domingo, 10 de mayo de 2015

La propiedad del trabajo. Numismática de la Forestal y paradigmas de Agamben.













"los sábados adelanta plata a los obreros, pero la plata consiste en unas ruedas de lata que se supone que valen un peso; el que gana va a la proveeduría a convertirlas; pero le dicen que las latas no son dinero y que no se convierten sino en mercaderías".
Bialet Massé, Juan.  Informe sobre el Estado de las Clases Obreras Argentinas I.
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985. Pág. 125.





Latas paradigmáticas.

Si atendemos a Agamben el paradigma es una forma de conocimiento analógica. No hay en ella un origen, se mueve de singularidad en singularidad. El objetivo es hacer inteligible fenómenos emparentados. "No son  hipótesis a través de las cuales se intenta explicar la modernidad, reconduciéndola a algo así como una causa o un origen histórico"[1]. Una analogía, entiendo, que puede poner de relieve algo poco advertido y, en ese sentido hacerlo inteligible, otorgarle un sentido distinto al aparente. No lo explica, ilumina el escenario o, quizá mejor, destaque las letras de los códices.  Una analogía que no reduce el presente al pasado, ni hace del pasado el presente.

Una lata, una especie de moneda de bronce con la que pagaba La Forestal a los obrajeros de Villa Guillermina, tenía su valor inscripto "1 kilo carne",  otras 5 Kg., otras 10 Kg. Las había "en mercaderías" sin distinción. Y alguna, muy elocuente, "Vale por un día de trabajo".
Se trata de signos de valor: vale.    
Pero si, como también afirma Agamben, las signaturas exceden el significado del signo, la excedencia nos puede servir de base para la analogía. La medida temporal de trabajo equivale a mercaderías, un kilo, cinco o diez de carne. Forma rústica, embrionaria del salario. Forma de trueque simbólico, porque "las latas no son dinero". No hay venta de la fuerza de trabajo, ni intercambio.
Quien "adelanta la plata a los obreros" era el aviador,  quién proveía los avíos. Un empleado de La Forestal, ésta adelantaba los avíos, los medios de subsistencia a los obreros, y los medios de subsistencia  estaban en la proveeduría de la misma empresa.
No hay venta de la capacidad laboral. Sólo una rústica forma de lata, que no es dinero, aparenta mediar entre el trabajo y el capital. Tosca apariencia de intercambio, donde no lo hay.
El obrajero no es propietario de la fuerza de trabajo porque no la vende. Debe trabajar porque le adelantan los medios de subsistencia, en forma de latitas de bronce o de latón. Otras veces a través de la libreta del "fiado" mensual con el membrete de La Forestal
Todo es propiedad de la empresa. En relación al obrero no hay compra ni venta. No hay intercambio.
Se trata de una noria en la que la empresa adelanta los medios de subsistencia para que los trabajadores reproduzcan su fuerza de trabajo que la empresa consume en la producción apenas interrumpida fugazmente por una latita.



Marx, 1847.
Marx, 1857-1858.     
Marx, 1863-1866.

1847.-  

El obrero pertenece a la clase capitalista en su conjunto.
La venta de la fuerza de trabajo es una apariencia.
El salario es la cantidad de carne, de ropa, de leña, una parte de las mercancías que éste entrega a cambio de una jornada de trabajo.

¿Qué es el salario? […] al parecer, el capitalista les compra a los obreros su trabajo con dinero. Ellos le venden por dinero su trabajo. Pero esto no es más que la apariencia. […] Con el mismo dinero […] el capitalista podía haber comprado dos libras de azúcar o una determinada cantidad de otra mercancía. […] Al entregarle dos marcos, el capitalista le entrega, a cambio de su jornada de trabajo, la cantidad correspondiente de carne, de ropa de leña, de luz, etc. […] el capitalista no paga este salario del dinero que ha de obtener […] sino de un fondo de dinero que tiene de reserva. […] Por tanto, el salario no es la parte del obrero en la mercancía que él produce. El salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva. […]. [El obrero] no pertenece a tal o cual capitalista, sino a la clase capitalista en conjunto […]”[2].


1857-1858.-

El salario es la forma dinero que el capitalista reparte continuamente entre los mismos obreros para que vuelva a sus manos.

"El capital paga, por ejemplo, semanalmente el salario; el obrero lleva este salario al almacenero, éste lo deposita [en el banco del fabricante que le vendió la mercadería]; y la semana siguiente el fabricante lo retoma del banquero para repartirlo de nuevo entre los mismos trabajadores, etc. y así sucesivamente" [Subr.EL][3].

1863-1866.-

a) La relación entre el capitalista y el obrero no es una relación entre poseedores de mercancías.
La compraventa de la capacidad laboral aparece si sólo atendemos a la determinación formal en la esfera de la circulación aislada de la producción.

"[…] la transformación del dinero en capital se descompone en dos procesos autónomos, que […] existen separadamente el uno del otro. El primer proceso pertenece a la esfera de circulación […] Trátase de la compraventa de la capacidad de trabajo. El segundo proceso consiste en el consumo de la capacidad de trabajo adquirida […]. El primer proceso, la compraventa de la capacidad de trabajo, sólo nos muestra al capitalista y al obrero como comprador y vendedor de una mercancía. Lo que distingue al obrero de otros vendedores es sólo la naturaleza específica, el valor de uso de la mercancía vendida por él. Pero el valor de uso peculiar […] no modifica en absoluto la determinación formal […] Por consiguiente para demostrar que la relación entre el capitalista y el obrero es tan sólo una relación entre poseedores de mercancías […] basta aislar el primer proceso y atenerse al carácter formal. Ese sencillo juego de manos no llega al nivel de brujería, pero constituye todo el acopio de sapiencia a disposición de la economía vulgar"[4].

b) La premisa es que el obrero es un no-propietario.
La clase capitalista en su conjunto es la poseedora de todos los medios de subsistencia.
Ellos se enfrentan al obrero como propiedad ajena.

"La premisa es que el obrero trabaja como no-propietario y que las condiciones de su trabajo se le enfrentan como propiedad ajena. Que el capitalista n° I sea poseedor de dinero y le compre al capitalista n° II, poseedor de medios de producción, esos mismos medios, mientras que el obrero con el dinero recibido del capitalista n° I compra medios de subsistencia al capitalista n° III, no altera absolutamente en nada el hecho de que los capitalistas n° I, II y III son en su conjunto los poseedores exclusivos del dinero, los medios de producción y los medios de subsistencia"[5].

c) El capitalista es la personificación de los medios de subsistencia ajenos.
Los medios de subsistencia personificados compran al obrero.

"El adquirente de capacidad de trabajo es meramente la personificación de trabajo objetivado, el cual cede a los obreros una parte de sí mismo bajo la forma de medios de subsistencia a fin de incorporar a su otra parte la capacidad viva de trabajo y, merced a esta incorporación, conservarse íntegramente así mismo y crecer por encima de su medida originaria. No es que el obrero compre medios de subsistencia y medios de producción, sino que los medios de subsistencia compran al obrero para incorporarlo a los medios de producción"[6] .



La noria.

Sólo en el ámbito de la circulación el trabajador asalariado aparece como propietario. Propietario aparente en tanto se manifiesta como comprando y vendiendo. Esa compraventa aparente es la que constituye al no-propietario como si fuese propietario.  Es propietario porque aparece comprando y vendiendo. Aparece así en el acto aislado de los individuos singulares, en actos de intercambio formal
Parece evidente que para Marx el ámbito de las determinaciones materiales se ubica en la producción, que es el lugar dónde desarrolla la apropiación efectiva del trabajo, de la fuerza del trabajo vivo, de la capacidad de trabajo puesta en acto. Sólo allí la forma dinero del capital variable es verdaderamente capital, valor que se valoriza.
Un objetivo de Marx, enunciado ya en 1844, es desbrozar los elementos jurídicos en las categorías económicas de la economía vulgar[7]. Son éstos los que confieren a ellas su carácter ideológico. No son ni más ni menos que elaboraciones que reflejan relaciones sociales que poseen ya tal carácter, es decir relaciones materiales cuyo componente epistemológico oculta, alude y, a la vez, elude las determinaciones materiales.
En una formación social de matriz mercantil, como es el capitalismo industrial, la aparente interrupción del ciclo general en la que aparece el contrato, es decir la forma del intercambio, es ineludible, necesaria, para que el dinero se convierta en capital. Sin la apropiación de la capacidad laboral, el dinero no es capital, sólo lo es cuando funde el trabajo vivo con el trabajo muerto. Y es esa forma de intercambio, efímera, fugaz la que otorga al asalariado su carácter de "propietario", tanto de su fuerza de trabajo como de los medios de subsistencia. Fantasma de propiedad en el conjunto del movimiento de la noria de reproducción y acumulación. Cosa que se hace evidente si, como lo hace Marx, se concibe a los capitalistas como una sola clase, abstrayendo sus ramas, sus sectores y su "individualización" jurídica  o, lo que es lo mismo, como personificación del trabajo objetivado, tanto en medios de producción como de subsistencia. Medios de subsistencia que el capital no tiene más remedios que "ceder de sí".
Pero esa cesión de sí de trabajo objetivado en medios de subsistencia se realiza a través de una "venta" en dinero, así como la "compra" de la capacidad laboral. Se trata de la propiedad de las mercancías y la propiedad de las mercancías es la propiedad mercantil, la propiedad burguesa, no capitalista industrial. La propiedad burguesa es la forma ideológica que reviste la propiedad capitalista industrial.  

En la tosca forma de apropiación del trabajo del obraje, en nuestro caso La Forestal, ésta procede como una sola clase, por eso se hace más evidente la continuidad de la noria. Y la rudimentaria "moneda" de lata, delata lo que realmente representa el salario, tanto en su forma de venta como de compra. Formas no desarrolladas, prefiguraciones se diría, que apenas recubren el carácter de no-propietario del trabajador porque la forma de remuneración, la forma de apropiación, no alcanza a cumplir su función ideológica.



El monumento de papel.





Monumentos, en su tercera acepción, lo son tanto los de bronce como los de papel.
Las "latas" y el papel moneda de La Forestal, también de varias denominaciones.
La inscripción en el anverso de un billete dice: "La Administración de la Colonia Ocampo Pagará al portador por el presente vale Cincuenta Centavos Moneda Nacional por trabajos. Villa Ocampo. Enero 1° de 1888". Sobre impreso N° 09197 Serie A. Hay una firma.
Por ello se dijo que se trataba de un estado dentro de otro Estado. También porque hasta tenía sus propias fuerzas de seguridad: los "cardenales" o "colorados".

Elocuente. Estos monumentos de papel eran signos de valor del trabajo.
Advierte Agamben, evocando los zodiacales, que los signos pueden poseer cierto significado de presagio.
La industria forestal hoy fabrica papel, por entonces en el Norte argentino fabricaba durmientes. Destino y desatino del quebracho colorado. El negocio era el ferrocarril y ese fue el origen de La Forestal:  “The Forestal Land, Timber & Railways Co. Ltda”. El de hoy son las papeleras. A la depredación se añade el envenenamiento.
La Forestal también "fabricaba" papel, en forma de dinero. Cuasi monedas dirían los creadores de Patacones, Lecop y, en el Chaco nada menos que los Quebracho. No menos fabricadas que la "moneda fiduciaria" que Nixon impuso al mundo con el abandono de los acuerdos de Bretton Woods en 1971. Réplicas.

La utilización de las réplicas de moneda de La Forestal se justificó en la escasez de circulante en moneda acuñada por el Estado nacional. En realidad eran de curso forzoso dentro del "territorio" de la empresa.
Y como forma dinero del capital variable no salía nunca de lo que Marx llamaba la "pequeña circulación". Circula siempre en la noria de los medios de subsistencia y la renovación de la capacidad laboral. Vale por mercaderías y vale por trabajos.
Falsa o auténtica, mientras circula es buena. Y nadie andaba mordiendo el papel, como los piratas la moneda. El obrajero, si le alcanzaba para carne y yerba, no iba a andar averiguando el origen de la ceca.

" La pequeña circulación entre el capital y la capacidad de trabajo. Esta circulación acompaña el proceso de producción y aparece como un contrato, intercambio, forma de intercambio, supuesto bajo el cual se emprende el proceso de producción. La parte del capital que entra en esta circulación -los medios de subsistencia- es el capital circulante por excelencia"[8].

Pequeña circulación que oculta en su forma el proceso del trabajo vivo en acto, conservador y creador de valor: el capital industrial. Titularizado en acciones que producían dividendos, como el quebracho tanino. Dividendos que, transformados en libras esterlinas que, hasta 1931, se podían convertir en oro. Forma solidificada y tangible del trabajo de peones y hacheros. Forma tangible del trabajo apropiado a través del monumento de papel que señalaba su valor.

El territorio de Las Forestales hoy parece ser global, sin fronteras territoriales.    
 

Propiedad capitalista financiera.


15. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece?
                                 1. Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario…
Mateo, 20

No parece haber un uso unánimemente aceptado del término financiarización, cuyo origen más destacado es atribuido a Harry Magdoff y Paul Sweezy. Recibe entonces varios significados.
Con alguna variante Claude Serfati[9] y François Chesnais[10] distinguen un sentido vinculado al papel de las finanzas en la producción de otro ceñido a las operaciones especulativas en los mercados de derivados. Lo que se suele llamar ingeniería financiera.

Chesnais, poniendo el acento en el primer sentido, señala la existencia de una situación sistémica específica, una fase histórica específica del capitalismo.  
La especificidad del proceso consiste en una "acumulación financiera propiamente dicha", que "se desarrolla mediante el juego de apropiación y crecimiento endógeno que le son propios". Así "El capital financiero constituye un bloque diferenciado. Está compuesto por los llamados «grupos industriales» (producción manufacturera, servicios, agroindustria y minas), los inmensos grupos de distribución (Wal-Mart, Carrefour, Tesco) y las sociedades financieras -grandes bancos, aseguradoras, fondos de pensiones y hedge funds- cuyo «trabajo» consiste en valorizar el dinero que se ha convertido en capital a causa de la centralización en sus manos y, también, a «fabricarlo» mediante mecanismos crediticios que las finanzas han puesto a su disposición".

Serfati opta por mantener la categoría de capital financiero como "analíticamente útil para estudiar la financiarización".  "El          capital financiero asume una dimensión doble.  Es un sector institucional, hecho de empresas cuyo negocio se basa en la actividad financiera (la industria  financiera  como distinta  a la industria  automotriz  o eléctrica).  Sin embargo, tambn es un proceso funcional mediante el cual el dinero se convierte en capital (eso es, una cantidad de dinero generando más dinero que el monto original) para su propietario gracias a sus avances como derechos de propiedad (acciones y préstamos bonos, crédito…) en el capitalismo           contemponeo, esta oportunidad  funcional  no se restringe  a las instituciones bancarias y no bancarias (fondos mutuos, de inversión, etc.). También se ofrece a los grupos industriales mediante la tenencia de activos financieros u otros activos que generan rentas, que en cuanto a esta oportunidad pueden ser considerados como componentes del capital financiero". Se trataría, en este caso de   "centros financieros con actividades industriales, o como «una modalidad organizativa del capital financiero» .
 Chesnais recuerda que "los estudios sobre la financiarización de los grupos industriales se han focalizado en la colocación financiera de las ganancias en sus operaciones especulativas en los mercados de derivados. Pero -dice- las dimensiones más importantes de su financiarización se encuentran en […] la instalación por parte de los grupos de mecanismos de apropiación de la plusvalía que fusionan ganancia y renta en la producción industrial misma". Se trata de "grandes grupos financieros con dominante industrial y comercial". En estos grandes grupos se destacan las empresas transnacionalizadas (ETN) que conforman cadenas de valor global (CVG).

Se trata, entonces, de una nueva fase del capitalismo, constituida por un conjunto fenoménico de mecanismos de apropiación y acumulación que se pueden distinguir de los propios del capitalismo industrial, al menos por el papel hegemónico que juega el sector del capital financiero.
Conjunto de fenómenos que, me parece, exceden los señalados por estos autores en esos trabajos específicos. En particular por el papel relevante que juegan los grandes flujos financieros en el nivel de las deudas llamadas soberanas, cuyo impacto se muestra claramente en el valor de las monedas y el rol dependiente de los grandes bancos centrales[11]. Asunto muy tratado por otros autores y que también concierne al modo de apropiación y acumulación.
Se trata, entonces, de un modo de apropiación y acumulación que se distingue por sus mecanismos endógenos específicos. Vimos la referencia a la "fabricación" de dinero mediante mecanismos crediticios (derivados, futuros, etc.). Y a esos mecanismo crediticios podrían agregarse los del crédito para el consumo[12], generadores de deuda que operan como activos intangibles sobre los que se construye buena parte de la industria financiera.
Activos intangibles que, como señala Serfati, son de difícil o nula posibilidad de valuación pero sin embargo se capitalizan, dando lugar a nuevas formas de propiedad[13]. La propiedad capitalista financiera. Apropiación del trabajo por otros medios, además del salario. Y, en el caso del crédito para el consumo, a través de la deuda, apropiación de la capacidad laboral futura.  

Desde el punto de vista de la ideología si la propiedad burguesa esconde y legitima, como vimos, a la propiedad capitalista industrial, es ésta la que oculta y justifica la propiedad capitalista financiera. La necesidad de las formas de esta última se justifica como ineludible para la producción y el desarrollo cuando, en realidad la producción es un apéndice del capital financiero.   



Cadenas de valor global.


Recuerda Chesnais, un estudio de la OCDE que las define como "el conjunto de las actividades realizadas por una empresa para poner un producto al mercado, desde su concepción hasta su utilización final. […] los progresos tecnológicos han permitido la emergencia de las CVG pero la liberación de los intercambios y de las inversiones tuvieron un rol". Rol que, señala el autor, se relaciona directamente con las dimensiones de las finanzas.
Se trata de empresas trasnacionales. Su actividad va desde los proyectos, la investigación, el diseño, la manufactura, hasta el transporte, la distribución, el arribo al consumidor y, en muchos casos, la financiación del consumo.

En relación a los productos cuyo destino es el consumo inmediato, que se agotan con él o en un término más o menos breve, como la indumentaria o los electrodomésticos, se hallan las grandes cadenas de retail. Pero, sobre todo, las de la industria alimentaria y, vinculado a ella todo lo relacionado a los llamados agronegocios. A ellos se vinculan también las cadenas de los fármacos. Vale decir, todo aquello que conforma el universo de los medios de subsistencia básicos .  

No parecen responder a un único modelo de organización, pues ésta, así como las figuras contractuales  con que se realiza el entramado de las actividades debe responder a las características a veces de muy diversas actividades. "Aguas arriba" y "aguas abajo" pueden participar empresas o individuos con autonomía jurídica en actividades de provisión de bienes o en tercerización de servicios y tareas. Esto se visualiza como una gran fragmentación y subcontratación.

Los trabajadores en las cadenas.

La deslocación, descentralización y externalización, las subcontrataciones y tercerización son planteadas, en la literatura económica, a la vez como ahorro de costos y como requerimiento de la globalización de la producción.
La subcontrataciones y las formas de tercerización laboral son objeto de una amplia literatura jurídica y en el año 2006 fue motivo de la Recomendación 198 de la O.I.T.[14]
Por lo común se destaca la precarización, inestabilidad, la disminución del nivel salarial o remunerativo y la desprotección en materia de seguridad social.

Acá interesa la situación del trabajador en estas nuevas formas de organización. Formas de organización técnica de la producción comandadas, gobernadas por una racionalidad económica no productiva sino financiera o productiva en función del sector financiero.
En la inmediatez de las relaciones, particularmente las laborales, el comando y la pertenencia a una estrategia general, lo que provee unidad al proceso en manos del sector financiero, aparece diluido, difumado.
Para citar sólo una de las formas que algunos juristas denominan "paradependientes" o "parasubordinado"[15], entre otros términos, quiero señalar acá la triangulación. Se trata de
"trabajadores contratados por una empresa proveedora que prestan servicios a un tercero a quien su empleador le provee mano de obra […] Al externalizarse las empresas y recurrir al subcontrato de fuerza de trabajo se desvanece la representación del patrono"[16].
Pero, además, en muchos casos el trabajador aparece como autónomo. " Otra de las notas que caracterizan al trabajo independiente, es que se lleva a cabo por cuenta propia. La nota de ajenidad no se halla presente. Y esa ausencia de ajenidad se verifica tanto en los frutos cuanto en los riesgos. A diferencia de lo que ocurre en el trabajo dependiente -en el que el empleador se apropia de antemano de los frutos del trabajo llevado a cabo por el prestador de tareas- el trabajador autónomo es el dueño de los frutos, de los que se apropia, generados por su actividad; y, por tanto, es quien asume los riesgos económicos de la ocupación que despliega"[17].
Muchas de estas formas corresponden al sector de servicios que forman parte de CVG, cuya importancia es cada vez más creciente, ya que su peso en el PBI en muchos casos supera ampliamente el cincuenta por ciento del mismo. De allí que Ricardo Antunes hable de una nueva morfología del trabajo[18].
Independientemente de constituir formas de encubrimiento fraudulento de la relación de dependencia, como señalan los juristas, acá interesa el efecto ideológico de dilución del carácter de clase de los propietarios de los medios de producción y de subsistencia: el "desvanecimiento de la representación del patrono" y la "ausencia de la nota de ajenidad" en la inmediatez de las relaciones. Ausencia que hace aparecer al trabajador como propietario de lo que hace o produce.

Sin embargo, lo que en la inmediatez aparece enturbiado, la mirada de conjunto de las cadenas globales nos ofrece un acercamiento a la clase social capitalista, dado el proceso de centralización y concentración de acumulación de valor. Un especie de parcial "encarnación" material.  No ahora como "prefiguración" o especie de punto de partida histórico de un proceso incipiente, sino como resultado de un proceso muy desarrollado.

Podría resultar paradójico. La mirada de conjunto que orientaba a Marx para afirmar y demostrar que el salario, esa forma jurídica de remuneración, oculta que el obrero no es propietario de nada, que la poseedora de los bienes de subsistencia era la clase capitalista industrial, aparecía grosera pero evidente en La Forestal, como hoy aparece en las sofisticadas CVG. Muy claramente en las industrias del agronegocio y las alimentarias. Y, sin embargo, a la vista de las relaciones aisladas e inmediatas de los trabajadores su pertenencia a la clase capitalista como un atributo de ésta, aparece mucho más oscura.
Las formas de la aparente remuneración, que ya no son la de la compraventa de la capacidad laboral, han oscurecido, puesto en la sombra la condición absoluta de no-propietario del trabajador. Pero es bastante evidente que cualquiera de los trabajadores vinculados, directa o indirectamente, a la cadena de Wal- Mart podría abastecerse de casi todos los medios de subsistencia en la propia cadena sin necesidad más que de un voucher, o una latita. Lo mismo vale para Molinos o Cargill: la noria.      


Marx: el obrero atesorador y después.


En el célebre Capítulo VI inédito  Marx apuntaba hacia alguna forma de generación ideológica del no-propietario como propietario.
En efecto, dice:
"El esclavo recibe en especie los medios de subsistencia necesarios para su manutención, y esa forma natural de los mismos está fijada, tanto en su género como en su volumen, en valores de uso.  El trabajador libre los recibe bajo la forma de dinero, del valor de cambio, de la forma social abstracta de la riqueza. Si bien el salario no es otra cosa, de hecho, que la forma argentada o áurea o cúprica o papélica adoptada por los medios de subsistencia necesarios, en la que incesantemente tiene que resolverse -y el dinero opera aquí únicamente como forma evanescente del valor de cambio, como simple medio de circulación-, en la imaginación [del obrero] el objetivo y el resultado de su trabajo siguen siendo empero la riqueza abstracta, el valor de cambio, no un valor de uso determinado, tradicional y localmente limitado. Es el obrero mismo quien convierte el dinero en valores de uso cualesquiera, compra con él tales o cuales mercancías, y como poseedor de dinero, como adquirente de mercancías, se halla frente a los vendedores de mercancías exactamente en la misma relación que todos los demás compradores. Las condiciones de su existencia - así como la cuantía que tiene el valor del dinero ganado por él - lo fuerzan desde luego a resolver ese dinero en un círculo asaz restringido de medios de subsistencia. Aun así, es factible aquí alguna variante, tal como, a modo de ejemplo, los periódicos se cuentan entre los medios de subsistencia necesarios para el trabajador urbano inglés. El obrero puede ahorrar algo, imaginarse que atesora"[19].

Puede imaginarse que atesora. Imaginarse no solamente que es propietario de su fuerza de trabajo sino que esa fuerza de trabajo se puede atesorar en forma de dinero o de otros bienes. Merced a que los bienes de subsistencia que reparte el capitalista para conservar su capacidad laboral tienen la forma argentada, áurea, cúprica o papélica de dinero como pago de la misma, el salario. La forma de remuneración, el contrato, constituye al obrero en propietario.

Nos hallamos en el ámbito del consumo de los bienes de subsistencia. Medios de subsistencia cuyas necesidades no son absolutas sino variables. Para un obrero londinense, en la época de Marx, el periódico formaba parte de ellos. Como quizá puedan serlo hoy los telefonitos celulares en múltiples actividades.
Henry Ford hizo del automóvil una necesidad, ampliando así el contenido material de los bienes que se reparten en la noria de circulación del capital variable. Lo hizo a través de la forma de los "altos salarios" y el crédito para el consumo. Transformó el "tesoro" en una deuda y, con ésta, aseguró la venta anticipada de mano de obra futura. Al tiempo que aseguraba la realización de las mercancías producidas aseguraba la disponibilidad de la capacidad  laboral que se transformaría en el trabajo vivo, capaz de crear y acrecentar su valor. Y ello convertía al obrero en propietario de un carruaje automotor.
Propiedad débil, patrimonio matemáticamente igual a cero. Paridad del debe y el haber. Sólo desbalanceada a medida que va entregando su fuerza de trabajo viva ya comprometida, embargada de antemano.
El salario, ahora asociado al crédito para el consumo, evidencia así su carácter de anticipo de bienes de subsistencia, que "el salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva" y que, en definitiva "no es que el obrero compre medios de subsistencia […], sino que los medios de subsistencia compran al obrero para incorporarlo a los medios de producción".

Sin embargo los obreros de Ford eran propietarios del tesoro de un modelo T. "The Tin Lizzie.", la lata confiable como le llamaron, fue mucho más que una revolución productiva, fue una revolución ideológica, la del obrero propietario. De otra lata. Y otra forma de propiedad, la de la deuda.
El cenit del capitalismo industrial. Un automóvil en cada casa.

Pero el crédito para el consumo no termina allí, recién comienza. Otro capitalismo, el financiero se valdrá de él.

El 16 de diciembre de 2003 George W. Bush proclama la American Dream Downpayment Act: "Este gobierno se esfuerza constantemente porque promovamos una sociedad de propiedad en los Estados Unidos. Queremos que más personas sean propietarias"[20].
Los propietarios a los que se refería Bush II fueron los que tomaron hipotecas para adquirir sus viviendas, condición de vida revocable, sujeta al pago de por vida bajo pena de desahucio.
Las tristemente célebres hipotecas subprime.
La compra de un bien inmueble a crédito garantizada con hipoteca es una figura muy antigua, como se sabe. Lo nuevo fue la magnitud y el hecho de que se trataba de una operación exclusivamente financiera. Tanto en Estados Unidos como poco después en España con su burbuja.
El 14 de marzo de 2007 la Asociación de Bancos Hipotecarios reveló que el número de contratos impagos ascendía a seis millones por un total de 600.000 millones de dólares.
Es decir seis millones de propietarios-deudores. Clientes de "alto riesgo", familias de trabajadores en su mayor parte afroamericanas y latinas. Sobre esta "propiedad" se construyó la "ingeniería financiera", se fabricó dinero.
Sólo la forma contractual había convertido en propietarios de inmuebles a millones de trabajadores. Propietarios imaginarios, como el atesorador de Marx.   


Pobres propietarios. Emprendedores y franquiciados.

A lo largo del texto hemos visto diversos fenómenos ideológicos encubriendo determinaciones materiales económicas. Tanto en las formas de propiedad capitalista, en el modo de apropiación del trabajo, como en la de los portadores de la fuerza de trabajo apropiada. En las primeras como forma de legitimación, en las segundas como formas generadas en las figuras jurídico-contractuales.
Así la propiedad burguesa mercantil fundada en la propiedad de las mercancías como productos del trabajo personal intercambiados en el mercado como equivalentes, legitima y oculta la propiedad capitalista industrial. En tanto esta última legitima y oculta la propiedad financiera, derivando fondos de la producción hacia el sector financiero, como señalan Chesnais y Serfati para las CVG[21].

Entre los no-propietarios desapropiados, las formas jurídico-contractuales encubren a ellos mismos su des-posesión constituyéndolos en la determinación formal de propietarios.
Al aparecer como vendedores de su capacidad laboral asumen el papel de propietarios bajo la forma de la propiedad mercantil burguesa, como un productor privado independiente que acude  al mercado.
Al aparecer como compradores de bienes, a través del préstamo para el consumo, se consolida su carácter de propietarios privados de algo más que su capacidad laboral, como cualquier burgués. Aburguesamiento.

Las nuevas formas de contratación y remuneración lo acercan al carácter imaginario de incipiente capitalista industrial, el empresario emprendedor.
Lo que es el resultado del debilitamiento de la organización fordista de la producción, de una verdadera revolución productiva, la producción global y - respondiendo al dominio capitalista-, los procesos de tercerización y precarización de los trabajadores, se presenta como un mundo abierto de probabilidades de prosperidad personal.
        
 El término emprendedor parece poseer un significado oscilante, a veces vinculado a las innovaciones y otras a la producción o provisión de servicios como trabajador autónomo o, en ocasiones, asociados. Casos paradigmáticos parecen ser, en las innovaciones, las vinculadas a la informática y en la producción o , las franquicias.
La bibliografía habla del "sujeto emprendedor" al que se le atribuyen virtuosas cualidades que benefician tanto a él mismo como a la sociedad[22].
La precarización se transforma en "una capacidad de aprovechar las situaciones de crisis para generar nuevas posibilidades"[23].
Esa capacidad para aprovechar su precarización se materializa en " un dispositivo
moral que otorga sentido a las prácticas económicas individuales en términos de «una
aventura», «de la asunción del riesgo» y «la preeminencia del placer sobre el estoicismo
del trabajador fordista». El individuo emprendedor no solo debe y puede tomar el destino en sus manos, sino que haciendo esto último, genera beneficios colectivos[24].
Todo ello responde a un "conjunto de cambios se desarrolla en un doble proceso de profundas transformaciones estructurales del capitalismo, por un lado, y una notable permutación en los principios de legitimación del sistema, por el otro. En primer lugar, este fenómeno se manifestó en el paso del modelo de producción fordista a un nuevo modelo de producción robotizada, flexible y diversificada. En segundo término, se puede identificar la aparición de un «nuevo espíritu del capitalismo» […]; un nuevo discurso que reemplaza la justificación de validez y confianza en sistema económico vigente. De esta forma, se describe la aparición, en las últimas décadas, de una nueva cosmovisión que nutre el conjunto de elementos éticos que inspiran a los empresarios en sus acciones a favor del capital"[25].
En definitiva el sujeto emprendedor no aparece ya como alguien que intercambia su capacidad laboral por los medios de subsistencia, sino como quien asume el riesgo de una aventura placentera que genera beneficios colectivos, bajo el nuevo espíritu capitalista.
Esta es la ideología fomentada que sobrevuela el "emprendedorismo" cuyos efectos sería bueno calibrar. "La imagen del emprendedor es sumamente efectiva y atrayente porque articula una visión romántica de la vida con una visión formalista y utilitarista"[26].

Quizá la imagen más perfeccionada de esa articulación encarne en el emprendedor franquiciado, pues éste a sus atributos añade un capitalito, producto de algún atesoramiento  o una indemnización por despido, cuando no algún préstamo, a veces del mismo franquiciador. Lo que lo convierte en deudor. Un deudor capitalista comercial o industrial.
Su no-propiedad se reviste entonces de la ideología de la propiedad capitalista subordinada al sector financiero.

Es probable que muchos de estos propietarios constituyan las nuevas clases medias tan mentadas, las clases cuasi medias.
Asunto para tener en cuenta, quizás, cuando se habla de pobreza y desigualdad.
Las determinaciones ideales del trabajo no parecen ser inocuas.


Edgardo Logiudice
mayo de 2015





[1] AGAMBEN, Giorgio. Signatura rerum. Sobre el método. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2009, pág. 42.
[2] MARX, Carlos. Trabajo asalariado y capital. En MARX, Carlos; ENGELS, Federico; Obras Escogidas, Buenos Aires, 1957, Cartago. Págs. 48, 49, 50.
[3] MARX, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la Economía Política. Borrador 1857-1858. volumen 2, Buenos Aires, 1972, Siglo XXI, Pág. 199.
[4] MARX, Karl. El Capital. Libro I, Capítulo VI inédito. Buenos Aires, 1971, Siglo XXI, Pág. 34.
[5] MARX, K. Íd.ant. pág. 35.
[6] MARX, K. Íd.ant. pág. 36.
[7] LOGIUDICE, Edgardo. Marx y el siervo propietario. Conjeturas y serendipias. Revista Herramienta n° 51, Buenos Aires, Octubre 2012, pág. 177.
[8] MARX, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la Economía Política. Borrador 1857-1858. volumen 2. Op.cit. pág.200.
[9] SERFATI, Claude. Dimensiones Financieras de la Empresa Transnacional: Cadena Global de Valor e Innovación Tecnológica. Ola Financiera, Unam, N° 4, Sept-dic 2009, pág.111. http://www.olafinanciera.unam.mx/new_web/04/pdfs/Serfati-OlaFin-4.pdf
[10] CHESNAIS, François. Notas sobre el momento actual del capitalismo (primera parte). Revista Herramienta Web, n° 16, febrero 2015. http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-16/notas-sobre-el-momento-actual-del-capitalismo-primera-parte
               
[11] Respecto al impacto de la deuda pública en la moneda puede evocarse la actual cuestión de la deuda griega respecto al euro, como tantas devaluaciones emergentes de las bancarrotas soberanas, entre ellas la argentina. En relación a la proyección temporal es elocuente que México, después de Bolivia y China, haya emitido bonos a 100 años, un siglo, tres generaciones, para pagar deuda contraída por la generación anterior. Sobre el tema LOGIUDICE, E. La deuda, las deudas. Revista Herramienta n° 55, Buenos Aires, Primavera 2014, pág. 123.
[12] Respecto al impacto económico del crédito para el consumo es acelerado el crecimiento del endeudamiento de hogares que, en Inglaterra arriba al 159% de los ingresos. Estas deudas significan "expectativas de ganancia", es decir un bien intangible sobre el que se alza una cadena de apalancamientos que fabrican dinero.
[13] Sobre las nuevas formas de propiedad, LOGIUDICE, E. El marxismo y la propiedad privada ¿Hay una nueva propiedad privada? Herramienta Web n° 9, agosto 2011. http://www.herramienta.com.ar/revista-web/herramienta-web-9

[14] O.I.T. R198 - Recomendación sobre la relación de trabajo, 2006 . http://www.ilo.org/dyn/normlex/en/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO:12100:P12100_INSTRUMENT_ID:312535:NO

[15] CAPARRÓS, Fernando Javier.  Ámbito personal del derecho del trabajo nuevas fronteras entre el trabajo autónomo y el trabajo dependiente en la argentina. I Congreso Regional “El Estado de la Ciencia del Derecho en América Latina”, 2013. Facultad de Derecho UBA.
http://www.derecho.uba.ar/institucional/programasinternacionales/fernando-javier-caparros-uba-ambito-personal-del-derecho-del-trabajo.pdf
[16] HERNÁNDEZ, Carmen Añez. Subcontratacion y triangulación laboral: relaciones encubiertas.  Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2012, Vol. XVIII, No. 2 (jul-dic), pp. 163-177.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=36426153003
[17] CAPARRÓS, Fernando Javier. Op.cit.

[19] MARX, Karl. El Capital. Libro I, Capítulo VI inédito. Buenos Aires, 1971, Siglo XXI, Pág. 70.
[20] http://georgewbush-whitehouse.archives.gov/news/releases/2003/12/20031216-9.es.html
[21] Más en general, por fuera del ámbito de las empresas, el propio Grupo Banco Mundial a través de la Corporación Financiera Internacional respalda la formación de mercados financieros con grupos de fondos privados bajo la forma de inversión para la producción. Con la consigna del desarrollo para mitigar el hambre apoya explícitamente las inversiones en agronegocios, cuyo destino final son los commodities, como producto financiero. El slogan finanzas para el desarrollo significa desarrollo productivo limitado a las finanzas.  
[22] PEREYRA, Diego. Notas para una sociología de la cultura emprendedora. En Creatividad e innovación aplicadas al desarrollo emprendedor: experiencias de la Red Latinoamericana de Buenas Prácticas de Cooperación Universidad Empresa /Simón González y Eduardo Matozo - 1a ed. - Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral,2013. E-Book.
https://www.google.com.ar/?gws_rd=ssl#q=Creatividad+e+innovaci%C3%B3n+aplicadas+al+desarrollo+emprendedor:+experiencias+de+la+Red+Latinoamericana+de+Buenas+Pr%C3%A1cticas+de+Cooperaci%C3%B3n+Universidad+Empresa
[23] Creatividad e innovación aplicadas al desarrollo emprendedor: experiencias de la Red Latinoamericana de Buenas Prácticas de Cooperación Universidad Empresa. Introducción, pág.9.
[24] PEREYRA D., Op.cit.
[25] Íd.ant.
[26] Íd.ant. "La literatura sobre los emprendedores fue configurando una definición del emprendedorismo que resulta del agregado de características y atributos de un tipo ideal de individuo que introduce innovaciones y maximiza los resultados de un proyecto propio o colectivo […] Este conjunto de habilidades incluye diferentes dimensiones psicológicas y sociales que acercan su figura a un héroe carismático: confianza, optimismo, organización, pragmatismo, independencia, seguridad, valentía, aprendizaje, flexibilidad, creatividad, disciplina, autoridad, fortaleza, iniciativa, competitividad, curiosidad, determinación,
vocación, pasión […]".

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