitalista dueño del dinero, el capitalista industrial es un obrero […]”[1].
“El capitalista industrial […] no aparece […] sino como
funcionario […] como simple exponente del proceso de trabajo en general, como
obrero y, concretamente, como el obrero
asalariado”[2].
[Subr. EL]
Explotar también
es un trabajo.
El “proceso de
explotación aparece aquí como un simple proceso de trabajo, con la diferencia
de que el capitalista en activo realiza un trabajo distinto al de los obreros.
Por donde se identifican como dos modalidades de trabajo el trabajo de
explotación y el trabajo explotado. El
trabajo de explotación es trabajo exactamente lo mismo que el trabajo al que se
explota”[3].
[Subr. EL]
Finalmente nos dice que si el capitalista industrial trabaja
recibe un salario.
“El salario que reclama y percibe [el capitalista
industrial] por este trabajo equivale a la cantidad de trabajo ajeno que
expropia, […] siempre y cuando que se
someta al necesario esfuerzo de la explotación […]”[4].
[Subr. EL]
¿Es el suyo, como el del obrero, trabajo alienado?
En la relación del capitalista industrial o “activo” frente
al prestamista, dice Marx: “Es en el capital a interés donde la relación de
capital cobra su forma más externa y más fetichista”[5]. Lo que en la vieja traducción de Wenceslao
Roces es la “forma más externa”, aparece en otras como “la más enajenada”[6].
Si esto es así, entonces un capitalista industrial es un
hombre que trabaja como cualquier
obrero, “percibe” un salario y su trabajo es un trabajo alienado.
Su función es la de explotar. “El capital a interés es el
capital como propiedad frente al
capital como función”[7].
“La explotación del trabajo productivo cuesta un esfuerzo,
lo mismo si corre directamente a cargo del capitalista que si se efectúa por
otro en su nombre. Por oposición al interés, la ganancia del empresario aparece
pues, ante él como algo independiente de la propiedad del capital, y más bien
como resultado de sus funciones de no propietario, de obrero”[8].
Trabaja de capanga del obraje, capo del Lager.
Edgardo Logiudice
Julio 2012
[1] MARX, Carlos. El Capital. Crítica de la Economía Política.
Buenos Aires, 1956, Editorial Cartago, Tomo III, pág. 350.
[2] Id.Ant. Pág. 346
[3] Ibid. Pág. 347.
[4] Ibid. Pág. 351.
[5] Ibid. Pág. 354.
[6] En la edición de Siglo
XXI, 1983, Vol.7, pág. 499.
[7] MARX, Carlos. El Capital. Crítica de la Economía Política.
Tomo III. Op. Cit. Pág. 344.
[8] Íd. Ant. Pág. 345.
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