No
son conjuras pero se les parecen.
Los
que nos pensamos en la tradición marxista tenemos vedado hablar de
conspiraciones. Primero porque desde Babeuf
y la Conspiraciones de los iguales
llevamos mala fama y, segundo, porque se nos ha achacado tener una concepción conspirativa de la
historia, para peor economicista.
Hablo
de foros internacionales de políticas públicas. Hablamos de estrategias y de
sus cambios, que ahora mismo parece haberlos. En un contexto de nuevos
fenómenos. Económicos. Y políticos, por supuesto.
Inversión en
infraestructuras parece ser la orientación de los
grandes grupos financieros frente a la volatilidad y la incertidumbre, esto es,
frente al riesgo de no cobrar los préstamos.
En
mi opinión indagar sobre esto e parece necesario para atisbar el rumbo del
nuevo gobierno, su continuidad y diferencias con el anterior. Sobre todo
teniendo en cuenta la aparente magnitud de los cambios políticos en
Latinoamérica.
Cuando
Clarín le publica un artículo a Lo Vuolo, bueno y en página central impar,
contra la financiarización algo parece extraño. O, al menos hace ruido.
Una
analista financiera española decía en marzo: “El comienzo de 2016 ha estado dominado
por la volatilidad y la incertidumbre en los mercados mundiales, un
contexto en el que cobra interés
cualquier propuesta de inversión que pueda ayudar al inversor a sobrellevar
este difícil contexto de mercado. En ese sentido, las empresas cotizadas de
infraestructuras pueden constituir una alternativa, según explica
Nick Langley, fundador y codirector de RARE, una boutique de fondos australiana
especializada en este activo […]”.
La cuestión ya venía siendo planteada en Davos, donde se
reúnen anualmente en el Foro Mundial Económico los principales líderes
empresariales y en el que este año estuvo presente nuestro presidente
empresario. Ellos “han reclamado que se adopten nuevas
reformas estructurales en la economía
global con el objetivo de fomentar el crecimiento económico. […] El
vicepresidente de General Electric (GE), John Rice, incidió en la importancia de las infraestructuras para
el crecimiento global. […] A este respecto, el cofundador y consejero delegado
de Carlyle Group, David M. Rubenstein, remarcó que desde que gobiernos y bancos
ya no financian inversiones en infraestructuras
tanto como el pasado, cada vez más proyectos de este tipo se financian con capital privado”
Carlyle
Group es el “primer gestor mundial de
valores financieros y fondos de inversión, agrupa a la flor y nata de la
política mundial. Dirigido por el ex Secretario de Defensa Frank Carlucci,
incluye tanto a George Bush padre como a los Bin Laden, George Soros, Mijail
Jodorkovsky o John Major”.
En
2015 se realizó la Cumbre de Desarrollo Sostenible de la que surgieron los 17
objetivos para el año 2030. Todos ellos giran sobre el Objetivo n° 9: “Las
inversiones en infraestructura (transporte, riego, energía y tecnología de la
información y las comunicaciones) son fundamentales para lograr el desarrollo
sostenible y empoderar a las comunidades
en numerosos países. Desde hace tiempo se reconoce que, para conseguir un
incremento de la productividad y de los ingresos y mejoras en los resultados
sanitarios y educativos, se necesitan
inversiones en infraestructura.
El ritmo de crecimiento y urbanización también está generando la necesidad de contar con nuevas inversiones en infraestructuras sostenibles que permitirán a las ciudades ser más resistentes al cambio climático e impulsar el crecimiento económico y la estabilidad social. Además de la financiación gubernamental y la asistencia oficial para el desarrollo, se está promoviendo la financiación del sector privado para los países que necesitan apoyo financiero, tecnológico y técnico.”
El ritmo de crecimiento y urbanización también está generando la necesidad de contar con nuevas inversiones en infraestructuras sostenibles que permitirán a las ciudades ser más resistentes al cambio climático e impulsar el crecimiento económico y la estabilidad social. Además de la financiación gubernamental y la asistencia oficial para el desarrollo, se está promoviendo la financiación del sector privado para los países que necesitan apoyo financiero, tecnológico y técnico.”
Esto sucede, como todos reconocen, en un contexto mundial
de recesión. Pero también en un proceso de revolución en la producción. Por
supuesto ambos aspectos no están desvinculados.
Para inversiones en infraestructuras, como vimos las
vinculadas a esta revolución tecnológica (transporte,
riego, energía y tecnología de la información y las comunicaciones), son
necesarios proyectos viables y gobiernos
confiables. ¿Qué mejor entonces que una especie de nuevos “protectorados”,
esta vez económicos?
Bertrand Badré es Director
gerente y oficial financiero principal del Grupo Banco Mundial, Bertrand Badré
es responsable de las estrategias de gestión financiera y de riesgos del Grupo
Banco Mundial y de las instituciones que lo conforman. Fue ejecutivo de Eurazeo
uno de los grupos inversores más importantes de Europa. Un artículo del Financial Times reproduce algunas
expresiones suyas. "Los problemas
son tanto de los proyectos como de la oferta de capital. No hay suficientes
proyectos viables".
Coincide con Jim Barry, director de infraestructuras de
la gestora de activos BlackRock, la
mayor empresa de gestión de activos del
mundo. "No existe ninguna correlación entre la cantidad de
infraestructuras necesarias y las oportunidades rentables para el sector
privado".
Dice John Authers, autor del artículo: “Los críticos
dicen que aunque los gobiernos tienen una amplia lista de proyectos, no hacen
lo suficiente para convencer a los inversores reacios a correr riesgos de que
los proyectos se materializarán o de que serán rentables”.
"Es realmente un
problema de política pública. Si hubiera un marco financiero y fiscal
sostenible, los inversores aportarían el dinero para los proyectos
enseguida", dice Cherian George, de la agencia de calificación Fitch.
“Para los gobiernos, -dice Authers- tratar con el sector
privado representa un dilema político básico: hacer que los ciudadanos paguen
por algo que antes era gratuito es impopular”. También “está el tema de que
generalmente se tarda mucho más tiempo en finalizar un proyecto y que sea
rentable que lo que dura normalmente la legislatura de un gobierno democrático.
Por tanto, es más fácil vender la idea a los inversores si estos tienen la
garantía de que el gobierno no va a cambiar”.
“Está claro que los
inversores privados tienen apetito por las infraestructura. Según una
encuesta realizada a grandes fondos de pensiones por la consultora Create de
Londres, el 38% tenían previsto incrementar su inversión en infraestructuras en
los próximos tres años, más que en el
capital riesgo, los hedge funds o la mayoría de activos. Pero esa inversión
conlleva un riesgo por la falta de garantías, especialmente en los mercados
emergentes”.
“Una solución radical es la que han planteado fondos de
pensiones canadienses: eliminar a los
intermediarios y gestionar los proyectos ellos mismos”.
Probablemente a esto llamen asociación de lo público con
lo privado.
¿Clarito verdad?
Capitales sobran. El asunto son los gobiernos que
garanticen la ganancia.
El precio de las materias primas, los commodities con los
que se jugaba a los futuros, todavía no han vuelto a ser los de antes, y no es
seguro que lo vuelvan a ser. Prestar es un riesgo que ya asumen pocos. Los
Estados y los propios ciudadanos ya están demasiado endeudados. Entonces,
apetito de inversiones en infraestructuras. El mercado de futuros pqrece haber
quedado demasiado en el aire: volátiles e inciertos.
En los mercados emergentes para evitar malos tragos, más
que inversión en capital de riesgo, los
hedge funds, inversión en infraestructuras, gobiernos confiables que
aseguren la continuidad del negocio y gestión propia, directa.
Estas son las políticas públicas que propician las
Naciones Unidas de consuno con los empresarios de Davos. Allí fue nuestro
procónsul.
Nada del Estado protector sino “protectorado financiero”.
¿Será este el nuevo papel del Estado?
¿Cuál es en este contexto el papel del trabajo, de la
pobreza, de la desigualdad, del consumo y de algunas ideologías? En esta nueva
estrategia, si no estoy errado.
Edgardo Logiudice
Mayo 2016
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