viernes, 26 de abril de 2013

Estado de los Estados y discursos legitimadores.


Ni el mundo ni los estados son los de Marx, Lenin, Gramsci, Weber, Althusser, Poulantzas, Foucault o Bourdieu, pero sin ellos sería más difícil pensar y  criticar su estado actual.


Revolución pasiva.

Sin pretender atender a las causas y procesos, creo que se puede arriesgar la opinión de que a parir de los años setenta/ochenta afloró una revolución productiva sin, quizá, parangón en la historia humana. Para algunos estudiosos ella ha sido resultado de una revolución en el modo de producción cultural, en particular de las ciencias y las tecnologías.
Creo que también podría decirse que los procesos han sido desparejos en las distintas áreas de actividad o distintos subsistemas del bloque histórico.
Lo que me parece cierto y aceptado es que el subsistema de el modo de producción material o producción propiamente dicha, la de los bienes, la primacía de la energía física ha cedido frente al contenido cognitivo. Si esto es así, existe al menos la probabilidad lógica no sólo de que amenguaran los esfuerzos físicos del trabajo, cosa que ha sucedido en muchas áreas, sino de que éste se repartiera entre muchos individuos y, por lo tanto, se redujeran las jornadas laborales, cosa que algunos esperaban. Ello hubieran significado, aun sin cambiar el régimen de apropiación del trabajo ajeno, una menor explotación absoluta y, por tanto, una menor dominación de la vida humana.
Sin embargo, en lo fundamental, no parece haber sido ése el camino.
Las innovaciones científico-técnicas que cambiaron el carácter de los bienes fundamentales, es decir donde la materialidad física cedió valor a la materialidad cognitiva, fueron apropiadas por el capital excedente, resultado también de los mismos cambios productivos que aumentaron las ganancias o forma dinero de la plusvalía.
Estos excedentes que cristalizan trabajo pasado representan el trabajo futuro que con él se puede adquirir. Ésto quedó en manos del capital financiero que pasó así a hegemonizar todo el proceso conjunto de la producción y, en particular, el consumo.
Fue precisamente en los años ochenta con la eclosión de la robótica en la producción que aparecen los primeros grandes grupos de inversión, la emergencia de la tarjeta de crédito para el consumo y el impacto de la publicidad para el mismo objeto. El préstamo para el consumo pasó a ser una forma prevaleciente de apropiación del trabajo ajeno futuro, pues con él se paga mañana lo que se consume hoy.
Pero este paradigma no ha sido privativo del consumo privado. El capital excedente, financiero, también buscó el destino clásico de la deuda pública, tanto como los avales estatales para faraónicos emprendimientos privados.
De todo esto resultaron las inéditas deudas públicas en tiempos de paz.
El proceso de privatizaciones y acopio de los  fondos de ahorros públicos y privados y endeudamiento fue legitimado con el discurso llamado neo-liberal.
Discurso que discutió y disputó el papel del Estado, no sólo en la economía con las desregulaciones, sino en todas las esferas de actividad humana.
Los estadistas, sea por buena disposición ideológica o por corrupción, poco discutieron y disputaron.
De ello resultó lo que algunos llamaron retiro del Estado o al menos la debilidad del Estado-nación, que es también la agonía del Estado de Derecho, hasta alcanzar el estado de excepción, es decir, la regla de que no existen ya leyes generales.
Las consecuencias que algunos Estados pagaron antes y otros pagan después están todavía a la vista, bancarrota de los Estados.


Estado de los Estados.

De  este estado se pueden señalar algunos síntomas. Ellos hacen evidente que los Estados de los que halamos hoy poco tiene que ver con el que hablaba, por ejemplo, Carlos Marx.

             Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera. Manifiesto Comunista, 1848

Veamos.
Ni los Estados ni la producción puede funcionar ya sin deudas. Parece la otra cara del exceso de capitales.

De la soberanía de los Estados, frente a los acreedores, parece que no queda mucho más que la deuda soberana. De la independencia individual, llamada también libertad, no mucho más que la servidumbre por deudas, de por vida. El trabajo como servidumbre vitalicia.

Dos parecen ser las funciones más importantes del Estado. La una, cobrar aquéllo que indujo a pedir prestado y, la otra, controlar y disciplinar a los excluidos de los beneficios de las deudas.

El Estado Fiscal es el que recauda y paga las deudas suyas y de los demás.
El Estado Penal es que controla y reprime a los excluidos.
El Estado Asistencial es el que los disciplina.

El Estado Escolar ya no disciplina ni a excluidos ni a incluidos. Tampoco lo hace el derecho. A los incluidos los disciplinan los medios de la publicidad. Los aparatos ideológicos ya no son del Estado.

No sólo el capital bancario y financiero, como decía Marx, compró a los Estados, sino que la existencia misma de los Estados depende de que no haya huelga de capitales de modo que no se puedan renovar los préstamos y los Estados entren en bancarrota.
Pero los bancos no quiebran, los contribuyentes contribuyen. A socorrer a los banqueros.

Grandes empresas transnacionales admiten haber corrompido a funcionarios de países llamados emergentes. A cambio pagan por ello multas en los países de su domicilio legal.
Con el dinero mal habido en esos negocios que pusieron los contribuyentes de los países damnificados.

La propia ciudadanía estatal, la nacionalidad, se adquiere invirtiendo y se ofrece como una marca, un logo. España es paradigmática, pero no única: la compra de un inmueble significa la obtención de la residencia y posteriori ciudadanía, el Rey ha salido a vender la marca España. Es lo que queda de la Nación del Estado-nación.

En 2012 las reservas del Banco Central de la República Oriental del Uruguay alcanzaron los 11.000 millones de dólares.
SAC Capital Advisors, uno de los hedges fund gigantes, posee 15.000 millones de dólares, su administrador, Steven A. Cohen, que los controla percibió ingresos por 1.400 millones de dólares durante el 1012.
Los fondos de cobertura realizan operaciones a futuro sobre divisas extranjeras, es decir juegan a la suba o a la baja de las monedas nacionales.
Le bastaron 10.000 millones de dólares a Soros con el Quantum Fund para hacer devaluar la Libra esterlina un 15% en un sólo día, el 16 de setiembre de 1992.
Hay Estados sin soberanía monetaria y monedas sin Estado: los bitcoins, dinero virtual.

Ejércitos mercenarios se autonomizan del Estado generando sus propios objetivos geopolíticos. En el todavía, Estado-Potencia más importante del planeta.
La CIA se ha puesto voluntariamente fuera de la ley. Dado que las cárceles secretas de E.U. fuera de sus fronteras eran caras y escandalosas, en vez de encerrar y torturar se decidió por asesinar a control remoto con los drones, por su cuenta. 
Fronteras adentro mantiene más de dos millones y medio de presos, la cuarta parte de los presos del mundo con la vigésima parte de la población mundial. A ésto se reduce el monopolio legítimo de la fuerza. Pero  el "derecho penal del enemigo" ahora opera también al interior y para los propios ciudadanos de Estados Unidos, así sucedió en Boston. El presupuesto carcelario es caro.

El bienestar general y la utilidad pública no son ahora el discurso que antecede al crecimiento, quedan sujetos al PBI. Para el logro de aquéllos era necesaria la representación popular, para aumentar el producto son necesarios técnicos en administración y desarrollo: gestión.

El asistencialismo con obligación de trabajar (trabajo forzado) y la penalización de los desfavorecidos, antes que la esencia del Estado contemporáneo que lo ejecuta parece ser la propia naturaleza general del capitalismo. El pobre que no trabaja no come, el propietario de los alimentos no le da de comer si no se esclaviza y, si es pobre y no trabaja es delincuente y los demás lo mantienen vivo, hasta ahora. Salvo que decidan matarlo sin juicio previo.

Para ser propietario ya no es necesario que la Ley del Estado lo clasifique como tal. Convenios privados entre los grandes grupos de inversión negocian quien es propietario a no según reconozcan o no el control sobre los resultados de un negocio. No sólo no hay monopolio legítimo de la fuerza sino tampoco monopolio de la violencia simbólica legítima.


La independencia y soberanía no parecen, entonces, otra cosa que el discurso legitimador de esas políticas prácticas. Las políticas prácticas no parecen más que comisiones, diligencias por cuenta y orden de los grupos inversores, sin más nacionalidad que la de la de su domicilio legal. Un Estado, Inglaterra, funciona como domicilio legal de la mayor red de lavado de dinero del mundo. Para el desplazamiento del dinero no hay aduanas ni fronteras.


Discursos legitimadores.

Hablamos de post-neoliberalismo. El intervencionismo estatal actual es, en la práctica, el llamado des-endeudamiento, por un lado, y desarrollo con inclusión, por otro.
El primero es el pago de la deuda a través del ahorro público y la expoliación fiscal. El segundo es la producción extractiva de recursos naturales, la competitividad de los salarios y el asistencialismo.

El intervencionismo estatal es el discurso legitimador neoliberal a la hora de pagar las deudas. El desendeudamiento, pagar la deuda por los préstamos. Salvar a los bancos de la bancarrota, nacionalizar los pasivos de las empresas. ¿Quiénes mejor que aquéllos que conocen ese discurso nacional-estatista?
Si el socialismo realmente existente, capitalismo de Estado y el proto-socialismo de los movimientos anti-coloniales y anti-imperialistas se apoyaron en el Estado ¿Quiénes mejor que aquéllos que conocen ese discurso estatal-socialista?

Después de la debacle de la democracia representativa electoral, además débil de cuadros y personal de los aparatos, era necesario un partido del orden que no se presentara como tal después del descrédito de las dictaduras. Disciplinar sin violencia los movimientos sociales legitimar el pago de las deudas que habían llevado al desastre económico, poniendo en juego la gobernabilidad, la credibilidad bancaria y la legitimidad de la deuda.  
Así se armó el capital simbólico legitimador del desendeudamiento. Cooptando y comprando a muchos de quienes poseían ese capital que se asentaba fundamentalmente en los dirigentes de los movimientos sociales y de los derechos humanos.
Todo sobre la base de la producción de commodities para el capital financiero.

Frente al descrédito de las políticas llamadas anti-industrialistas, el discurso fue el desarrollismo industrialista. ¿Qué mejor que los desarrollistas?

Desacreditada la democracia representativa electoral quedaron desacreditados los representantes pero no el mecanismo electoral, con lo cual la elección es la elección de alguien que posee el capital simbólico de buen conductor, del que promete un buen gobierno, una buena gestión. El que genera confianza, carisma.
¿Qué mejor para ello que quienes han acudido siempre al discurso de la conducción, la encarnación y no la representación del pueblo?


Disciplinamiento franciscano.

Disciplinar a los excluidos no es sólo tarea del Estado Asistencial, también de las Iglesias.
Pero algunos estadistas pueden ser religiosos, los carismáticos sin hábitos.

Francisco de Asís, cuando era llamado il poverello y aun no era santo, hablaba con las aves.
Es lo que se conoce como Sermón a los pájaros. Hay un célebre cuadro de el Giotto.

Y llegaron a un lugar situado entre Cannara y Bevagna.
En este lugar observó Francisco algunos árboles a la orilla del camino, cubiertos de innumerable muchedumbre de variados y nunca vistos pajarillos, que no cabiendo en las ramas, se esparcían también por el campo y cubrían el suelo debajo de los árboles. Con tal espectáculo Francisco se sintió de nuevo levantado en espíritu y dijo a sus dos compañeros:
-- Esperad un momento, que voy a predicar a los hermanos pájaros.
Y así diciendo, se entró por el campo en dirección al terreno ocupado por las aves, las cuales, cuando le vieron venir, le salieron también al encuentro, tanto las que estaban en el suelo como las que poblaban las ramas de los árboles; luego se quedaron todas quietas y tan vecinas a él, que muchas le tocaban el hábito.
Y Francisco habló así a los pájaros:
-- ¡Carísimos hermanos pájaros! Mucho debéis vosotros a Dios, y es menester que siempre y en todas partes les alabéis y bendigáis...

Parece ser la nuestra época de espíritus franciscanos. No sólo del actual Papa.

Existe también un capital religioso que puede legitimar discursos políticos.
Es cuestión de hablar con los pajaritos.



Edgardo Logiudice
abril 2013

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