sábado, 22 de junio de 2013

¿Otro capitalismo?

Conjeturas alrededor de El enigma del capital de David Harvey[1].

Pensé escribir una reseña del libro, decidí apropiarme del texto en mi provecho.
Después de todo, una obra es tanto más rica cuanto más fecunda para otras ideas. Y no por eso hace responsable a su autor de los efectos no deseados. En este caso mis conjeturas.
Conviene aclararlo por respeto a Harvey, cuya seriedad es conocida.

Mis conjeturas giran sobre tres conjuntos de supuestos.
El primero es que los productores directos, entre ellos la clase obrera industrial no vende su fuerza de trabajo sino que es mantenida por los capitalistas para que trabaje, cuando el capital así lo necesita para volcar sus excedentes y generar nuevos.
El segundo es que hay nuevas formas de apropiación del trabajo que no surgen del sistema salarial sino del consumo para generar deudas que significan trabajo futuro como trabajo forzado.
El tercero es que la hegemonía del capitalismo financiero puede significar un nuevo modo de producción y apropiación con nuevas formas ideológicas que erosionan las formas jurídico-políticas.


I.

¿Cuál es la mirada holística de Harvey? Su visión de totalidad que él defiende frente a las miradas fragmentarias e inconexas.
Harvey rememora los flujos de la circulación de la sangre que describiera otro Harvey, del siglo XVI y del mismo condado de Kent.
"Este libro -dice- trata de 1os flujos de capital".
"E1 capital es el flujo vital que nutre el cuerpo político de todas las sociedades que
llamamos capitalistas, llegando a veces como un goteo y otras como una inundación,
hasta el último rincón del mundo habitado. Gracias a ese flujo adquirimos quienes
vivimos bajo el capitalismo nuestro pan cotidiano, así como nuestras viviendas, automóviles, teléfonos móviles, camisas, zapatos y todos los demás artículos necesarios
para mantener nuestra vida diaria cotidiana. Mediante ese flujo se crea la riqueza
que proporciona los muchos servicios que nos sustentan, entretienen, educan, reaniman o restablecen y, gracias a los impuestos sobre él, aumentan su poder los Estados; no sólo su poderío militar, sino también su capacidad para mantener un nivel de vida adecuado para sus ciudadanos. si se ve frenado o, peor aún, si se interrumpe o bloquea, nos encontraremos con una crisis del capitalismo en la que la vida cotidiana no puede proseguir de la forma acostumbrada", dice el autor en el Preámbulo (Pág. 5).

Es durante las crisis, cuando falta ese flujo que representa nuestras condiciones de vida, cuando aparece en su crudeza que ese flujo es vital, cuando sin él la vida no puede proseguir.

Pero cuando ese flujo llega, con él llegan las condiciones de vida, no sólo representadas en el capital sino encerradas ya en su forma material.
Cuando el obrero aparece comprando el pan con el dinero de su salario, el pan ya está caliente en el horno del capitalista. El capital ya fue transformado, en algún sector suyo, en alimento. Alimento que va a ser pagado con trabajo futuro del obrero, por el que algún capitalista pagará un salario. Sólo que en vez de entregarle el pan le da el dinero. Lo cual obliga, en este caso al obrero, a trabajar. El capital alimenta a la clase obrera para que trabaje, cuando necesita que lo haga. Haciéndolo consumir se garantiza el trabajo futuro.

Decía Marx en 1847[2]: “¿Qué es el salario? […] al parecer, el capitalista les compra a los obreros su trabajo con dinero. Ellos le venden por dinero su trabajo. Pero esto no es más que la apariencia. […] Con el mismo dinero […] el capitalista podía haber comprado dos libras de azúcar o una determinada cantidad de otra mercancía. […] Al entregarle dos marcos, el capitalista le entrega, a cambio de su jornada de trabajo, la cantidad correspondiente de carne, de ropa de leña, de luz, etc. […] el capitalista no paga este salario del dinero que ha de obtener […] sino de un fondo de dinero que tiene de reserva. […] [El obrero] no pertenece a tal o cual capitalista, sino a la clase capitalista en conjunto […].”

El capital tiene que producir por adelantado las condiciones de su propia expansión continua, dice Harvey[3]. La primer condición de tal expansión es su fuente, el trabajo vivo, los obreros, que figuran anticipadamente como capital destinado a capital variable, esto es, la representación en dinero de las condiciones de vida del obrero.

No es en el acto individual y aislado ni en la cadena de contratos donde vamos a encontrar la resolución de este enigma, sino en una mirada totalizadora e histórica.
Se trata de la acumulación primitiva y su reproducción constante. Es lo que Harvey denomina desposesión. Un presupuesto, un punto de partida que se reproduce una vez desarrollado el proceso como resultado. La separación del productor de sus condiciones de vida y de producción.

Sabemos que el salario equivale a los gastos de renovación-reproducción de la fuerza de trabajo, pero que de la aplicación de ésta resulta un valor que los excede y que, junto con los productos resultantes son propiedad del capitalista industrial. Este excedente configura la ganancia que se aplicará a un nuevo ciclo productivo del que resultará un nuevo excedente.
"El capitalismo -dice Harvey- es una forma de sociedad de clases volcada a la producción perpetua de excedentes"[4].

Si el capitalismo industrial se apropia de esos excedentes a través de la forma contractual del salario, podemos afirmar: a) que el salario es una forma ideológica que oculta la apropiación del trabajo ajeno excedente y, b) que el capitalismo es el modo de apropiación del trabajo ajeno a través del salario.
Los modos de producción y apropiación del trabajo ajeno no operaron siempre a través de una forma contractual. Las guerras de conquista y ocupación, el modo de producción y apropiación bélico, generaron formas esclavistas y pre-capitalistas basadas fundamentalmente en la fuerza.   
El propio modo capitalista se ha apoyado en ellas en la llamada acumulación originaria[5].

 Lo que fue un punto de partida histórico, desposesión de las condiciones de vida, las tierras comunales que eran la condición de aprovisionamiento del sustento de las masas campesinas, su consumo, aparece luego como resultado subordinado del proceso capitalista desarrollado. El actual despojo de pueblos originarios, de campesinos y pequeños productores hoy es resultado, y no condición del capitalismo extractivo, que se materializa en los commodities.

La desposesión legal a través del salario y otras formas legales es constante y las formas de desposesión violentas o ilegales son excepcionales.
Ellas son la base real o supuesta sobre la que funcionan las formas especulativas de las finanzas ("toda la circulación del capital es especulativa", dice Harvey[6]) a  las que resultan a la postre subordinadas[7]. Se trata de la hegemonía del capital financiero.

El hecho de que los obreros, y no sólo ellos, consuman o no (sean mantenidos o hambreados) y, con ello, obligados a trabajar o a vagar, depende de las oportunidades de reinversión redituable. Puesto que son los capitalistas los que deciden si reinvertir sus excedentes en nueva producción o en especulación, conforme sean las ganancias[8].


II.

De la conjetura anterior se infieren dos propuestas: a) una centralidad originaria del consumo que parece obvia, pero que no lo ha sido cuando el modo de  producción y apropiación capitalista industrial y su teoría han privilegiado la producción propiamente dicha, dentro del ciclo general de la producción, desplazando el consumo (salvo el productivo) fuera de él y, b) si la venta de la fuerza de trabajo es una apariencia ideológica, que sin embargo opera efectivamente, porque la ideología no es más que el aspecto epistemológico de relaciones sociales, la compra de los bienes que constituyen las condiciones de vida también es aparente[9].
El capital, dueño de la clase obrera, la alimenta para forzarla a trabajar. La apariencia es que los obreros tienen derecho a trabajar para comer.   

Ligadas a las compras para el consumo surgen también formas de apropiación del trabajo ajeno, bajo la forma legal de una deuda. Es también una forma de desposesión, desposesión de bienes ya habidos, personales o sociales, y desposesión de condiciones de vida futura.
Se trata de una desposesión por préstamo, el préstamo para el consumo. Es decir la forma de un anticipo de bienes que ata al que lo pide o compra durante una parte de su vida a trabajar. Obligado a trabajar para pagar: trabajo futuro.

Pero el mantenimiento para obligar a trabajar y producir excedentes, dado que debe aparecer como compras (mercado), tiene la forma de generación de demanda, generación de consumos.
La demanda se genera creando necesidades nuevas. "El perpetuo surgimiento de nuevas necesidades es una condición crucial para la continuidad de la expansión sin fin de la acumulación del capital. Ahí es donde aparecen en escena las tecnologías y políticas de creación de nuevas necesidades, como espolón de la acumulación sostenible. [...] El 70 por 100 de la actividad económica estadounidense depende del consumismo inducido"[10].

No se trata ya de que haya bienes de sobra para que todos puedan consumir. Se trata de que se los pueda comprar, tiene que haber demanda del producto excedente. Si la demanda no existe se crea, si la capacidad de compra no existe también. A través del crédito. Allí se orienta el capital, es una oportunidad de reinversión rentable[11].

Esto genera dos cosas: a) Una "fuerza del trabajo cautiva por deudas"[12], la obligación de trabajar y, b) que "los banqueros y financieros que manejan el sistema de crédito, junto con los ahorradores que depositan su dinero en las instituciones de crédito, puedan de nuevo reclamar su parte de plusvalía futura en forma de interés y tasas por los servicios"[13]. Plusvalía futura significa el trabajo futuro a que está cautivo. Trabajo futuro que ya ha sido apropiado de antemano a través del consumo.
Si, como sostiene Harvey, el 70% de la economía estadounidense depende del consumismo, entonces el consumo parece ser, hoy, la forma de apropiación del trabajo ajeno dominante.

"El sistema de crédito se ha convertido ahora, no obstante, en la principal palanca moderna para la extracción de la riqueza del resto de la población por el capital financiero", dice Harvey[14]. Es decir de la apropiación del trabajo ajeno a través de la deuda que genera el consumo.

Pero eso mismo explica el no-consumo. La exclusión, el abandono. Cuando sólo se invierte en lo que es más rentable, sólo se obliga a trabajar en aquello que lo es. Sólo se mantiene, se hace consumir, a aquéllos que interesa que produzcan excedentes. Si el excedente de capital está en los productos financieros (commodities, futuros, derivados) no es necesario mantener quinteros. Tendremos soja en vez de lechuga. Agronegocios con crisis alimentaria.    


III.

Lo que afirmé en el bloque I , respecto a que la forma constante de la apropiación del trabajo ajeno es la forma legal, se circunscribe al capitalismo industrial, al período de su hegemonía que comienza a ceder alrededor de los años setenta-ochenta.
La llamada desregulación de los mercados significó establecer la regla de la no regla, el estado de excepción. No sólo en el sentido ético-político, planteado por Giorgio Agamben, de ausencia de Ley, sino también el de la contractualidad y la propiedad privada clásica.

Lo que existe en la cima de la montaña de contratos[15] que conforma la arquitectura financiera es el uso de facto de los bienes que garantizan las condiciones de la vida humana. El control de las ganancias por acuerdos privados sin intervención estatal que someten todas las contrataciones a su arbitrio. Donde el Estado juega el papel secundón de recaudador de deudas privadas o públicas.

El "nexo Estado-finanzas" dice Harvey; nexo que se advierte claramente en la desposesión del hábitat de los sectores humildes de la ciudad, en las ejecuciones hipotecarias[16], en el salvataje de los bancos, en la resistencia a controlar la actividad financiera, en la aplicación de fondos públicos para apalancar emprendimientos de grupos privados.

Si la ley, la contractualidad, el Estado moderno y la propiedad privada capitalista industrial caracterizaron el modo de producción y apropiación del capitalismo, su disolución creciente ¿nos autoriza a seguir hablando de capitalismo, aun distinguiéndolo como financiero frente al industrial, teniendo en cuenta que el Estado es una de las esferas de actividad que componen el conjunto del sistema? Esfera de actividad ideológica que induce cambios en la dinámica de acumulación del capital, señala Harvey[17].

Pero si la esfera jurídico-estatal no funcionara ya como la ideología orgánica, la que cohesiona el sistema, dominante ¿qué funcionaría en su lugar? O, mejor dicho, ¿qué complejo ideológico la subordinaría?
Creo que se podría arriesgar que se trata del complejo generador de las necesidades que activan el consumo, es decir, el publicitario. Aquello que genera la demanda extra a que se refiere Harvey.

¿No estamos metiendo vino nuevo en odres viejos? Después de todo diremos que el vino es bueno a malo por el contenido y no por el continente. En nuestro caso, el conjunto de mecanismos en funcionamiento, los procesos del proceso del que resulta la apropiación del trabajo ajeno y la dominación.

Creo que estamos viviendo una revolución en todos los órdenes, no precisamente la que esperábamos. Una revolución pasiva, es decir una revolución que conserva como dominante, precisamente la dominación, la explotación del hombre por el hombre, en palabras de la vieja ética revolucionaria emancipadora.                                                                                    
Dice Harvey: "[...] quiero señalar aquí [...] cuanto cambió el mundo en todas las esferas, dependiendo de dónde estaba cada uno, entre 1980 y 2010. [...] Posiblemente nos encontremos ahora inmersos en una de esas fases de cambio [radical], pero también se perciben intentos desesperados por restaurar el orden preexistente y de proceder como si nada importante estuviera pasando ni tuviera que pasar"[18]. Señala, además, cambios tan importantes como la existencia de un nuevo imperialismo que renuncia "al control directo del territorio" y de un nuevo "tipo de capitalismo que puede surgir de la actual crisis"[19].

Dominación y explotación a través de la apropiación del trabajo ajeno, donde conviven los modos de producción y apropiación históricos con los nuevos que los subordinan, otorgándoles nuevas características y funciones.
No se trata de cambiar los rótulos de los odres, sino de saber que vino tomamos. "Una política revolucionaria que pueda agarrar por los cuernos al toro de la acumulación sin fin de capital y ponerle freno como motor primordial de la historia humana requiere una comprensión detallada de cómo se producen los cambios sociales"[20]


IV.

Por supuesto que mis reflexiones no agotan ni hacen el debido mérito a las ideas de Harvey, pero quizá despierten interés sobre  esta obra y, con ello, se sugieran otras conjeturas más atinadas que éstas. Porque el mismo título del libro las induce: enigma. Enigmas que el estudioso, el geógrafo, el urbanista, el economista, va resolviendo con los sintagmas orientados en Marx: "acumulación-por-desposesión", "concepciones mentales-del-mundo" como estructuras de conocimiento coherentes con la acumulación sin fin del capital, "esferas-de-actividad" donde aquéllas operan,  "compresión espacio-temporal" de un mundo en el que el capital se mueve cada vez más de prisa y donde se reducen increíblemente las distancias de interacción de esas esferas de actividad: tecnologías y formas organizativas, dispositivos institucionales y administrativos, procesos de producción y trabajo, las concepciones mentales del mundo, son algunas de las siete que enumera. Que pueden constituir barreras que el capital debe eludir o superar[21]. Versiones sintácticas de complejas ideas alrededor de nuevos, novísimos procesos.
     
Me he apropiado del trabajo ajeno, he acumulado por desposesión, he tratado de producir un excedente. Pero como no quiero presentar balance falsos, debo sugerir, al lector, la lectura. La lectura de esta imprescindible obra de Harvey que me regaló mi hija.
Un fresco de un muralista mexicano del mundo que vivimos.


Edgardo Logiudice
marzo 2013.
   





[1] HARVEY, David. El enigma del capital y las crisis del capitalismo. Madrid, 2012. Akal, 239 págs.

[2] MARX, Carlos. Trabajo asalariado y capital. En MARX, Carlos; ENGELS, Federico; Obras Escogidas, Buenos Aires, 1957, Cartago. Págs. 48, 49, 50.
[3] HARVEY, D. Op.cit. pág. 62.
[4] Íd.ant. pág. 140.
[5] "La acumulación originaria de capital a finales de la Edad Media en Europa supuso 1a violencia, depredación, saqueos, fraudes y robo. Mediante esos medios extralegales, piratas, clérigos y comerciantes, además de los usureros, reunieron suficientes riquezas para comenzar a hacer circular sistemáticamente el dinero como capital. [...] en sus primeras fases, no obstante, el capital no se invertía directamente en la producción sino que tomaba muchas otras formas, como el capitalismo agrario, comercial, [...].Hasta que los capitalistas no aprendieron a hacer circular el capital a través de la producción empleando trabajo asalariado, a mediados del siglo XVIII poco más o menos, no pudo ponerse en marcha el crecimiento exponencial característico del capitalismo moderno. La burguesía en ascenso asentó gradualmente su poder dinerario, ejerciéndolo para reconfigurar la forma de Estado y asumiendo en último término su influencia determinantes sobre las instituciones militares y sistemas administrativos y legales. Entonces pudo utilizar formas legalmente sancionadas de acumulación de riquezas y poder mediante la desposesión y destrucción de formas precapitalistas de aprovisionamiento social. Lo hizo tanto dentro de su propio país -mediante, por ejemplo, el cercamiento de las tierras comunales [...] como externamente, mediante prácticas coloniales [...]. Cuanto más excedente creado ayer se convierte en nuevo capital hoy, mayor es la proporción del dinero invertido que proviene de los beneficios obtenidos ayer. Eso parecería hacer superflua la acumulación violenta practicada en otros tiempos, pero la «acumulación por desposesión» sigue desempeñando un papel para reunir el dinero con el que iniciar un negocio. Para ello se emplean medios legales como ilegales [...]. Íd.ant. págs. 47, 48.
[6] Íd.ant. pág. 51.
[7] "Esta centralización del capital líquido mediante el sistema de crédito tiene todo tipo de consecuencias para la trayectoria del desarrollo capitalista. Como poco, otorga a la clase privilegiada de financieros un inmenso poder social sobre los productores, comerciantes, terratenientes, promotores inmobiliarios, trabajadores asalariados y consumidores". Íd.ant. pág.51.
[8] "Los capitalistas [...] pueden elegir en qué reinvertir: pueden hacerlo en la expansión de la producción, o pueden emplear su riqueza para comprar activos tales como títulos de deuda, acciones, bienes inmuebles [...] un fondo de inversión de riesgo o algún otro instrumento financiero con el que puedan obtener jugosas ganancias: en ese caso su reinversión no sirve obviamente para apuntalar la demanda efectiva". Íd.ant. pág. 98.
[9] El hecho de que sea aparente  no significa de que esa apariencia sea falsa ni ilusoria. Significa que esa apariencia, efectiva en la inmediatez de los actos aislados (el entrecruzamiento continuo de los contratos) oculta los procesos más generales, dando lugar a procesos de inversión de las determinaciones y condicionamientos.
[10] HARVEY, D. Op.cit. pág. 94.
[11] "La demanda extra para la expansión de hoy absorbe entonces los excedentes de medios de producción y de bienes de consumo producidos ayer [...] la demanda efectiva para el producto excedente de ayer depende del consumo de los trabajadores, más el consumo personal de los capitalistas, más la nueva demanda generada por la expansión de la producción de mañana. ¡Lo que aparece como un problema de subconsumo no es en realidad sino el problema de hallar oportunidades de reinversión rentable para una parte del excedente producido ayer! [...] Para que esa reinversión tenga lugar [...] la segunda condición es que se pueda abreviar de algún modo el lapso de tiempo entre el excedente producido ayer y la reinversión de hoy. Eso requiere el uso del dinero como medio de cuenta y, en consecuencia, la existencia de un sistema crediticio que pueda introducirse en el proceso de circulación para resolver el problema de la demanda efectiva". Íd.ant. pág. 97.
[12] Íd.ant. pág. 125.
[13] Íd.ant. pág. 98.
[14] "Se utilizan todo tipo de prácticas depredadoras, más o menos legales [...] para llevar a la práctica maniobras de desposesión [...]. Una oleada de financiarización iniciada a mediados de la década de los setenta  es espectacular en su estilo depredador: promociones engañosas de acciones y manipulaciones de mercado; pirámides de Ponzi y fraudes empresariales; liquidación de activos mediante fusiones y adquisiciones: promoción de niveles de endeudamiento, que reducen a poblaciones enteras, incluso en los países capitalistas avanzados, a la servidumbre por deudas, desposesión de activos (asalto a fondos de pensiones [...]) ; todos esos son rasgos característicos del capitalismo contemporáneo". Íd.ant. pág. 203.
[15] "Redes de subcontratación", dice Harvey.  Tanto para el trabajo (fragmentándolo) como para las pirámides financieras.
[16] "La gente  busca razonablemente un espacio personal seguro -un hogar- en el que vivir su vida cotidiana y mantener su actividad reproductiva con un horizonte temporal, digamos de veinte años. Pero, para hacerlo, tienen que convertirse en propietarios de una vivienda contratando una hipoteca en un mercado de deuda organizado con una lógica espacio-temporal distinta. Alguno de ellos viven ahora en tiendas de campaña como consecuencia de esa lógica enloquecida". HARVEY, D. Op.cit. pág. 160.
[17] "Al ir cambiando las concepciones mentales, el Estado se ve también sometido a todo tipo de presiones para alterar su funcionamiento. El movimiento neoliberal iniciado en la década de los setenta, por ejemplo, constituyó un asalto ideológico radical a la concepción hasta entonces vigente del Estado. En la medida que tuvo éxito [...] indujo grandes cambios [...] en la dinámica de la acumulación del capital. Íd.ant. pág. 165.
[18] Íd.ant. págs. 112/113.
[19] Íd.ant. pág. 177.              
[20] Íd.ant. pág. 189.
[21] Íd.ant. págs. 106, 107, 133.

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