Conjeturas alrededor
de El enigma del capital de David
Harvey[1].
Pensé escribir una reseña del libro, decidí apropiarme del
texto en mi provecho.
Después de todo, una obra es tanto más rica cuanto más
fecunda para otras ideas. Y no por eso hace responsable a su autor de los
efectos no deseados. En este caso mis conjeturas.
Conviene aclararlo por respeto a Harvey, cuya seriedad es
conocida.
Mis conjeturas giran sobre tres conjuntos de supuestos.
El primero es que los productores directos, entre ellos la
clase obrera industrial no vende su fuerza de trabajo sino que es mantenida por
los capitalistas para que trabaje, cuando el capital así lo necesita para
volcar sus excedentes y generar nuevos.
El segundo es que hay nuevas formas de apropiación del
trabajo que no surgen del sistema salarial sino del consumo para generar deudas
que significan trabajo futuro como trabajo forzado.
El tercero es que la hegemonía del capitalismo financiero puede
significar un nuevo modo de producción y apropiación con nuevas formas
ideológicas que erosionan las formas jurídico-políticas.
I.
¿Cuál es la mirada holística de Harvey? Su visión de
totalidad que él defiende frente a las miradas fragmentarias e inconexas.
Harvey rememora los flujos de la circulación de la sangre
que describiera otro Harvey, del siglo XVI y del mismo condado de Kent.
"Este libro -dice- trata de 1os flujos de
capital".
"E1 capital es el flujo vital que nutre el cuerpo
político de todas las sociedades que
llamamos capitalistas, llegando a veces como un goteo y
otras como una inundación,
hasta el último rincón del mundo habitado. Gracias a ese
flujo adquirimos quienes
vivimos bajo el capitalismo nuestro pan cotidiano, así como
nuestras viviendas, automóviles, teléfonos móviles, camisas, zapatos y todos los
demás artículos necesarios
para mantener nuestra vida diaria cotidiana. Mediante ese
flujo se crea la riqueza
que proporciona los muchos servicios que nos sustentan,
entretienen, educan, reaniman o restablecen y, gracias a los impuestos sobre
él, aumentan su poder los Estados; no sólo su poderío militar, sino también su
capacidad para mantener un nivel de vida adecuado para sus ciudadanos. si se ve
frenado o, peor aún, si se interrumpe o bloquea, nos encontraremos con una
crisis del capitalismo en la que la vida cotidiana no puede proseguir de la
forma acostumbrada", dice el autor en el Preámbulo (Pág. 5).
Es durante las crisis, cuando falta ese flujo que representa
nuestras condiciones de vida, cuando aparece en su crudeza que ese flujo es vital, cuando sin él la vida no puede
proseguir.
Pero cuando ese flujo llega, con él llegan las condiciones
de vida, no sólo representadas en el capital sino encerradas ya en su forma
material.
Cuando el obrero aparece comprando el pan con el dinero de
su salario, el pan ya está caliente en el horno del capitalista. El capital ya
fue transformado, en algún sector suyo, en alimento. Alimento que va a ser
pagado con trabajo futuro del obrero, por el que algún capitalista pagará un
salario. Sólo que en vez de entregarle el pan le da el dinero. Lo cual obliga,
en este caso al obrero, a trabajar. El capital alimenta a la clase obrera para
que trabaje, cuando necesita que lo haga. Haciéndolo consumir se garantiza el
trabajo futuro.
Decía Marx en 1847[2]:
“¿Qué es el salario? […] al parecer,
el capitalista les compra a los
obreros su trabajo con dinero. Ellos le venden
por dinero su trabajo. Pero esto no es más que la apariencia. […] Con el mismo
dinero […] el capitalista podía haber comprado dos libras de azúcar o una
determinada cantidad de otra mercancía. […] Al entregarle dos marcos, el
capitalista le entrega, a cambio de su jornada de trabajo, la cantidad
correspondiente de carne, de ropa de leña, de luz, etc. […] el capitalista no
paga este salario del dinero que ha de obtener […] sino de un fondo de dinero
que tiene de reserva. […] [El obrero] no pertenece a tal o cual capitalista,
sino a la clase capitalista en conjunto
[…].”
El capital tiene que producir por adelantado las condiciones
de su propia expansión continua, dice Harvey[3]. La primer condición de
tal expansión es su fuente, el trabajo vivo, los obreros, que figuran
anticipadamente como capital destinado a capital variable, esto es, la
representación en dinero de las condiciones de vida del obrero.
No es en el acto individual y aislado ni en la cadena de
contratos donde vamos a encontrar la resolución de este enigma, sino en una
mirada totalizadora e histórica.
Se trata de la acumulación primitiva y su reproducción
constante. Es lo que Harvey denomina desposesión.
Un presupuesto, un punto de partida que se reproduce una vez desarrollado el
proceso como resultado. La separación del productor de sus condiciones de vida y
de producción.
Sabemos que el salario equivale a los gastos de
renovación-reproducción de la fuerza de trabajo, pero que de la aplicación de
ésta resulta un valor que los excede y que, junto con los productos resultantes
son propiedad del capitalista industrial. Este excedente configura la ganancia
que se aplicará a un nuevo ciclo productivo del que resultará un nuevo
excedente.
"El capitalismo -dice Harvey- es una forma de sociedad
de clases volcada a la producción perpetua de excedentes"[4].
Si el capitalismo industrial se apropia de esos excedentes a
través de la forma contractual del salario, podemos afirmar: a) que el salario
es una forma ideológica que oculta la apropiación del trabajo ajeno excedente y,
b) que el capitalismo es el modo de apropiación del trabajo ajeno a través del
salario.
Los modos de producción y apropiación del trabajo ajeno no operaron
siempre a través de una forma contractual. Las guerras de conquista y
ocupación, el modo de producción y apropiación bélico, generaron formas
esclavistas y pre-capitalistas basadas fundamentalmente en la fuerza.
El propio modo capitalista se ha apoyado en ellas en la
llamada acumulación originaria[5].
Lo que fue un punto
de partida histórico, desposesión de las condiciones de vida, las tierras
comunales que eran la condición de aprovisionamiento del sustento de las masas
campesinas, su consumo, aparece luego como resultado subordinado del proceso
capitalista desarrollado. El actual despojo de pueblos originarios, de
campesinos y pequeños productores hoy es resultado, y no condición del
capitalismo extractivo, que se materializa en los commodities.
La desposesión legal a través del salario y otras formas
legales es constante y las formas de desposesión violentas o ilegales son
excepcionales.
Ellas son la base real o supuesta sobre la que funcionan las
formas especulativas de las finanzas ("toda la circulación del capital es
especulativa", dice Harvey[6]) a las que resultan a la postre subordinadas[7]. Se trata de la hegemonía
del capital financiero.
El hecho de que los obreros, y no sólo ellos, consuman o no
(sean mantenidos o hambreados) y, con ello, obligados a trabajar o a vagar,
depende de las oportunidades de reinversión redituable. Puesto que son los
capitalistas los que deciden si reinvertir sus excedentes en nueva producción o
en especulación, conforme sean las ganancias[8].
II.
De la conjetura anterior se infieren dos propuestas: a) una
centralidad originaria del consumo que parece obvia, pero que no lo ha sido
cuando el modo de producción y
apropiación capitalista industrial y su teoría han privilegiado la producción
propiamente dicha, dentro del ciclo general de la producción, desplazando el
consumo (salvo el productivo) fuera de él y, b) si la venta de la fuerza de
trabajo es una apariencia ideológica, que sin embargo opera efectivamente, porque
la ideología no es más que el aspecto epistemológico de relaciones sociales, la
compra de los bienes que constituyen las condiciones de vida también es aparente[9].
El capital, dueño de la clase obrera, la alimenta para
forzarla a trabajar. La apariencia es que los obreros tienen derecho a trabajar
para comer.
Ligadas a las compras para el consumo surgen también formas
de apropiación del trabajo ajeno, bajo la forma legal de una deuda. Es también
una forma de desposesión, desposesión de bienes ya habidos, personales o
sociales, y desposesión de condiciones de vida futura.
Se trata de una desposesión por préstamo, el préstamo para
el consumo. Es decir la forma de un anticipo de bienes que ata al que lo pide o
compra durante una parte de su vida a trabajar. Obligado a trabajar para pagar:
trabajo futuro.
Pero el mantenimiento para obligar a trabajar y producir
excedentes, dado que debe aparecer como compras (mercado), tiene la forma de
generación de demanda, generación de consumos.
La demanda se genera creando necesidades nuevas. "El perpetuo
surgimiento de nuevas necesidades es una condición crucial para la continuidad
de la expansión sin fin de la acumulación del capital. Ahí es donde aparecen en
escena las tecnologías y políticas de creación de nuevas necesidades, como
espolón de la acumulación sostenible. [...] El 70 por 100 de la actividad
económica estadounidense depende del consumismo inducido"[10].
No se trata ya de que haya bienes de sobra para que todos
puedan consumir. Se trata de que se los pueda comprar, tiene que haber demanda
del producto excedente. Si la demanda no existe se crea, si la capacidad de
compra no existe también. A través del crédito. Allí se orienta el capital, es
una oportunidad de reinversión rentable[11].
Esto genera dos cosas: a) Una "fuerza del trabajo cautiva
por deudas"[12],
la obligación de trabajar y, b) que "los banqueros y financieros que
manejan el sistema de crédito, junto con los ahorradores que depositan su
dinero en las instituciones de crédito, puedan de nuevo reclamar su parte de
plusvalía futura en forma de interés y tasas por los servicios"[13]. Plusvalía futura
significa el trabajo futuro a que está cautivo. Trabajo futuro que ya ha sido
apropiado de antemano a través del consumo.
Si, como sostiene Harvey, el 70% de la economía
estadounidense depende del consumismo, entonces el consumo parece ser, hoy, la
forma de apropiación del trabajo ajeno dominante.
"El sistema de crédito se ha convertido ahora, no
obstante, en la principal palanca moderna para la extracción de la riqueza del
resto de la población por el capital financiero", dice Harvey[14]. Es decir de la
apropiación del trabajo ajeno a través de la deuda que genera el consumo.
Pero eso mismo explica el no-consumo. La exclusión, el
abandono. Cuando sólo se invierte en lo que es más rentable, sólo se obliga a
trabajar en aquello que lo es. Sólo se mantiene, se hace consumir, a aquéllos
que interesa que produzcan excedentes. Si el excedente de capital está en los
productos financieros (commodities, futuros, derivados) no es necesario
mantener quinteros. Tendremos soja en vez de lechuga. Agronegocios con crisis
alimentaria.
III.
Lo que afirmé en el bloque I , respecto a que la
forma constante de la apropiación del trabajo ajeno es la forma legal, se
circunscribe al capitalismo industrial, al período de su hegemonía que comienza
a ceder alrededor de los años setenta-ochenta.
La llamada desregulación de los mercados significó
establecer la regla de la no regla, el estado de excepción. No sólo en el
sentido ético-político, planteado por Giorgio Agamben, de ausencia de Ley, sino
también el de la contractualidad y la propiedad privada clásica.
Lo que existe en la cima de la montaña de contratos[15] que conforma la
arquitectura financiera es el uso de facto de los bienes que garantizan las
condiciones de la vida humana. El control de las ganancias por acuerdos
privados sin intervención estatal que someten todas las contrataciones a su
arbitrio. Donde el Estado juega el papel secundón de recaudador de deudas
privadas o públicas.
El "nexo Estado-finanzas" dice Harvey; nexo que se
advierte claramente en la desposesión del hábitat de los sectores humildes de
la ciudad, en las ejecuciones hipotecarias[16], en el salvataje de los
bancos, en la resistencia a controlar la actividad financiera, en la aplicación
de fondos públicos para apalancar emprendimientos de grupos privados.
Si la ley, la contractualidad, el Estado moderno y la
propiedad privada capitalista industrial caracterizaron el modo de producción y
apropiación del capitalismo, su disolución creciente ¿nos autoriza a seguir
hablando de capitalismo, aun distinguiéndolo como financiero frente al
industrial, teniendo en cuenta que el Estado es una de las esferas de actividad
que componen el conjunto del sistema? Esfera de actividad ideológica que induce
cambios en la dinámica de acumulación del capital, señala Harvey[17].
Pero si la esfera jurídico-estatal no funcionara ya como la
ideología orgánica, la que cohesiona el sistema, dominante ¿qué funcionaría en
su lugar? O, mejor dicho, ¿qué complejo ideológico la subordinaría?
Creo que se podría arriesgar que se trata del complejo
generador de las necesidades que activan el consumo, es decir, el publicitario.
Aquello que genera la demanda extra a que se refiere Harvey.
¿No estamos metiendo vino nuevo en odres viejos? Después de
todo diremos que el vino es bueno a malo por el contenido y no por el
continente. En nuestro caso, el conjunto de mecanismos en funcionamiento, los
procesos del proceso del que resulta la apropiación del trabajo ajeno y la dominación.
Creo que estamos viviendo una revolución en todos los
órdenes, no precisamente la que esperábamos. Una revolución pasiva, es decir
una revolución que conserva como dominante, precisamente la dominación, la
explotación del hombre por el hombre, en palabras de la vieja ética
revolucionaria emancipadora.
Dice Harvey: "[...] quiero señalar aquí [...] cuanto
cambió el mundo en todas las esferas, dependiendo de dónde estaba cada uno,
entre 1980 y 2010. [...] Posiblemente nos encontremos ahora inmersos en una de
esas fases de cambio [radical], pero también se perciben intentos desesperados
por restaurar el orden preexistente y de proceder como si nada importante
estuviera pasando ni tuviera que pasar"[18]. Señala, además, cambios
tan importantes como la existencia de un nuevo imperialismo que renuncia
"al control directo del territorio" y de un nuevo "tipo de
capitalismo que puede surgir de la actual crisis"[19].
Dominación y explotación a través de la apropiación del
trabajo ajeno, donde conviven los modos de producción y apropiación históricos
con los nuevos que los subordinan, otorgándoles nuevas características y
funciones.
No se trata de cambiar los rótulos de los odres, sino de
saber que vino tomamos. "Una política revolucionaria que pueda agarrar por
los cuernos al toro de la acumulación sin fin de capital y ponerle freno como
motor primordial de la historia humana requiere una comprensión detallada de
cómo se producen los cambios sociales"[20].
IV.
Por supuesto que mis reflexiones no agotan ni hacen el
debido mérito a las ideas de Harvey, pero quizá despierten interés sobre esta obra y, con ello, se sugieran otras
conjeturas más atinadas que éstas. Porque el mismo título del libro las induce:
enigma. Enigmas que el estudioso, el geógrafo, el urbanista, el economista, va
resolviendo con los sintagmas orientados en Marx: "acumulación-por-desposesión",
"concepciones mentales-del-mundo" como estructuras de conocimiento
coherentes con la acumulación sin fin del capital,
"esferas-de-actividad" donde aquéllas operan, "compresión espacio-temporal" de un
mundo en el que el capital se mueve cada vez más de prisa y donde se reducen
increíblemente las distancias de interacción de esas esferas de actividad:
tecnologías y formas organizativas, dispositivos institucionales y
administrativos, procesos de producción y trabajo, las concepciones mentales
del mundo, son algunas de las siete que enumera. Que pueden constituir barreras
que el capital debe eludir o superar[21]. Versiones sintácticas de
complejas ideas alrededor de nuevos, novísimos procesos.
Me he apropiado del trabajo ajeno, he acumulado por
desposesión, he tratado de producir un excedente. Pero como no quiero presentar
balance falsos, debo sugerir, al lector, la lectura. La lectura de esta
imprescindible obra de Harvey que me regaló mi hija.
Un fresco de un muralista mexicano del mundo que vivimos.
Edgardo Logiudice
marzo 2013.
[1]
HARVEY, David. El enigma del capital y las crisis del capitalismo. Madrid, 2012.
Akal, 239 págs.
[2]
MARX, Carlos. Trabajo asalariado y
capital. En MARX, Carlos; ENGELS, Federico; Obras Escogidas, Buenos Aires, 1957, Cartago. Págs. 48, 49, 50.
[3]
HARVEY, D. Op.cit. pág. 62.
[4]
Íd.ant. pág. 140.
[5]
"La acumulación originaria de capital a finales de la Edad Media en Europa
supuso 1a violencia, depredación, saqueos, fraudes y robo. Mediante esos medios
extralegales, piratas, clérigos y comerciantes, además de los usureros,
reunieron suficientes riquezas para comenzar a hacer circular sistemáticamente
el dinero como capital. [...] en sus primeras fases, no obstante, el capital no
se invertía directamente en la producción sino que tomaba muchas otras formas,
como el capitalismo agrario, comercial, [...].Hasta que los capitalistas no
aprendieron a hacer circular el capital a través de la producción empleando
trabajo asalariado, a mediados del siglo XVIII poco más o menos, no pudo
ponerse en marcha el crecimiento exponencial característico del capitalismo moderno.
La burguesía en ascenso asentó gradualmente su poder dinerario, ejerciéndolo
para reconfigurar la forma de Estado y asumiendo en último término su
influencia determinantes sobre las instituciones militares y sistemas
administrativos y legales. Entonces pudo utilizar formas legalmente sancionadas
de acumulación de riquezas y poder mediante la desposesión y destrucción de
formas precapitalistas de aprovisionamiento social. Lo hizo tanto dentro de su
propio país -mediante, por ejemplo, el cercamiento de las tierras comunales [...]
como externamente, mediante prácticas coloniales [...]. Cuanto más excedente
creado ayer se convierte en nuevo capital hoy, mayor es la proporción del
dinero invertido que proviene de los beneficios obtenidos ayer. Eso parecería
hacer superflua la acumulación violenta practicada en otros tiempos, pero la «acumulación por
desposesión» sigue
desempeñando un papel para reunir el dinero con el que iniciar un negocio. Para
ello se emplean medios legales como ilegales [...]. Íd.ant. págs. 47, 48.
[6]
Íd.ant. pág. 51.
[7]
"Esta centralización del capital líquido
mediante el sistema de crédito tiene todo tipo de consecuencias para la
trayectoria del desarrollo capitalista. Como poco, otorga a la clase
privilegiada de financieros un inmenso poder social sobre los productores,
comerciantes, terratenientes,
promotores inmobiliarios, trabajadores asalariados y consumidores". Íd.ant. pág.51.
[8]
"Los capitalistas [...] pueden elegir en
qué reinvertir: pueden hacerlo en la expansión de la producción, o pueden
emplear su riqueza para comprar activos tales como títulos de deuda, acciones,
bienes inmuebles [...] un fondo de inversión de riesgo o algún otro instrumento
financiero con el que puedan obtener jugosas ganancias: en ese caso su
reinversión no sirve obviamente para apuntalar la demanda efectiva". Íd.ant.
pág. 98.
[9]
El hecho de que sea aparente no
significa de que esa apariencia sea falsa ni ilusoria. Significa que esa
apariencia, efectiva en la inmediatez de los actos aislados (el entrecruzamiento
continuo de los contratos) oculta los procesos más generales, dando lugar a
procesos de inversión de las determinaciones y condicionamientos.
[10] HARVEY, D. Op.cit. pág. 94.
[11]
"La demanda extra para la expansión de hoy
absorbe entonces los excedentes de medios de producción y de bienes de consumo
producidos ayer [...] la demanda efectiva para el producto excedente de ayer
depende del consumo de los trabajadores, más el consumo personal de los
capitalistas, más la nueva demanda generada por la expansión de la producción
de mañana. ¡Lo que aparece como un problema de subconsumo no es en realidad
sino el problema de hallar oportunidades de reinversión rentable para una parte
del excedente producido ayer! [...] Para que esa reinversión tenga lugar [...]
la segunda condición es que se pueda abreviar de algún modo el lapso de tiempo
entre el excedente producido ayer y la reinversión de hoy. Eso requiere el uso
del dinero como medio de cuenta y, en consecuencia, la existencia de un sistema
crediticio que pueda introducirse en el proceso de circulación para resolver el
problema de la demanda efectiva". Íd.ant. pág. 97.
[12]
Íd.ant. pág. 125.
[13]
Íd.ant. pág. 98.
[14]
"Se utilizan todo tipo de prácticas depredadoras, más o menos legales
[...] para llevar a la práctica maniobras de desposesión [...]. Una oleada de
financiarización iniciada a mediados de la década de los setenta es espectacular en su estilo depredador:
promociones engañosas de acciones y manipulaciones de mercado; pirámides de
Ponzi y fraudes empresariales; liquidación de activos mediante fusiones y
adquisiciones: promoción de niveles de endeudamiento, que reducen a poblaciones
enteras, incluso en los países capitalistas avanzados, a la servidumbre por
deudas, desposesión de activos (asalto a fondos de pensiones [...]) ; todos
esos son rasgos característicos del capitalismo contemporáneo". Íd.ant.
pág. 203.
[15]
"Redes de subcontratación", dice Harvey. Tanto para el trabajo (fragmentándolo) como
para las pirámides financieras.
[16]
"La gente busca razonablemente un
espacio personal seguro -un hogar- en el que vivir su vida cotidiana y mantener
su actividad reproductiva con un horizonte temporal, digamos de veinte años.
Pero, para hacerlo, tienen que convertirse en propietarios de una vivienda
contratando una hipoteca en un mercado de deuda organizado con una lógica
espacio-temporal distinta. Alguno de ellos viven ahora en tiendas de campaña
como consecuencia de esa lógica enloquecida". HARVEY, D. Op.cit. pág. 160.
[17]
"Al ir cambiando las concepciones mentales, el Estado se ve también
sometido a todo tipo de presiones para alterar su funcionamiento. El movimiento
neoliberal iniciado en la década de los setenta, por ejemplo, constituyó un
asalto ideológico radical a la concepción hasta entonces vigente del Estado. En
la medida que tuvo éxito [...] indujo grandes cambios [...] en la dinámica de
la acumulación del capital. Íd.ant. pág. 165.
[18]
Íd.ant. págs. 112/113.
[19]
Íd.ant. pág. 177.
[20]
Íd.ant. pág. 189.
[21] Íd.ant. págs. 106, 107, 133.
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