"los sábados adelanta plata a los obreros, pero la plata consiste
en unas ruedas de lata que se supone que valen un peso; el que gana va a la
proveeduría a convertirlas; pero le dicen que las latas no son dinero y que no
se convierten sino en mercaderías".
Bialet Massé, Juan. Informe sobre el Estado de las Clases
Obreras Argentinas I.
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985. Pág. 125.
Latas paradigmáticas.
Si atendemos a Agamben el paradigma es una forma de
conocimiento analógica. No hay en ella un origen, se mueve de singularidad en
singularidad. El objetivo es hacer inteligible fenómenos emparentados. "No
son hipótesis a través de las cuales se
intenta explicar la modernidad, reconduciéndola a algo así como una causa o un
origen histórico"[1]. Una analogía, entiendo,
que puede poner de relieve algo poco advertido y, en ese sentido hacerlo
inteligible, otorgarle un sentido distinto al aparente. No lo explica, ilumina
el escenario o, quizá mejor, destaque las letras de los códices. Una analogía que no reduce el presente al
pasado, ni hace del pasado el presente.
Una lata, una especie de moneda de bronce con la que pagaba
La Forestal a los obrajeros de Villa Guillermina, tenía su valor inscripto
"1 kilo carne", otras 5 Kg., otras 10 Kg. Las había "en mercaderías" sin distinción. Y
alguna, muy elocuente, "Vale por un
día de trabajo".
Se trata de signos de valor: vale.
Pero si, como también afirma Agamben, las signaturas exceden
el significado del signo, la excedencia nos puede servir de base para la
analogía. La medida temporal de trabajo equivale a mercaderías, un kilo, cinco
o diez de carne. Forma rústica, embrionaria del salario. Forma de trueque simbólico, porque "las latas no son
dinero". No hay venta de la fuerza de trabajo, ni intercambio.
Quien "adelanta la plata a los obreros" era el aviador,
quién proveía los avíos. Un empleado de La Forestal, ésta adelantaba los
avíos, los medios de subsistencia a los obreros, y los medios de subsistencia estaban en la proveeduría de la misma empresa.
No hay venta de la capacidad laboral. Sólo una rústica forma
de lata, que no es dinero, aparenta
mediar entre el trabajo y el capital. Tosca apariencia de intercambio,
donde no lo hay.
El obrajero no es propietario de la fuerza de trabajo porque
no la vende. Debe trabajar porque le adelantan los medios de subsistencia, en
forma de latitas de bronce o de latón. Otras veces a través de la libreta del
"fiado" mensual con el membrete de La Forestal
Todo es propiedad de la empresa. En relación al obrero no
hay compra ni venta. No hay intercambio.
Se trata de una noria
en la que la empresa adelanta los medios de subsistencia para que los
trabajadores reproduzcan su fuerza de trabajo que la empresa consume en la
producción apenas interrumpida fugazmente por una latita.
Marx, 1847.
Marx, 1857-1858.
Marx, 1863-1866.
1847.-
El obrero pertenece a la clase capitalista en su conjunto.
La venta de la fuerza de trabajo es una apariencia.
El salario es la cantidad de carne, de ropa, de leña, una
parte de las mercancías que éste entrega a cambio de una jornada de trabajo.
“¿Qué es el salario? […] al parecer, el capitalista les compra a los obreros su trabajo con
dinero. Ellos le venden por dinero su
trabajo. Pero esto no es más que la apariencia. […] Con el mismo dinero […] el
capitalista podía haber comprado dos libras de azúcar o una determinada
cantidad de otra mercancía. […] Al entregarle dos marcos, el capitalista le
entrega, a cambio de su jornada de trabajo, la cantidad correspondiente de
carne, de ropa de leña, de luz, etc. […] el capitalista no paga este salario
del dinero que ha de obtener […] sino de un fondo de dinero que tiene de
reserva. […] Por tanto, el salario no es
la parte del obrero en la mercancía que él produce. El salario es la parte de
la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada
cantidad de fuerza de trabajo productiva. […]. [El obrero] no pertenece a
tal o cual capitalista, sino a la clase
capitalista en conjunto […]”[2].
1857-1858.-
El salario es la forma dinero que el capitalista reparte
continuamente entre los mismos obreros para que vuelva a sus manos.
"El capital paga,
por ejemplo, semanalmente el salario; el obrero lleva este salario al
almacenero, éste lo deposita [en el banco del fabricante que le vendió la
mercadería]; y la semana siguiente el fabricante lo retoma del banquero para repartirlo de nuevo entre los mismos
trabajadores, etc. y así sucesivamente" [Subr.EL][3].
1863-1866.-
a) La relación entre el capitalista y el obrero no es una
relación entre poseedores de mercancías.
La compraventa de la capacidad laboral aparece si sólo
atendemos a la determinación formal en la esfera de la circulación aislada de
la producción.
"[…] la transformación del
dinero en capital se descompone en dos procesos autónomos, que […] existen
separadamente el uno del otro. El primer proceso pertenece a la esfera de circulación
[…] Trátase de la compraventa de la capacidad
de trabajo. El segundo proceso consiste en el consumo de la capacidad de trabajo adquirida […]. El primer
proceso, la compraventa de la capacidad
de trabajo, sólo nos muestra al capitalista y al obrero como comprador y
vendedor de una mercancía. Lo que distingue al obrero de otros vendedores es
sólo la naturaleza específica, el valor de uso de la mercancía vendida por
él. Pero el valor de uso peculiar […] no modifica en absoluto la determinación
formal […] Por consiguiente para demostrar
que la relación entre el capitalista y el obrero es tan sólo una relación entre
poseedores de mercancías […] basta aislar el primer proceso y atenerse al
carácter formal. Ese sencillo juego de manos no llega al nivel de brujería,
pero constituye todo el acopio de sapiencia a disposición de la economía vulgar"[4].
b) La premisa es que el obrero es un no-propietario.
La clase capitalista en su conjunto es la poseedora de todos
los medios de subsistencia.
Ellos se enfrentan al obrero como propiedad ajena.
"La premisa es que el obrero
trabaja como no-propietario y que las
condiciones de su trabajo se le
enfrentan como propiedad ajena. Que
el capitalista n° I sea poseedor de dinero y le compre al capitalista n° II,
poseedor de medios de producción, esos mismos medios, mientras que el obrero
con el dinero recibido del capitalista n° I compra medios de subsistencia al
capitalista n° III, no altera absolutamente en nada el hecho de que los
capitalistas n° I, II y III son en su conjunto los poseedores exclusivos del
dinero, los medios de producción y los medios de subsistencia"[5].
c) El capitalista es la personificación de los medios de
subsistencia ajenos.
Los medios de subsistencia personificados compran al obrero.
"El adquirente de capacidad
de trabajo es meramente la personificación de trabajo objetivado, el cual cede a los obreros una parte de sí mismo bajo
la forma de medios de subsistencia a fin de incorporar a su otra parte la capacidad viva de trabajo y, merced a
esta incorporación, conservarse íntegramente así mismo y crecer por encima de
su medida originaria. No es que el obrero compre medios de subsistencia y
medios de producción, sino que los medios de subsistencia compran al obrero
para incorporarlo a los medios de producción"[6] .
La noria.
Sólo en el ámbito de la circulación el trabajador asalariado
aparece como propietario. Propietario aparente en tanto se manifiesta como
comprando y vendiendo. Esa compraventa aparente es la que constituye al no-propietario como si fuese propietario. Es propietario porque aparece comprando y
vendiendo. Aparece así en el acto aislado de los individuos singulares, en actos
de intercambio formal.
Parece evidente que para Marx el ámbito de las
determinaciones materiales se ubica
en la producción, que es el lugar dónde desarrolla la apropiación efectiva del
trabajo, de la fuerza del trabajo vivo, de la capacidad de trabajo puesta en
acto. Sólo allí la forma dinero del capital variable es verdaderamente capital,
valor que se valoriza.
Un objetivo de Marx, enunciado ya en 1844, es desbrozar los
elementos jurídicos en las categorías económicas de la economía vulgar[7]. Son éstos los que
confieren a ellas su carácter ideológico. No son ni más ni menos que
elaboraciones que reflejan relaciones sociales que poseen ya tal carácter, es
decir relaciones materiales cuyo componente epistemológico oculta, alude y, a
la vez, elude las determinaciones materiales.
En una formación social de matriz mercantil, como es el
capitalismo industrial, la aparente interrupción del ciclo general en la que
aparece el contrato, es decir la forma
del intercambio, es ineludible, necesaria, para que el dinero se convierta en
capital. Sin la apropiación de la capacidad laboral, el dinero no es capital,
sólo lo es cuando funde el trabajo vivo con el trabajo muerto. Y es esa forma
de intercambio, efímera, fugaz la que otorga al asalariado su carácter de
"propietario", tanto de su fuerza de trabajo como de los medios de
subsistencia. Fantasma de propiedad
en el conjunto del movimiento de la noria de reproducción y acumulación. Cosa
que se hace evidente si, como lo hace Marx, se concibe a los capitalistas como una sola clase, abstrayendo sus ramas,
sus sectores y su "individualización" jurídica o, lo que es lo mismo, como personificación
del trabajo objetivado, tanto en medios de producción como de subsistencia.
Medios de subsistencia que el capital no tiene más remedios que "ceder de
sí".
Pero esa cesión de sí de trabajo objetivado en medios de
subsistencia se realiza a través de una "venta" en dinero, así como
la "compra" de la capacidad laboral. Se trata de la propiedad de las
mercancías y la propiedad de las mercancías es la propiedad mercantil, la
propiedad burguesa, no capitalista industrial. La propiedad burguesa es la forma ideológica que reviste la propiedad capitalista industrial.
En la tosca forma de apropiación del trabajo del obraje, en
nuestro caso La Forestal, ésta procede como una sola clase, por eso se hace más
evidente la continuidad de la noria. Y la rudimentaria "moneda" de lata,
delata lo que realmente representa el salario, tanto en su forma de venta como
de compra. Formas no desarrolladas, prefiguraciones se diría, que apenas
recubren el carácter de no-propietario del trabajador porque la forma de
remuneración, la forma de apropiación, no alcanza a cumplir su función
ideológica.
El monumento de papel.
Monumentos, en su tercera acepción, lo son tanto los de
bronce como los de papel.
Las "latas" y el papel moneda de La Forestal,
también de varias denominaciones.
La inscripción en el anverso de un billete dice: "La
Administración de la Colonia Ocampo Pagará al portador por el presente vale
Cincuenta Centavos Moneda Nacional por trabajos. Villa Ocampo. Enero 1° de 1888".
Sobre impreso N° 09197 Serie A. Hay una firma.
Por ello se dijo que se trataba de un estado dentro de otro
Estado. También porque hasta tenía sus propias fuerzas de seguridad: los
"cardenales" o "colorados".
Elocuente. Estos monumentos de papel eran signos de valor
del trabajo.
Advierte Agamben, evocando los zodiacales, que los signos
pueden poseer cierto significado de presagio.
La industria forestal hoy fabrica papel, por entonces en el
Norte argentino fabricaba durmientes. Destino y desatino del quebracho
colorado. El negocio era el ferrocarril y ese fue el origen de La
Forestal: “The
Forestal Land, Timber & Railways Co. Ltda”. El de hoy son las papeleras. A
la depredación se añade el envenenamiento.
La Forestal también
"fabricaba" papel, en forma de dinero. Cuasi monedas dirían los
creadores de Patacones, Lecop y, en el Chaco nada menos que los Quebracho. No
menos fabricadas que la "moneda fiduciaria" que Nixon impuso al mundo
con el abandono de los acuerdos de Bretton Woods en 1971. Réplicas.
La utilización de las réplicas de moneda de La Forestal se
justificó en la escasez de circulante en moneda acuñada por el Estado nacional.
En realidad eran de curso forzoso dentro del "territorio" de la
empresa.
Y como forma dinero del capital variable no salía nunca de
lo que Marx llamaba la "pequeña circulación". Circula siempre en la
noria de los medios de subsistencia y la renovación de la capacidad laboral.
Vale por mercaderías y vale por trabajos.
Falsa o auténtica, mientras circula es buena. Y nadie andaba
mordiendo el papel, como los piratas la moneda. El obrajero, si le alcanzaba
para carne y yerba, no iba a andar averiguando el origen de la ceca.
" La pequeña circulación entre el capital y la
capacidad de trabajo. Esta circulación acompaña el proceso de producción y
aparece como un contrato, intercambio, forma de intercambio, supuesto bajo el
cual se emprende el proceso de producción. La parte del capital que entra en
esta circulación -los medios de subsistencia- es el capital circulante por
excelencia"[8].
Pequeña circulación que oculta en su forma el proceso del
trabajo vivo en acto, conservador y creador de valor: el capital industrial.
Titularizado en acciones que producían dividendos, como el quebracho tanino. Dividendos
que, transformados en libras esterlinas que, hasta 1931, se podían convertir en
oro. Forma solidificada y tangible del trabajo de peones y hacheros. Forma
tangible del trabajo apropiado a través del monumento de papel que señalaba su
valor.
El territorio de Las Forestales hoy parece ser global, sin
fronteras territoriales.
Propiedad capitalista financiera.
15. ¿No tengo derecho a disponer de mis
bienes como me parece?
1. Porque el Reino de
los Cielos se parece a un propietario…
Mateo, 20
No parece haber un uso unánimemente aceptado del término
financiarización, cuyo origen más destacado es atribuido a Harry Magdoff y Paul
Sweezy. Recibe entonces varios significados.
Con alguna variante Claude Serfati[9] y François Chesnais[10] distinguen un sentido
vinculado al papel de las finanzas en la producción de otro ceñido a las
operaciones especulativas en los mercados de derivados. Lo que se suele llamar
ingeniería financiera.
Chesnais, poniendo el acento en el primer sentido, señala la
existencia de una situación sistémica específica, una fase histórica específica del capitalismo.
La especificidad del proceso consiste en una
"acumulación financiera propiamente dicha", que "se desarrolla
mediante el juego de apropiación y
crecimiento endógeno que le son propios". Así "El capital financiero constituye un bloque diferenciado. Está compuesto por
los llamados «grupos industriales» (producción manufacturera, servicios,
agroindustria y minas), los inmensos grupos de distribución (Wal-Mart,
Carrefour, Tesco) y las sociedades financieras -grandes bancos, aseguradoras,
fondos de pensiones y hedge funds- cuyo «trabajo» consiste en valorizar
el dinero que se ha convertido en capital a causa de la centralización en sus
manos y, también, a «fabricarlo» mediante mecanismos crediticios que las
finanzas han puesto a su disposición".
Serfati
opta por mantener la categoría de capital financiero como
"analíticamente útil para estudiar la financiarización". "El capital financiero asume una dimensión doble. Es
un
sector institucional, hecho de empresas cuyo negocio se basa en la actividad financiera (la industria
financiera como distinta a la industria automotriz
o eléctrica).
Sin embargo, también es un proceso funcional mediante el cual el
dinero se convierte en capital (eso es, una cantidad de dinero generando más dinero que el monto original) para su propietario gracias a
sus avances como derechos de propiedad (acciones y préstamos bonos, crédito…) en el capitalismo contemporáneo,
esta
oportunidad funcional
no se restringe
a las instituciones bancarias y no bancarias (fondos mutuos,
de inversión, etc.). También se ofrece a los grupos industriales mediante la
tenencia de activos financieros u otros activos que generan rentas, que en
cuanto a esta oportunidad pueden ser considerados como componentes del capital
financiero". Se trataría, en este caso de
"centros financieros con actividades industriales, o como «una modalidad organizativa del capital financiero»” .
Chesnais recuerda que "los
estudios sobre la financiarización de los grupos industriales se han focalizado
en la colocación financiera de las ganancias en sus operaciones especulativas
en los mercados de derivados. Pero -dice- las dimensiones más importantes de su financiarización se
encuentran en […] la instalación por parte de los grupos de mecanismos de
apropiación de la plusvalía que fusionan
ganancia y renta en la producción industrial misma". Se trata de
"grandes grupos financieros con dominante industrial y comercial". En
estos grandes grupos se destacan las empresas transnacionalizadas (ETN) que
conforman cadenas de valor global
(CVG).
Se
trata, entonces, de una nueva fase del capitalismo, constituida por un conjunto
fenoménico de mecanismos de apropiación y
acumulación que se pueden distinguir de los propios del capitalismo industrial, al menos por el papel hegemónico que juega el sector del
capital financiero.
Conjunto
de fenómenos que, me parece, exceden los señalados por estos autores en esos
trabajos específicos. En particular por el papel relevante que juegan los
grandes flujos financieros en el nivel de las deudas llamadas soberanas, cuyo
impacto se muestra claramente en el valor de las monedas y el rol dependiente
de los grandes bancos centrales[11].
Asunto muy tratado por otros autores y que también concierne al modo de
apropiación y acumulación.
Se
trata, entonces, de un modo de apropiación y acumulación que se distingue por
sus mecanismos endógenos específicos. Vimos la referencia a la
"fabricación" de dinero mediante mecanismos crediticios (derivados,
futuros, etc.). Y a esos mecanismo crediticios podrían agregarse los del
crédito para el consumo[12],
generadores de deuda que operan como activos intangibles sobre los que se
construye buena parte de la industria financiera.
Activos
intangibles que, como señala Serfati, son de difícil o nula posibilidad de
valuación pero sin embargo se capitalizan, dando lugar a nuevas formas de propiedad[13].
La propiedad capitalista financiera. Apropiación del trabajo por otros medios,
además del salario. Y, en el caso del crédito para el consumo, a través de la
deuda, apropiación de la capacidad laboral futura.
Desde
el punto de vista de la ideología si la propiedad burguesa esconde y legitima,
como vimos, a la propiedad capitalista industrial, es ésta la que oculta y
justifica la propiedad capitalista financiera. La necesidad de las formas de esta
última se justifica como ineludible para la producción y el desarrollo cuando,
en realidad la producción es un apéndice
del capital financiero.
Cadenas de valor
global.
Recuerda
Chesnais, un estudio de la OCDE que las define como "el conjunto de las
actividades realizadas por una empresa para poner un producto al mercado, desde
su concepción hasta su utilización final. […] los progresos tecnológicos han
permitido la emergencia de las CVG pero la liberación de los intercambios y de
las inversiones tuvieron un rol". Rol que, señala el autor, se relaciona
directamente con las dimensiones de las finanzas.
Se
trata de empresas trasnacionales. Su actividad va desde los proyectos, la
investigación, el diseño, la manufactura, hasta el transporte, la distribución,
el arribo al consumidor y, en muchos casos, la financiación del consumo.
En
relación a los productos cuyo destino es el consumo inmediato, que se agotan
con él o en un término más o menos breve, como la indumentaria o los
electrodomésticos, se hallan las grandes cadenas de retail. Pero, sobre todo,
las de la industria alimentaria y, vinculado a ella todo lo relacionado a los
llamados agronegocios. A ellos se vinculan también las cadenas de los fármacos.
Vale decir, todo aquello que conforma el universo de los medios de subsistencia
básicos .
No
parecen responder a un único modelo de organización, pues ésta, así como las
figuras contractuales con que se realiza
el entramado de las actividades debe responder a las características a veces de
muy diversas actividades. "Aguas arriba" y "aguas abajo"
pueden participar empresas o individuos con autonomía jurídica en actividades
de provisión de bienes o en tercerización de servicios y tareas. Esto se
visualiza como una gran fragmentación y subcontratación.
Los trabajadores
en las cadenas.
La
deslocación, descentralización y externalización, las subcontrataciones y
tercerización son planteadas, en la literatura económica, a la vez como ahorro
de costos y como requerimiento de la globalización de la producción.
La
subcontrataciones y las formas de tercerización laboral son objeto de una amplia
literatura jurídica y en el año 2006 fue motivo de la Recomendación 198 de la
O.I.T.[14]
Por lo
común se destaca la precarización, inestabilidad, la disminución del nivel
salarial o remunerativo y la desprotección en materia de seguridad social.
Acá
interesa la situación del trabajador en estas nuevas formas de organización.
Formas de organización técnica de la producción comandadas, gobernadas por una
racionalidad económica no productiva sino financiera o productiva en función
del sector financiero.
En la
inmediatez de las relaciones, particularmente las laborales, el comando y la
pertenencia a una estrategia general, lo que provee unidad al proceso en manos
del sector financiero, aparece diluido, difumado.
Para
citar sólo una de las formas que algunos juristas denominan "paradependientes"
o "parasubordinado"[15],
entre otros términos, quiero señalar acá la triangulación. Se trata de
"trabajadores contratados
por una empresa proveedora que prestan servicios a un tercero a quien su
empleador le provee mano de obra […] Al externalizarse las empresas y recurrir
al subcontrato de fuerza de trabajo se
desvanece la representación del patrono"[16].
Pero, además, en muchos casos el trabajador aparece como
autónomo. " Otra de las notas que
caracterizan al trabajo independiente, es que se lleva a cabo por cuenta
propia. La nota de ajenidad no se halla
presente. Y esa ausencia de ajenidad se verifica tanto en los frutos cuanto
en los riesgos. A diferencia de lo que ocurre en el trabajo dependiente -en el
que el empleador se apropia de antemano de los frutos del trabajo llevado a
cabo por el prestador de tareas- el trabajador autónomo es el dueño de los
frutos, de los que se apropia, generados por su actividad; y, por tanto, es
quien asume los riesgos económicos de la ocupación que despliega"[17].
Muchas
de estas formas corresponden al sector de servicios que forman parte de CVG,
cuya importancia es cada vez más creciente, ya que su peso en el PBI en muchos
casos supera ampliamente el cincuenta por ciento del mismo. De allí que Ricardo
Antunes hable de una nueva morfología del
trabajo[18].
Independientemente
de constituir formas de encubrimiento fraudulento de la relación de dependencia,
como señalan los juristas, acá interesa el efecto ideológico de dilución del
carácter de clase de los propietarios de los medios de producción y de
subsistencia: el "desvanecimiento de la representación del patrono" y
la "ausencia de la nota de ajenidad" en la inmediatez de las
relaciones. Ausencia que hace aparecer al trabajador como propietario de lo que
hace o produce.
Sin
embargo, lo que en la inmediatez aparece enturbiado, la mirada de conjunto de
las cadenas globales nos ofrece un acercamiento a la clase social capitalista, dado el proceso de centralización y
concentración de acumulación de valor. Un especie de parcial
"encarnación" material. No
ahora como "prefiguración" o especie de punto de partida histórico de
un proceso incipiente, sino como resultado de un proceso muy desarrollado.
Podría
resultar paradójico. La mirada de conjunto que orientaba a Marx para afirmar y
demostrar que el salario, esa forma jurídica de remuneración, oculta que el
obrero no es propietario de nada, que la poseedora de los bienes de
subsistencia era la clase capitalista industrial, aparecía grosera pero
evidente en La Forestal, como hoy aparece en las sofisticadas CVG. Muy
claramente en las industrias del agronegocio y las alimentarias. Y, sin
embargo, a la vista de las relaciones aisladas e inmediatas de los trabajadores
su pertenencia a la clase capitalista como un atributo de ésta, aparece mucho
más oscura.
Las
formas de la aparente remuneración, que ya no son la de la compraventa de la
capacidad laboral, han oscurecido, puesto en la sombra la condición absoluta de
no-propietario del trabajador. Pero
es bastante evidente que cualquiera de los trabajadores vinculados, directa o
indirectamente, a la cadena de Wal- Mart podría abastecerse de casi todos los
medios de subsistencia en la propia cadena sin necesidad más que de un voucher, o una latita. Lo mismo vale
para Molinos o Cargill: la noria.
Marx: el obrero
atesorador y después.
En el célebre Capítulo
VI inédito Marx apuntaba hacia
alguna forma de generación ideológica del no-propietario como propietario.
En efecto, dice:
"El esclavo recibe en
especie los medios de subsistencia necesarios para su manutención, y esa
forma natural de los mismos está fijada, tanto en su género como en su volumen,
en valores de uso. El trabajador libre los recibe bajo la forma
de dinero, del valor de cambio, de la
forma social abstracta de la riqueza. Si bien el salario no es otra cosa, de
hecho, que la forma argentada o áurea o cúprica o papélica
adoptada por los medios de subsistencia necesarios, en la que incesantemente
tiene que resolverse -y el dinero opera aquí únicamente como forma evanescente
del valor de cambio, como simple medio de
circulación-, en la imaginación [del obrero] el objetivo y el resultado de
su trabajo siguen siendo empero la riqueza
abstracta, el valor de cambio, no
un valor de uso determinado, tradicional y localmente limitado. Es el obrero
mismo quien convierte el dinero en valores de uso cualesquiera, compra con él
tales o cuales mercancías, y como poseedor
de dinero, como adquirente de mercancías, se halla frente a los vendedores
de mercancías exactamente en la misma relación que todos los demás compradores.
Las condiciones de su existencia - así como la cuantía que tiene el valor del
dinero ganado por él - lo fuerzan desde luego a resolver ese dinero en un
círculo asaz restringido de medios de subsistencia. Aun así, es factible aquí
alguna variante, tal como, a modo de ejemplo, los periódicos se cuentan entre
los medios de subsistencia necesarios para el trabajador urbano inglés. El
obrero puede ahorrar algo, imaginarse que atesora"[19].
Puede
imaginarse que atesora. Imaginarse no solamente que es propietario de su fuerza
de trabajo sino que esa fuerza de trabajo se puede atesorar en forma de dinero
o de otros bienes. Merced a que los bienes de subsistencia que reparte el
capitalista para conservar su capacidad laboral tienen la forma argentada,
áurea, cúprica o papélica de dinero como pago de la misma, el salario. La forma
de remuneración, el contrato, constituye al obrero en propietario.
Nos
hallamos en el ámbito del consumo de
los bienes de subsistencia. Medios de subsistencia cuyas necesidades no son
absolutas sino variables. Para un obrero londinense, en la época de Marx, el
periódico formaba parte de ellos. Como quizá puedan serlo hoy los telefonitos
celulares en múltiples actividades.
Henry
Ford hizo del automóvil una necesidad, ampliando así el contenido material de
los bienes que se reparten en la noria de circulación del capital variable. Lo
hizo a través de la forma de los "altos
salarios" y el crédito para el
consumo. Transformó el "tesoro" en una deuda y, con ésta, aseguró
la venta anticipada de mano de obra futura. Al tiempo que aseguraba la
realización de las mercancías producidas aseguraba la disponibilidad de la
capacidad laboral que se transformaría
en el trabajo vivo, capaz de crear y acrecentar su valor. Y ello convertía al
obrero en propietario de un carruaje automotor.
Propiedad
débil, patrimonio matemáticamente igual a cero. Paridad del debe y el haber. Sólo
desbalanceada a medida que va entregando su fuerza de trabajo viva ya
comprometida, embargada de antemano.
El
salario, ahora asociado al crédito para el consumo, evidencia así su carácter
de anticipo de bienes de subsistencia, que "el
salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista
compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva" y que, en
definitiva "no es que el obrero compre medios de subsistencia […],
sino que los medios de subsistencia compran al obrero para incorporarlo a los
medios de producción".
Sin
embargo los obreros de Ford eran propietarios del tesoro de un modelo T. "The Tin Lizzie.", la lata confiable como le llamaron, fue
mucho más que una revolución productiva, fue una revolución ideológica, la del
obrero propietario. De otra lata. Y otra forma de propiedad, la de la deuda.
El
cenit del capitalismo industrial. Un automóvil en cada casa.
Pero el
crédito para el consumo no termina allí, recién comienza. Otro capitalismo, el
financiero se valdrá de él.
El 16
de diciembre de 2003 George W. Bush proclama la American Dream Downpayment Act: "Este gobierno se esfuerza
constantemente porque promovamos una sociedad
de propiedad en los Estados Unidos.
Queremos que más personas sean propietarias"[20].
Los propietarios a los que se refería Bush II fueron los que
tomaron hipotecas para adquirir sus viviendas, condición de vida revocable,
sujeta al pago de por vida bajo pena de desahucio.
Las tristemente célebres hipotecas subprime.
La compra de un bien inmueble a crédito garantizada con
hipoteca es una figura muy antigua, como se sabe. Lo nuevo fue la magnitud y el
hecho de que se trataba de una operación exclusivamente financiera. Tanto en
Estados Unidos como poco después en España con su burbuja.
El 14 de marzo de 2007 la Asociación de Bancos Hipotecarios
reveló que el número de contratos impagos ascendía a seis millones por un total
de 600.000 millones de dólares.
Es decir seis millones
de propietarios-deudores. Clientes de "alto riesgo", familias de
trabajadores en su mayor parte afroamericanas y latinas. Sobre esta
"propiedad" se construyó la "ingeniería financiera", se
fabricó dinero.
Sólo la forma contractual
había convertido en propietarios de inmuebles a millones de trabajadores.
Propietarios imaginarios, como el atesorador de Marx.
Pobres
propietarios. Emprendedores y franquiciados.
A lo
largo del texto hemos visto diversos fenómenos ideológicos encubriendo
determinaciones materiales económicas. Tanto en las formas de propiedad
capitalista, en el modo de apropiación del trabajo, como en la de los
portadores de la fuerza de trabajo apropiada. En las primeras como forma de
legitimación, en las segundas como formas generadas en las figuras
jurídico-contractuales.
Así la
propiedad burguesa mercantil fundada en la propiedad de las mercancías como
productos del trabajo personal intercambiados en el mercado como equivalentes,
legitima y oculta la propiedad capitalista industrial. En tanto esta última
legitima y oculta la propiedad financiera, derivando fondos de la producción
hacia el sector financiero, como señalan Chesnais y Serfati para las CVG[21].
Entre
los no-propietarios desapropiados, las formas jurídico-contractuales encubren a
ellos mismos su des-posesión constituyéndolos en la determinación formal de
propietarios.
Al
aparecer como vendedores de su capacidad laboral asumen el papel de propietarios
bajo la forma de la propiedad mercantil burguesa, como un productor privado
independiente que acude al mercado.
Al
aparecer como compradores de bienes, a través del préstamo para el consumo, se
consolida su carácter de propietarios privados de algo más que su capacidad
laboral, como cualquier burgués. Aburguesamiento.
Las
nuevas formas de contratación y remuneración lo acercan al carácter imaginario
de incipiente capitalista industrial, el empresario emprendedor.
Lo que
es el resultado del debilitamiento de la organización fordista de la
producción, de una verdadera revolución productiva, la producción global y -
respondiendo al dominio capitalista-, los procesos de tercerización y
precarización de los trabajadores, se presenta como un mundo abierto de
probabilidades de prosperidad personal.
El término emprendedor parece poseer un
significado oscilante, a veces vinculado a las innovaciones y otras a la
producción o provisión de servicios como trabajador autónomo o, en ocasiones,
asociados. Casos paradigmáticos parecen ser, en las innovaciones, las
vinculadas a la informática y en la producción o , las franquicias.
La
bibliografía habla del "sujeto
emprendedor" al que se le atribuyen virtuosas cualidades que
benefician tanto a él mismo como a la sociedad[22].
La
precarización se transforma en "una capacidad de
aprovechar las situaciones de crisis para generar nuevas posibilidades"[23].
Esa capacidad para aprovechar su
precarización se materializa en " un dispositivo
moral
que otorga sentido a las prácticas económicas individuales en términos de «una
aventura»,
«de la asunción del riesgo» y «la preeminencia del placer sobre el estoicismo
del trabajador fordista». El individuo
emprendedor no solo debe y puede tomar el destino en sus manos, sino que
haciendo esto último, genera beneficios colectivos[24].
Todo ello responde a un "conjunto
de cambios se desarrolla en un doble proceso de profundas transformaciones estructurales
del capitalismo, por un lado, y una notable permutación en los principios de
legitimación del sistema, por el otro. En primer lugar, este fenómeno se
manifestó en el paso del modelo de producción fordista a un nuevo modelo de
producción robotizada, flexible y diversificada. En segundo término, se puede identificar
la aparición de un «nuevo espíritu del capitalismo» […]; un nuevo discurso que
reemplaza la justificación de validez y confianza en sistema económico vigente.
De esta forma, se describe la aparición, en las últimas décadas, de una nueva
cosmovisión que nutre el conjunto de elementos éticos que inspiran a los
empresarios en sus acciones a favor del capital"[25].
En
definitiva el sujeto emprendedor no aparece ya como alguien que intercambia su
capacidad laboral por los medios de subsistencia, sino como quien asume el
riesgo de una aventura placentera que genera beneficios colectivos, bajo el
nuevo espíritu capitalista.
Esta es la ideología fomentada
que sobrevuela el "emprendedorismo" cuyos efectos sería bueno
calibrar. "La imagen del emprendedor es sumamente
efectiva y atrayente porque articula una visión romántica de la vida con una
visión formalista y utilitarista"[26].
Quizá
la imagen más perfeccionada de esa articulación encarne en el emprendedor
franquiciado, pues éste a sus atributos añade un capitalito, producto de algún atesoramiento o una indemnización por despido, cuando no
algún préstamo, a veces del mismo franquiciador. Lo que lo convierte en deudor.
Un deudor capitalista comercial o industrial.
Su
no-propiedad se reviste entonces de la ideología de la propiedad capitalista
subordinada al sector financiero.
Es
probable que muchos de estos propietarios constituyan las nuevas clases medias
tan mentadas, las clases cuasi medias.
Asunto
para tener en cuenta, quizás, cuando se habla de pobreza y desigualdad.
Las
determinaciones ideales del trabajo no parecen ser inocuas.
Edgardo
Logiudice
mayo de
2015
[1]
AGAMBEN, Giorgio. Signatura rerum. Sobre
el método. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2009, pág. 42.
[2]
MARX, Carlos. Trabajo asalariado y
capital. En MARX, Carlos; ENGELS, Federico; Obras Escogidas, Buenos Aires, 1957, Cartago. Págs. 48, 49, 50.
[3]
MARX, Karl. Elementos fundamentales para
la crítica de la Economía Política. Borrador 1857-1858. volumen 2, Buenos
Aires, 1972, Siglo XXI, Pág. 199.
[4]
MARX, Karl. El Capital. Libro I, Capítulo
VI inédito. Buenos Aires, 1971, Siglo XXI, Pág. 34.
[5]
MARX, K. Íd.ant. pág. 35.
[6]
MARX, K. Íd.ant. pág. 36.
[7]
LOGIUDICE, Edgardo. Marx y el siervo
propietario. Conjeturas y serendipias. Revista Herramienta n° 51, Buenos
Aires, Octubre 2012, pág. 177.
[8]
MARX, Karl. Elementos fundamentales para
la crítica de la Economía Política. Borrador 1857-1858. volumen 2. Op.cit.
pág.200.
[9] SERFATI, Claude. Dimensiones Financieras de la Empresa
Transnacional: Cadena Global de Valor e Innovación Tecnológica. Ola Financiera, Unam, N° 4,
Sept-dic 2009, pág.111.
http://www.olafinanciera.unam.mx/new_web/04/pdfs/Serfati-OlaFin-4.pdf
[10] CHESNAIS, François. Notas sobre el momento actual del capitalismo (primera parte). Revista Herramienta Web, n° 16,
febrero 2015. http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-16/notas-sobre-el-momento-actual-del-capitalismo-primera-parte
[11]
Respecto al impacto de la deuda pública en la moneda puede evocarse la actual
cuestión de la deuda griega respecto al euro, como tantas devaluaciones
emergentes de las bancarrotas soberanas, entre ellas la argentina. En relación
a la proyección temporal es elocuente que México, después de Bolivia y China,
haya emitido bonos a 100 años, un siglo, tres generaciones, para pagar deuda
contraída por la generación anterior. Sobre el tema LOGIUDICE, E. La deuda, las deudas. Revista
Herramienta n° 55, Buenos Aires, Primavera 2014, pág. 123.
[12]
Respecto al impacto económico del crédito para el consumo es acelerado el
crecimiento del endeudamiento de hogares que, en Inglaterra arriba al 159% de
los ingresos. Estas deudas significan "expectativas de ganancia", es
decir un bien intangible sobre el que se alza una cadena de apalancamientos que
fabrican dinero.
[13]
Sobre las nuevas formas de propiedad, LOGIUDICE, E. El marxismo y la propiedad privada ¿Hay una nueva propiedad privada? Herramienta
Web n° 9, agosto 2011. http://www.herramienta.com.ar/revista-web/herramienta-web-9
[14] O.I.T. R198 - Recomendación sobre la relación de trabajo, 2006 . http://www.ilo.org/dyn/normlex/en/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO:12100:P12100_INSTRUMENT_ID:312535:NO
[15]
CAPARRÓS, Fernando Javier. Ámbito
personal del derecho del trabajo nuevas fronteras entre el trabajo autónomo y
el trabajo dependiente en la argentina. I Congreso Regional “El
Estado de la Ciencia del Derecho en América Latina”, 2013. Facultad de Derecho UBA.
http://www.derecho.uba.ar/institucional/programasinternacionales/fernando-javier-caparros-uba-ambito-personal-del-derecho-del-trabajo.pdf
[16] HERNÁNDEZ, Carmen Añez. Subcontratacion
y triangulación laboral: relaciones encubiertas. Revista Venezolana de Análisis de
Coyuntura, 2012, Vol. XVIII, No. 2 (jul-dic), pp. 163-177.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=36426153003
[17]
CAPARRÓS, Fernando Javier. Op.cit.
[18] ANTUNES, Ricardo. En entrevista en Instituto
Humanitas Unisinos dice: "Trata-se
da classe que apresenta uma nova
morfologia do trabalho onde estão presentes o operariado industrial, o
operariado agrícola, os trabalhadores de serviços, mas também os trabalhadores
da agroindústria, os trabalhadores dos serviços industriais, de tal modo que aí
entram os metalúrgicos, os bancários, trabalhadores do cultivo da cana, da
produção e corte de aves e suínos para exportação, do call center (que são mais
de 1,6 milhão no Brasil — com alto componente de feminização da força de
trabalho), da indústria hoteleira, do comércio, de hipermercados. Por exemplo,
o “wallmartismo” passou a ser uma expressão usada
para definir este novo jovem proletariado ultraexplorado que trabalha no setor
de serviços (hipermercados). O nosso desafio é compreender o sentido
abrangente, contemporâneo, heterogêneo e diferenciado que compõe a classe trabalhadora hoje. http://www.ihu.unisinos.br/entrevistas/541939-o-trabalho-que-estrutura-o-capital-desestrutura-a-sociedade-entrevista-especial-com-ricardo-antunes 24 de
abril de 2015
[19]
MARX, Karl. El Capital. Libro I, Capítulo
VI inédito. Buenos Aires, 1971, Siglo XXI, Pág. 70.
[20]
http://georgewbush-whitehouse.archives.gov/news/releases/2003/12/20031216-9.es.html
[21]
Más en general, por fuera del ámbito de las empresas, el propio Grupo Banco
Mundial a través de la Corporación Financiera Internacional respalda la
formación de mercados financieros con grupos de fondos privados bajo la forma
de inversión para la producción. Con la consigna del desarrollo para mitigar el
hambre apoya explícitamente las inversiones en agronegocios, cuyo destino final
son los commodities, como producto financiero. El slogan finanzas para el
desarrollo significa desarrollo
productivo limitado a las finanzas.
[22] PEREYRA, Diego. Notas
para una sociología de la cultura emprendedora. En Creatividad e
innovación aplicadas al desarrollo emprendedor: experiencias de la Red
Latinoamericana de Buenas Prácticas de Cooperación Universidad Empresa /Simón
González y Eduardo Matozo - 1a ed. - Santa Fe: Universidad Nacional del
Litoral,2013. E-Book.
https://www.google.com.ar/?gws_rd=ssl#q=Creatividad+e+innovaci%C3%B3n+aplicadas+al+desarrollo+emprendedor:+experiencias+de+la+Red+Latinoamericana+de+Buenas+Pr%C3%A1cticas+de+Cooperaci%C3%B3n+Universidad+Empresa
[23]
Creatividad
e innovación aplicadas al desarrollo emprendedor: experiencias de la Red
Latinoamericana de Buenas Prácticas de Cooperación Universidad Empresa. Introducción, pág.9.
[24]
PEREYRA D., Op.cit.
[25]
Íd.ant.
[26] Íd.ant. "La literatura sobre los emprendedores fue configurando una
definición del emprendedorismo que resulta del agregado de características y
atributos de un tipo ideal de individuo que introduce innovaciones y maximiza
los resultados de un proyecto propio o colectivo […] Este conjunto de
habilidades incluye diferentes dimensiones psicológicas y sociales que acercan
su figura a un héroe carismático: confianza, optimismo, organización,
pragmatismo, independencia, seguridad, valentía, aprendizaje, flexibilidad,
creatividad, disciplina, autoridad, fortaleza, iniciativa, competitividad,
curiosidad, determinación,
vocación, pasión […]".
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