martes, 6 de diciembre de 2016

Corrupción sin coimas.

Se dice del blanqueo de capitales que es una “exteriorización de bienes sin un impuesto  especial”.
Se exterioriza lo que estaba oculto, pero se dice que se trata de un sinceramiento fiscal”.
Sincerar es, entonces, poner en blanco lo que estaba en negro. Es decir lo que se ocultó al fisco, a lo común de las arcas comunes para no contribuir a ellas, cuando debía hacerse.
Debía hacerse porque la obligación fiscal es un principio republicano de aportar a los gastos comunes. Quién elude ese principio,  que en una democracia tiene forma de ley, no sólo comete un ilícito, sino que subvierte el orden republicano y democrático.
De acuerdo a la forma en que se haya producido el ocultamiento, el ilícito, la evasión  puede ser además un delito. De modo que el que se sincera, además de ser antidemocrático  es un delincuente.
Un delincuente cuyo delito mayor es restar fondos a la salud pública, a la educación pública, a la seguridad pública. Es decir la cosa pública, la República.

Como siempre, está el pez gordo y la mojarrita. El que cuerpea la inequidad del propio sistema fiscal. Que grava más al pobre con el IVA, que al pudiente. Que con todos los gobiernos abre moratorias flexibles para los grandes grupos y dsescuenta compulsivamente impuesto a las “ganancias” a trabajadores y jubilados. Que grava a éstos y no a la rentas bursátiles y financieras.  

 Una condición para que el delincuente pueda exteriorizar su delito es que coloque parte de esos bienes en un Fondo de Inversión.
Ya se creado uno para la industria agraria o, mejor dicho, para los agronegocios. Cuyo ciclo comienza por el cultivo de la tierra y que, en principio provee a la alimentación, la supervivencia de los humanos.
Los exteriorizadores de bienes ocultos serán inversores, es decir decidirán sobre el destino de la alimentación humana. 
Los productos del cultivo de la tierra, de los cuales nuestro país es proveedor principal, ya no consisten sólo en elementos nutritivos directos o indirectos (cuando alimentan animales comestibles) sino combustibles, energía y materiales sintéticos, bioplásticos para cualquier uso.  Quienes se hayan sincerado frente al fisco decidirán cual de esos destinos tendrá el producto del cultivo de la tierra. Si se cultiva o no se cultiva, cómo se cultiva, qué se cultiva.

La “condición” para poder confesar el delito sin condena es, en realidad el premio de decidir sobre la vida humana. Esta corrupción no necesita coimas, ha sido avalada gratuitamente por la casta política de los representantes.  Eso sí, republicanos, democráticos y, sobre todo, transparentes.

Ah. Las mojarritas no van a entrar en el Fondo de Inversión AD Blick AdCap Agribusiness Ley  27.260, que así se llama. Sencillamente porque es “cerrado”, sólo grandes inversores, es decir grandes evasores.  Para pescar mojarritas hay otras redes: las de los bancos con plazos fijos (en dólares, por las dudas) y los Fondos “abiertos”. Pero allí ellos, los pescaditos, no deciden. Deciden los bancos y los gestores, sólo confiesan su pecado, venial.
Una parte del mundo del capital.


Edgardo

6/12/16

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